Se desató la puja de poder en San Martín

Cuando se pensaba que el Club San Martín avanzaba sin contratiempos hacia un futuro promisorio a partir de lo actuado por la Comisión Normalizadora que debe convocar a elecciones, discrepancias entre algunos socios ponen en duda que se pueda conformar una única lista para elegir las nuevas autoridades.
El movimiento que comenzó a gestarse a partir de publicaciones en este diario -que dio cuenta del lúgubre estado en que se encontraban las instalaciones de la popular institución de la Villa Santillán-, y un trabajo solidario y digno de ser destacado llevado adelante por «La ’89», una agrupación que se identificaba con el único campeonato de la Liga Cultural obtenido por San Martín precisamente ese año, hizo pensar que todo marchaba de la mejor manera.
Hay que recordar que la comisión que presidió Graciela Loyola por varias décadas – cuestionada por su inacción y por no dar posibilidades para que más socios y vecinos se acercaran a la entidad-, culminó con una intervención dispuesta por la Superintendencia de Personas Jurídicas de la Provincia.
Así se resolvió la intervención del club, el desplazamiento de las antiguas autoridades y consecuentemente la asunción de una Comisión Normalizadora, integrada por Sandro Clérici, Jorge Martín, Teresa Cabrera y Sergio Tejada, que tenía el objetivo de reempadronar socios, llevar adelante un inventario y poner las cosas en condiciones tales que -en un plazo de 90 días- se convoque a elecciones para elegir las nuevas autoridades de acuerdo a lo que determinan los estatutos de San Martín.

Camino prometedor.
Con entusiasmo se recibieron -por parte de la comisión saliente- las llaves del club, en lo que resultó un día histórico para los simpatizantes. La lucha por su recuperación había llevado a una movida que convocó a ex socios, vecinos y simpatizantes que durante semanas reclamaron de distinta manera -incluyendo bulliciosas caravanas- una intervención del Estado provincial que finalmente se produjo.
Desde ese momento empezaba un camino para desandar las frustraciones que se sumaban al ver de qué manera se iba deteriorando la entidad de Villa Santillán de esta ciudad, que décadas atrás supo brillar tanto en lo deportivo como en sus actividades sociales.

Nuevos socios.
Desde el mismo momento que se habilitó la inscripción de socios -algo que no se pudo hacer durante varios años- se notó un notable entusiasmo. En la sede de calle Alberdi se instaló una mesa donde hubo muchos vecinos de al ciudad -incluso de barrios que no tienen que ver con la Villa- que se sumaron al padrón.
Sandro Clérici señaló que «así se consiguieron 347 socios», más otros 30 que se sumaron después de presentar el padrón depurado en Personas Jurídicas. Cabe señalar que salvo los clubes «más grandes», como pueden ser All Boys, Estudiantes y/o Belgrano, son pocas las entidades que llegan a ese número con su masa societaria.

Hacia la elección.

Pocos tenían dudas que en las elecciones -pensadas para 90 días después de asumir la Comisión Normalizadora, plazo que se extenderá por la pandemia- iba a haber una sola lista.
Nada hacía pensar que podría haber sectores en pugna después de haber compartido encuentros, caravanas y fervientes deseos para recuperar el club.
Pero no fue así. Por estos días -y desde hace algunas semanas- hay un grupo que pretendería ocupar la presidencia cuando llegue el momento de las elecciones; pero imprevistamente surgió otro que antepone argumentos para decir que de este sector debe ser quien conduzca.
¿Qué pasó? Están los que -cotejando apellidos- hablan de alguna intervención política para auspiciar a determinados candidatos, y también los que se refieren a apetencias personales que dividen las aguas.

«Se desvirtuó».

Sandro Clérici, el presidente de la Comisión Normalizadora, en diálogo con LA ARENA expresó su decepción por esta situación y tiene decidido retirarse del club en cuanto la elección se concrete. «Voy a emprender la retirada con todo el dolor del alma. Porque empezamos trabajando por el bien del club, por el bien común, pero esto se ha desvirtuado y yo ya no quiero estar», comentó.
Fue más allá al señalar que les pidió a los referentes en pugna «que no me llamen, de ninguno de los dos lados».
«Yo me voy a ir porque un cargo más o menos no me hace mejor ni peor», dijo Clérici, ciertamente dolorido por la situación.
Obviamente, no pocos piensan que hacen faltan gestos de grandeza, que hoy no estarían demostrando los que se encuentran enfrentados por quedarse con los cargos de una futura comisión directiva. «Sería una vergüenza que se presenten dos listas», sostuvo Clérici. Justamente lo que piensan muchos que participaron de la movida de la recuperación de la entidad de la Villa. Sí, sería una verdadera pena.