Lunes 22 de abril 2024

La lluvia reactivó el Curacó

Redaccion 06/08/2020 - 21.45.hs

Lenta, casi imperceptiblemente, el río Curacó volvió a correr hasta llegar durante las últimas horas a su desembocadura en el río Colorado, en la zona de Pichi Mahuida. La reactivación del viejo cauce resulta un episodio poco habitual y ha sido consecuencia de las recientes lluvias, por lo que también será un escurrimiento transitorio, que menguará hasta desaparecer de no producirse nuevas precipitaciones.
Unos 80 milímetros de agua caídos en las últimas dos semanas drenaron hasta formar un flujo constante, que se convirtió en un pequeño arroyo sobre el cauce seco, fluyendo muy lentamente hacia su desembocadura. La humedad del fenómeno provocó también una reacción de la vegetación circundante, cuyos nuevos brotes reverdecieron rápidamente los campos cercanos.
Extremo terminal de la extensa cuenca hidrográfica del Desaguadero Salado Chadileuvú, el río Curacó, el menos conocido de los ríos pampeanos, refleja en su poca actividad la enorme y desequilibrada actividad antrópica que se realiza en los tramos superior y medio de la cuenca, donde el agua de los ríos es quitada del cauce y usada en su totalidad con fines agrícolas, humanos y, en menor medida, industriales y mineros.
Esta modificación de su régimen natural ha hecho que la normalidad del río sea su no actividad, su falta total de escurrimiento. La esporádica activación del cauce y su conexión con el río Colorado -a la altura del paraje Pichi Mahuida-, es un hecho poco habitual y motivo de atención y de reclamos.
La descarga en el Colorado se produce aguas abajo de la toma del Acueducto del Río Colorado para evitar que la enorme carga salina que lleva el Curacó ingrese al ducto que aprovisiona a miles de pampeanos.
Esta carga salina, que por momentos alcanza el tenor de una salmuera, es producto de sus características propias pero también de la intensa utilización del agua en el resto de la cuenca.
Su llegada al Colorado es motivo de atención porque aún cuando el caudal sea pequeño, el tenor salino es tan alto que genera complicaciones en las localidades ribereñas de las provincias de La Pampa, Río Negro y Buenos Aires.
Años atrás existió al sur del río Colorado una compuerta que se conoció como Tapón de Alonso. Su función era retener los eventuales escurrimientos del Curacó para evitar que lleguen al Colorado. Esto significaba convertir a una amplia superficie del suroeste pampeano en un «área de sacrificio» de la contaminación que provocaban las otras provincias.
Esta barrera había sido impuesta por el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (Coirco) y mantenida pese a las quejas pampeanas. Fue el ex gobernador Carlos Verna quien dio la orden de eliminar la compuesta y dejar que el escurrimiento, cuando lo hay, avance sin ningún obstáculo en dirección al Colorado. La colocación o no de una nueva compuerta, sostuvo Verna en ese momento y mantuvieron los gobernadores que lo sucedieron, está condicionada a un debate profundo de la gestión de toda la cuenca, donde el manejo de los ríos beneficie no solo a las provincias de aguas arriba sino también a las de aguas abajo, tal el caso de La Pampa.

 

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