Domingo 21 de abril 2024

Tras 77 días, reabrieron bares y restaurantes en La Pampa

Redaccion 06/06/2020 - 05.30.hs

Luego de 77 días con las puertas cerradas al público, los bares, restaurantes y confiterías de La Pampa reabrieron ayer tras ser incorporados dentro de las nuevas excepciones de la cuarentena. Según relevó LA ARENA, en muchos comercios se completó el cupo máximo de reservas de ayer viernes, el de hoy sábado y también para mañana domingo.

 

«Estamos tomando reservas para lo que es almuerzo y cena, y la verdad que arrancamos muy bien porque tenemos las reservas cubiertas hasta el domingo. En el caso de desayuno y merienda, si en el momento hay lugar dejamos que la gente entre y tome asiento», contó a este diario Ariel, mozo de un restaurante ubicado en la zona de Yrigoyen y Avellaneda.Por su parte, el encargado de otro restaurante, en este caso de la calle Alvear, frente a los terrenos del ferrocarril, coincidió al contar que «estamos trabajando con reservas y para sábado y domingo está todo completo».

 

Es que la necesidad de salir a tomar o a comer algo y reencontrarse con familiares o amigos en la mesa de un bar es muy fuerte a esta altura, algo que como contrapunto tiene las medidas preventivas y protocolos dispuestos por el gobierno para permitir la reapertura de esos comercios al público. Entre ellas, los dos metros de distancia entre las mesas, el límite de cuatro personas por mesa, y la capacidad de cada lugar ocupada al 50 por ciento.

 

Cervecerías

 

Otro de los rubros, las clásicas cervecerías, también estuvieron altamente concurridas durante la tarde y noche del viernes, algo que se espera para hoy y para mañana debido a que las reservas también fueron totales para el fin de semana. «Tengo todo completo hasta el domingo, no nos podemos jugar agregando más mesas, ni más personas», comentó el encargado de un bar de cervezas tiradas de la calle Avellaneda.

 

En otro de los locales de ese rubro ubicado a pasos de la Terminal de Ómnibus, el panorama se repite aunque, ante la consulta de este diario, dijeron que había un mínimo margen para reservar en el turno de 18 a 20 horas.

 

Controles

 

Al ingresar a los locales, siempre con reservas previas, el público que llega a cada bar o restaurante lo debe hacer con barbijo o tapabocas puesto, algo que se respeta a rajatabla. Además, en la mayoría de los comercios se instaló una mesa en la entrada donde se controlan las llegadas y se ofrece alcohol en gel y sanitizantes.

 

«Nosotros tenemos un control bastante estricto acá porque a cada persona que llega con su reserva le tomamos nombre y apellido, hora de entrada y salida, documento y un teléfono de contacto. También estamos atentos a si las personas tosen mucho y lo marcamos como observación», detalló el encargado de una cervecería ubicada sobre la calle Avellaneda.

 

Y consultado respecto de la respuesta de las personas, agregó que «hasta ahora lo toman bien, más que nada porque hace un montón de tiempo que no pueden salir y sentarse a tomar algo».

 

Alivio para los gastronómicos

 

Si bien gran parte de los locales gastronómicos trabajó con delivery o bajo la modalidad «Take-Away» (retiro en puerta), ante la consulta de este diario varios comerciantes expresaron su alivio ante la reapertura al público.

 

«Fue terrible atravesar todo este tiempo, nosotros empezamos a mediados de abril con el delivery de comidas y lo hicimos para impedir que se nos caiga el lugar. Incluso los primeros 15 días venía con el permiso correspondiente a controlar el funcionamiento de los equipos y notaba como se iba convirtiendo en un lugar frío, faltaban almas acá adentro», dijo el dueño del restaurante ubicado sobre Marcelo T. de Alvear.

 

A su vez, el titular de una cervecería ubicada sobre la calle Yrigoyen dijo que «fue muy difícil todo este tiempo ya que nosotros no trabajábamos con delivery», y agregó que «como veíamos que daba para mucho tiempo estábamos empezando a armar el take-away, pero por suerte pudimos abrir».

 

Aunque no fueron muchos, algunos bares o restaurantes de la ciudad debieron cerrar sus puertas de manera definitiva durante el período de cuarentena ante la imposibilidad de afrontar los gastos de mantenimiento sin los ingresos de consumo.

 


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