Miércoles 24 de abril 2024

Sociedad Espírita «Caridad Cristiana», primera institución social de Lonquimay

Redaccion 22/01/2021 - 21.49.hs

La Sociedad Espírita «Caridad Cristiana» fue la primera institución social de Lonquimay y hace dos meses celebró su centenario con actividades virtuales que sirvieron para recordar su trayectoria de ayuda social y espiritual entre los vecinos de la zona. «Todo comenzó con Florentina Moronta de Martín, cuya familia adquirió en 1915 el campo La Humildad, sobre la ruta nacional 5, donde empezó a estudiar el espiritismo y desarrollar su mediumnidad» cuentan Germán Tapia (43) y María Soledad Bajo (38), presidente y tesorera de la entidad.
El 4 de noviembre de 1920 Florentina y su esposo Patricio Martín crearon la sociedad «como un espacio de estudio e investigación, basado en la caridad y abierta a la comunidad». Funcionó en una casa del pueblo hasta 1935, cuando construyeron su sede en aquel predio rural. «En aquellos primeros años participaron muchos vecinos de otros pueblos, como Macachín, General Acha, Santa Rosa y algunas localidades del oeste de Buenos Aires».
Durante varios años editaron también la revista Expansiones, cuyas páginas reflejan tanto la doctrina y práctica espírita como su profusa actividad social que incluía obras de teatro y celebración de aniversarios. «Florentina tenía una exquisita sensibilidad y además de dedicar su vida para ayudar al prójimo, también escribía poesía y obras dramáticas» comentan.

 

Poder sanador.
«Ella poseía un gran poder curativo, ejercía la sanación mediante la oración y muchas personas acudían a verla por eso. También fue muy importante su trabajo caritativo, asistiendo con leche, pan y mercaderías a quienes lo necesitaban, o llevando ropa de cama y hasta cortinas a quienes padecían inundaciones y otras tragedias». Pero así como despertaba admiración y fervorosa devoción en muchos vecinos, otros mostraban envidia y desconfianza: «incluso estuvo encarcelada algunos días en la década del ’40, acusada por ejercicio ilegal de la medicina», recuerdan.
Sin embargo, Lonquimay siempre reconoció su trabajo e integridad. Florentina dejó este mundo a los 90 años, en 1956, pero la sociedad mantuvo vivo su legado y continuó su tarea institucional. Y desde 1990 su nombre quedó inmortalizado en una calle del pueblo.
Actualmente, el predio sobre el kilómetro 548 de la ruta 5 mantiene un salón de usos múltiples que la comunidad utiliza para múltiples actividades y la sede fue transformada en una Casa Museo donde continúan las actividades espíritas. «Luego de sufrir cierto decaimiento, el espiritismo es hoy una actividad en pleno resurgimiento. Muchos se acercan por necesidad espiritual y existe cada vez mayor difusión mediante películas y libros sobre la espiritualidad».
Germán y Soledad advierten que últimamente «se incorporó mucha gente de todas las edades. Hay consultas sobre la doctrina pero también búsqueda de contención y asistencia: las personas no tienen solo carencias materiales, también hay demandas emocionales, espirituales». En estos casos ofrecen «asistencia fraterna, mediante lecturas, charlas y acompañamiento», que resulta la mejor manera de mantener vigente el legado de doña Florentina.

 

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