Miércoles 17 de abril 2024

"Las mujeres salvamos nuestra soberanía"

Redacción 11/06/2019 - 00.37.hs

El pasado martes se cumplieron 24 años de la gestación del Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha, una organización nacional que nació en Winifreda y evitó que miles de hectáreas sean rematadas durante la década de los 90. El movimiento marcó un hito también porque fue encabezado por mujeres, quienes se corrieron del tradicional estereotipo que las encasillaba en las tareas hogareñas y tomaron las riendas de una lucha contra el modelo neoliberal que comenzaba a asentarse en nuestro país.

 

La pionera del movimiento fue la pampeana Lucy de Cornelis, quien a pesar de su edad recuerda todos los detalles del conflicto que la enfrentó contra el gobierno nacional y los grandes empresarios del campo.
"Fue un 3 de junio de 1995", recuerda sobre el comienzo de la organización. "El 27 de mayo vino el rematador por mis cosas, después de haber trabajado tanto, nos íbamos a quedar sin nada", relató a LA ARENA.
Ante la difícil situación que atravesaba con su familia, Lucy decidió que todo lo que habían logrado con mucho esfuerzo no se lo iban a llevar los grandes bancos. Su primer acción fue contar por la radio que "que trabajar y comprarse un tractor era impagable" y "te llevaba todo lo que habías construido en tantos años".
Lucy también llevó su reclamo, y el de muchas mujeres, a Eduardo Castex y a la capital pampeana. Al regresar a su pueblo, "los teléfonos sonaban de toda La Pampa" para contarle historias similares. "Siempre me pregunto por qué yo fui la que hice el primer paso, porque todas estábamos igual en toda la República. Yo digo que es una misión que Dios me dio, y muy fuerte porque fueron muchas cosas que pasamos después y había que ser muy fuerte para resistir todo eso", reflexionó.

La primera asamblea.
El 3 de junio de 1995 se desarrolló en el Club de Winifreda la primera asamblea, donde participaron 300 mujeres de La Pampa. Lucy expresó que minutos antes de iniciar le pidió a su hija que traiga la bandera argentina y el Himno Nacional, que luego convertirían en los símbolos del Movimiento.
"Ese club estaba desbordado de gente y fue muy duro porque cada uno contaba su experiencia y todos estábamos en la misma circunstancia". Allí se decidió fundar la organización y se resolvió, como primera medida, realizar un petitorio de ocho puntos en donde se solicitaba la suspensión de los remates y la cancelación de los intereses de las deudas, que incrementaron increíblemente el monto.
Las mujeres fueron recibidas por el entonces gobernador Rubén Marín, quien "nos pidió una semana". Luego, fueron atendidas por Carlos Medrano, ministro de la Producción, y "nos mandó a sembrar orégano, a criar avestruces".
"Queríamos que se pusieran al hombro la lucha porque había 10 mil productores endeudados y eran los chicos, no los grandes. Nosotras no estábamos en contra de nadie. Después nos dimos cuenta que venían por la concentración de la tierra y a quedarse con la tierra de los pequeños productores".

 

Alcance nacional.
La situación que se vivía en la provincia no era distinta a lo que sucedía en el resto del país.
"Se enteraron otras mujeres y se comunicaron con nosotras. Hicimos otra asamblea el 21 de septiembre con 1.500 mujeres en La Pampa", rememoró Lucy y continuó: "Ahí empieza la lucha, a golpear y nos dimos cuenta que a nadie le importaba la patria, que era lo que estaba en juego". En búsqueda de respuestas, "íbamos caminando por distintas partes de las provincias, haciendo las reuniones, que eran muy dolorosas porque las mujeres lloraban porque perdían todo".
Lucy contó que en ese momento, luego de muchas discusiones, se llegó a un acuerdo que consistía en que, si no se atendían sus reclamos, marcharían hacia Capital Federal. La fecha elegida no fue casualidad. El 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, 3.500 mujeres de todo el país realizaron "la gran marcha" hacia Buenos Aires.
Sin embargo, las consecuencias comenzaron a hacerse sentir. "Ellos al ver que crecíamos querían parar esto de alguna manera" y la primera medida fue que sea la de Cornelis la primera familia víctima de los remates.
"En ese momento, se juntaron mil personas y las mujeres que vinieron me dijeron que iban a comprar la casa, porque sino yo me tenía que ir a vivir a un charco. Les dije que no, que yo tenía que dar el ejemplo porque sino iban todas muertas atrás mío. Acá vamos a parar el remate".
Su única arma era cantar el himno envueltas en la bandera argentina. De esta manera lograron cumplir su objetivo y frenar por primera vez un remate, algo que luego volvería a ocurrir en otros puntos del país gracias a la fuerza de las mujeres.

 

Mujeres, las protagonistas.
Lucy resaltó que el Movimiento se trató de "un colectivo" en el que estaban "metidas adentro para pelear por todos". En ese sentido, precisó que "había 14 millones de hectáreas hipotecadas en el país" y no tuvo dudas en señalar que "fuimos las mujeres las que salvamos la soberanía argentina".
"Yo digo que nosotras fuimos el grito del silencio porque el hombre, y más del campo, tiene mucha vergüenza y se mete para adentro y no es capaz. Patria es madre, nosotras somos madres y salimos a defender el futuro de los hijos que estaba tan comprometido. Iba a ser tremendo, se había vendido todo el patrimonio argentino y lo único que quedaban eran las tierras. Lo demás estaba entregado", afirmó.
Durante la lucha, el Movimiento de Mujeres Agropecuarias el Lucha frenó remates, marchó por las calles con sus tractores y realizó un abrazo al Banco Nación. Una noche del año 2003, las mujeres se acercaron a Casa Rosada y cuando llegaba el presidente de aquel momento, Néstor Kirchner, le exigieron una audiencia.
"Nos llamó adentro y nos escuchó. No nos preguntó si éramos peronistas o radicales, y dijo que esto era un problema que había que resolverlo ya", recordó Lucy con emoción. "'Me comprometo a que no va a haber un remate más en Argentina'", fue lo que dijo "y lo cumplió".

 

"Este es mi legado".
Sin embargo, durante el proceso Lucy perdió todos sus bienes. "Un tractor valía 30 mil dólares y mi deuda era de 500 mil dólares. Entonces, cuando llega la oferta que hizo el banco vendí todo para entregar al Banco Nación y al Banco de La Pampa. Todo el mundo se quedó con la maquinaria, pero yo ya había entregado todo".
A pesar de ello, Lucy se aferró a sus convicciones y sostuvo que lo hizo "para salvar a otros".
"Me siento muy feliz, no me duele nada, porque esto sirvió a otros compatriotas. Tengo una familia que nunca me reclamó. Esto es lo que le dejo a mis hijas y mis nietos como herencia, que en la vida hay que luchar, y luchar por el otro también", sentenció.

 

La historia "se repite otra vez".
Durante la década de los 90, muchos chacareros no pudieron hacer frente a la situación y cayeron en una gran depresión. "En ese tiempo se suicidaron muchos productores, yo tengo casos que me llamaban a punto de ahorcarse", recuerda Lucy con dolor.
Luego de 24 años, la mujer carga con "miles de historias", mucha de ellas muy duras. Incluso, carga con la indiferencia de aquellos que no recuerdan que fueron las mujeres, y particularmente Lucy, quienes las salvaron de perder todo.
"Se olvidaron.... Sabés cuántos pasan, que los he salvado, y ni siquiera te dicen "hola, ¿cómo estás?". Pero a la ex referente del Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha no le importa, es consciente que su lucha fue necesaria porque "era la patria la que estaba en juego, la educación, la salud..."
De todos modos, su experiencia le sirve para reflexionar sobre lo que ocurre actualmente en el país: "la historia vuelve a repetirse. Porque no tenemos memoria, entonces si no tenemos historia volvemos a cometer los mismos errores"
Por estos motivos, su deseo es que "todos entren a este colectivo para salvar a la patria porque todos tienen que estar sino las historias vuelven a repetirse. Creo que tenemos que comprometernos todos, no tenemos que dividirnos más. Porque estos van a venir por todas las tierras, que son individuales pero es patrimonio de los argentinos y están preparadas para darle la comida a 400 millones de habitantes"
A pesar de tener 73 años, Lucy es una persona que no es indiferente ante las injusticias que existen en nuestro país. Incluso, se la ha visto marchar contra los tarifazos que aplicó el gobierno nacional de Mauricio Macri. A su vez, uno de los hechos que más le duele es "ver llorar a jubilados. Yo también lo soy y no me alcanza, y ver a los chicos, que no tengan la leche. Es muy duro... Hay que tener empatía por el otro, en esta vida vamos todos para el mismo lado".

 

"El único que la mereció".
La figura de Néstor Kirchner ocupa un lugar especial en la memoria y el corazón de Lucy. Cada vez que recuerda la noche de 2003, en la que el entonces presidente las recibió en Casa Rosa, la emoción brota y le tiembla la voz. En aquella época, existía un desencanto por la clase política, sin embargo Néstor tuvo un gesto que Lucy no olvidará jamás: "Dijo que no iba a haber más remates en Argentina... y no hubo más".
"'Me comprometo a que no va a haber un remate más en Argentina', fue lo que nos dijo 'y lo cumplió', enfatizó. Por estos motivos, "la bandera de lucha, que me protegió en aquel entonces, el único que se la mereció, en nombre de todos los chacareros, fue Néstor", afirmó Lucy y explicó que se la entregó a Cristina Fernández de Kirchner en una de las visitas que realizó la ex presidenta a Santa Rosa.

 

Las "locas" del campo.
Las mujeres que integraron el movimiento fueron en muchas oportunidades subestimadas maltratadas, amenazadas y golpeadas. Pero esto ocurrió no solo por su condición de luchadoras, sino que también existió un fuerte rechazo por el simple motivo de ser mujeres. En ese sentido, Lucy recuerda que "todas las otras organizaciones nos decían las locas, porque eran ellos, como Coninagro u otras, los grandes que querían quedarse con la tierra. Los mismos funcionarios cuando llegábamos al banco nos decían ahí llegan 'las locas'".

 

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