Lunes 22 de abril 2024

La primera chofera del Poder Judicial

«¡Ah!, ¡vos manejás…!», un poco sorprendidas -gratamente extrañadas, podría decirse-, la jueza y sus dos cercanas colaboradoras advirtieron que, distinto a lo que sucedía cada vez, esta vez no iba a ser un hombre el que conduciría el vehículo correspondiente al Poder Judicial. «Sí, yo manejo… Me llamo Elba González», se presentó la chofera. La primera y única mujer que se desempeña en ese puesto en aquel poder del Estado. Sí, claro que sí, toda una agradable sorpresa.
Camisa impecablemente blanca, trajecito de saco y pantalón negro, la mujer hizo su tarea con seguridad y esmero. El Volkswagen Bora, hábilmente conducido por Elba, maniobró perfectamente por la ciudad y llevó a las funcionarias a su destino: «Creo que estaban muy contentas con eso, y me felicitaron… Ahí un poco me di cuenta lo que estoy haciendo. La jueza era Susana Fernández, y las otras dos funcionarias Marcia Cantinari y Carina Ganuzza», precisó la chofera.

 

La primera chofera.
Se trata de la única mujer -la primera- hoy formalmente cumpliendo una tarea que, hasta aquí, solamente llevaron adelante los hombres. Y bien que vale la pena destacarlo.
Porque en las demás reparticiones, hasta hace muy poquito, la totalidad de los choferes eran varones… en los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Fue en octubre último que esa excepcionalidad se rompió… aunque hasta ahora el dato sólo alcance para afirmar que no sería más que la circunstancia que confirma la regla, y que hay que insistir para que sean muchas más las que cumplan con ese trabajo. Elba González es chofera del área de Maestranza de la Justicia Provincial.

 

Algunas excepciones.
Cabe reconocer que, eventualmente, en la Policía provincial se ha podido ver algunas oficiales o suboficiales mujeres que se ponen al mando de un patrullero. Pero son las menos.
Es verdad también -y así nos lo comentaba la directora de Tránsito, Guillermina Castro- que en esa repartición de la Municipalidad de Santa Rosa, hay algunas motoristas y damas que también conducen autos.
Pero la generalidad -y la certeza- es que el 99% del parque automotor oficial está en manos de hombres. Y a esta altura hay que expresar que no está bien, claro que no.

 

No es la regla.
Se advierten pequeños avances en los trabajos que tienen que ver con el manejo de vehículos y su relación con mujeres, pero todavía se observan notorias inequidades. Puede ser que en lo cotidiano, en lo que sería el ámbito familiar o social -si se quiere- sí hay muchas a las que se las puede ver al volante de un auto.
También cabe decir que en Santa Rosa hay algunas conduciendo taxis, pero todavía son la excepción y están bien lejos de ser la regla, o al menos de ocupar espacios más importantes.
Y ni hablar de conductoras de vehículos de gran porte, como podrían ser los ómnibus de los transportes urbanos o de media o larga distancia, donde su ausencia resulta absoluta. ¿O conoce usted, amigo lector, alguna excepcionalidad?

 

Mejor que muchos hombres.
Pero es más… si observamos empresas privadas y preguntamos si tienen mujeres como choferas, también se podrá notar que brillan por su ausencia… Aunque algunas singularidades hay, como es el caso de la Redacción de este diario que tiene desarrollando la tarea de conducir un vehículo -transportando periodistas y fotógrafos-, desde hace varios meses, a nuestra compañera de trabajo Ana Carina Valenzuela que, hay que reconocerlo, conduce mejor que muchos de los hombres del diario.
Pero no es fácil observar en las calles otras chicas que lo hagan. No se las ve en esos vehículos que se utilizan para acarrear mercaderías, o los que tienen que realizar distintas diligencias, o trasladar a alguien a un determinado lugar. Esos son, por lo general, varones.

 

El 99% de hombres.
¿Y en la Administración Pública Provincial, en los distintos poderes del Estado, qué sucede? Sí, acertó: el 99,99% de los conductores son… varones. Claro que sí.
Está bien probado que la discriminación también se da en el ámbito laboral, más allá que se pueda indicar que algo está cambiando, aunque todavía no sea suficiente.
Por otra parte resulta claro que las empresas de transporte público, en su inmensa mayoría no contratan mujeres, lo que ha motivado en algunas ciudades incluso planteos judiciales que llegaron hasta la Corte Suprema de Justicia. Y aún cuando el máximo organismo judicial de la Nación se ha expedido a favor de la igualdad de oportunidades y la imposición de un cupo femenino para cubrir el 30% de la plantilla, ellas siguen excluidas.

 

Elba, la chofera.
Pero por aquí, por suerte, algo va cambiando. Elba Graciela González entró a trabajar en la Justicia provincial hace cinco años, en el sector de Maestranza: «Me tocaba servir café, llevar algún expediente… pero siempre me preguntaba por qué no había mujeres que manejaran los vehículos oficiales… Sólo lo hacían los hombres», contó.
Cuando se hicieron cargo de Servicios Generales de la Ciudad Judicial Guillermo Saverio como jefe, y Humberto Dino Abona como subjefe, «preguntaron qué queríamos hacer… y como en mi legajo yo había manifestado que me interesaba manejar insistí en contestar eso… me pusieron en una lista y a la semana me dijeron que sí y empecé», explica.

 

Era ordenanza.
Elba vive desde hace 17 años en Santa Rosa, y hace cinco que trabaja en el Poder Judicial. «Sí, me convocaron para trabajar de ordenanza, pero enseguida me pregunté por qué solamente hombres manejando. Un día necesitaron gente y me preguntaron si quería y dije que sí y quedé en ese listado, hasta que me convocaron. ¿Mi tarea? Llevar a cualquier funcionario, repartir oficios… desde octubre soy chofera, y de verdad estoy muy contenta», agrega.

 

Desde Doblas.
Es hija de una familia numerosa de Doblas… son nada menos que 10 hermanos, «y yo soy la número 8. Mi papá se llamaba Manuel González y era trabajador rural; mamá se llama Dora Moreno, y es ama de casa. En un tiempo vivimos en el campo, pero después ya nos fuimos al pueblo… de las seis mujeres que somos fui la que siempre quise salir, no porque no quiera a Doblas, porque de hecho allí siguen mis hermanos y mi mamá, y voy bastante seguido», dice Elba.
Hizo la primaria en la Escuela 83 de su localidad, y la secundaria en el Nocturno, «en el Aquiles José Regazzoli», dice. Y cuenta sobre su vida en familia: «Por suerte siempre vivimos bien, aunque éramos muchos… teníamos casa propia, vehículo… pero en eso papá era de los que decían que manejar era para los varones», sonríe ante el recuerdo Elba.

 

Su esposo también maneja.
Está casada con Raimundo Di Pietro -desde hace muchos años también chofer del Poder Judicial-; y tienen un hijo, Manuel (16) que está en quinto año de la EPET que -cuenta la mamá- «es apasionado por los autos… ahora en el colegio hace Mecánica y supongo que el día de mañana tal vez haga la carrera de ingeniería electrónica, o algo relacionado», completa.
Narra que conoció a Raimundo en Doblas, «a través de amigos en común, nos casamos y me vine. Hoy vivimos en el barrio Procrear, detrás de la Circunvalación. Tenía 29 años cuando llegué a Santa Rosa… trabajé un tiempo en casas de familia, cuatro en un jardín de infantes, hasta que ingresé al Poder Judicial».

 

Cuando no se animaba.
Sería su esposo quien la impulsó a que aprendiera a manejar: «Sí, porque me compró un Fiat Uno ’98… hace de esto unos 6 años, y el auto estuvo varios meses parado en el patio de casa… Cada tanto mi hijo lo cambiaba de lugar, pero yo no me animaba… Un día Raimundo me dijo: ‘O manejás o lo vendemos’; así que fui e hice un curso, pero además me ayudó una compañera de mi esposo, Romina Lomoro, que me hizo andar por el centro de la ciudad y me dio mucha confianza. Y aprendí muy bien», señala.

 

El Club de Autos Antiguos.
Y de tal manera se compenetró Elba que hoy es socia del Club de Autos Antiguos. Ella, Raymundo y su hijo Manuel: «Sí, he manejando hasta Ford A -dice con una amplia sonrisa-, y con mi esposo y mi hijo tenemos una coupé Renault Fuego y un Fiat 1.500 original (no tocaron nada) impecable. Además participamos en eventos», completa.
Sobre la actividad en el Club de Autos Antiguos explica que colabora «en todo lo que haga falta… Me gusta lo que sea y tengo herramientas para soldar y de herrería, aunque ahora la soldadora la agarró mi hijo», señala.
Después manifiesta que «con Raimundo y Manuel estamos todo el fin de semana juntos, nos gusta lo mismo y compartimos todo. En el club hace 15 años que estamos… nos juntamos de lunes a viernes, y nosotros vamos todos los días. Ahora, el 21 y 22 hay un evento vintage de aquí a Uriburu, y va a participar Manuel con su tío, Alberto», informa.

 

Más chicas manejando.
«¿Qué me comentaron mis amigas? Se alegraron: ‘qué coraje!’ me dijeron… porque es cierto que fue como entrar en algo que ninguna mujer se iba a poder meter. Pero en mi trabajo los compañeros son muy buenos, si bien yo a su vez soy muy respetuosa… y ellos lo son conmigo. Pero bueno… me parece que ya no hay tantos ambientes exclusivos de hombres, debería haber más chicas manejando. En lo personal, si bien estoy muy pero muy contenta tengo un perfil totalmente bajo… esto lo tomo naturalmente, con orgullo pero sin alardes», concluye. (M.V.)

 

«Son más responsables».
Contra aquella estigmatización que frecuentemente los hombres hacían sobre una mujer conduciendo un auto, hay que decir que algunas estadísticas estarían dando cuenta que, en general, en el tránsito, tienen mejor comportamiento que los varones.
«Son más responsables cumpliendo las normas y no se pelean en las calles como los varones», sostuvo un veterano inspector de tránsito.
Algunos números de la Agencia Nacional de Seguridad Vial indican que en los controles de alcoholemia los varones representaron el 87% de los infractores, y las mujeres el 13%. En relación con la utilización del cinturón de seguridad la mayoría de las mujeres -alrededor del 60%- cumplen con la normativa, y en menor medida lo hacen los varones.
En cuanto a daños y amenazas en la vía pública, una estimación arrojó que de 170 situaciones solamente tres mujeres estuvieron involucradas.
En Santa Rosa, algunos datos muy a la ligera arrojan que la cantidad de infracciones constatadas son mayormente cometidas por hombres.
No obstante hay que decir que la discriminación subsiste, y que todavía existen varones que a viva voz apelan a descalificaciones machistas que -a esta altura- no tienen ninguna razón de ser. Hay muchas damas que manejan mejor y son más cuidadosas… y no está mal admitirlo.

 

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