Miércoles 17 de abril 2024

La primera en el Balseiro

Redaccion 28/01/2020 - 05.34.hs

El Instituto Balseiro es una de las instituciones más importantes del país en lo relativo a enseñanza de grado y posgrado de las carreras de física, ingeniería nuclear e ingeniería mecánica. La unidad académica está integrada al Centro Atómico Bariloche y fue creada en 1955. Desde su creación, Graciela Bertolino es la primera mujer que ocupará un cargo en una de las vicedirecciones de la institución.
La cúpula que dirige el Balseiro se compone por Mariano Cantero, director; Daniel Domínguez, vicedirector del área de Ciencias y Graciela Bertolino, vicedirectora en el área de Ingeniería.
Bertolino tiene 48 años y es docente del Instituto e investigadora del Conicet. Luego de doctorarse estuvo viviendo en Francia y trabajando en CNRS, el equivalente francés del Conicet. En 2008 fue repatriada, «quería, como muchos de nosotros, devolverle al país y al Estado argentino un poquito de todo lo que me había dado», aseguró Bertolino en una entrevista con el diario porteño Página12.
Su designación, junto con las de Ana Franchi frente a la presidencia del Conicet, y Susana Mirassou en el INTA, innovan en ámbitos que históricamente fueron dirigidos por hombres. «Muchas, por la presión cultural, directamente se autocensuran; se bloquean y no divisan que en su futuro profesional pueden llegar a desempeñar determinadas tareas asociadas con este campo», afirmó Bertolino, que es ingeniera nuclear.

 

Cuestión de género.
Sobre esta situación, Bertolino explicó que piensa que en muchos casos, por una cuestión cultural, surge una «autocensura» de parte de mujeres que se encuentran muy capacitadas para dirigir cargos jerárquicos, aunque afirmó que «también es comprensible que puede resultar difícil moverse en ambientes mayoritariamente masculinos y generar un clima de cordialidad, propicio para el trabajo. La sociedad, felizmente, está cambiando y acepta que las mujeres empiecen a emerger como protagonistas en cargos jerárquicos que en el pasado no ocupaban».
Desde su experiencia, contó que «en las entrevistas de ingreso al Instituto Balseiro existe una mesa con varios profesionales. Los estudiantes suelen pensar que soy la psicóloga porque creen que, como soy la única mujer, debería tener esa profesión y ocupar un lugar de apoyo. De modo que es cultural: tanto los jóvenes como los profesionales consagrados arrastran y reproducen estereotipos muy marcados».

 

Formación.
Bertolino contó que su acercamiento al Instituto Balseiro fue de manera fortuita. «En aquella época había unas publicidades de TV que invitaban a los jóvenes a formarse allí y supongo que me sentí cautivada. Corrían los 80 y finalizaba la dictadura. Antes no había tanta información como hay ahora, tanto acceso a datos; así que me agarré de eso por casualidad y terminó bien», aseguró.
La nueva vicedirectora del Balseiro recordó que cuando empezó a estudiar ingeniería solo eran tres mujeres, y detalló que en la actualidad sólo el 10 por ciento del estudiantado esta compuesto por mujeres. «Tiene que ver, desde mi perspectiva, con una trama estructural; los modos con los cuales criamos a las niñas y los niños. Creo que la mejor manera disponible con la que contamos es tratar de hacer un buen trabajo y, para aquellos que todavía no lo tienen muy en claro, demostrar que podemos hacer cualquier tipo de trabajo con la misma calidad que lo haría cualquier hombre», afirmó.
Sobre la preponderancia de hombres en las carreras relacionadas con ingeniería, la profesional insistió en que «es una cuestión cultural, no existe ningún argumento de corte biológico o genético que pueda utilizarse como pretexto. En las matemáticas está científicamente probado que las mujeres son tan buenas como los hombres», explicó.

 

Balseiro.
El Instituto Balseiro está directamente asociado con prestigio y alta calidad profesional. En muchas ocasiones se lo ha vinculado a un lugar donde sólo acceden estudiantes de sectores altos de la sociedad. Sobre esto, Bertolini afirmó que «puede que históricamente se haya visto como un lugar reservado para elites, pero no estoy muy de acuerdo con ese enfoque. Creo, más bien, que es un sitio en el que se forman jóvenes con ganas de estudiar y trabajar, de dedicarse de lleno a la ciencia y a la tecnología. Se requiere de una constancia de estudio y esmero importante, pero ello no implica que solo aceptemos a genios. No creemos en esa idea, sino más bien tendemos a valorar muchísimo el esfuerzo», aseguró.

 

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