Tribuna del Lector: los unos y los otros

El gesto del transportista de Alta Italia, resguardar a su familia y por ende proteger a toda una localidad, no debe pasar desapercibido. Aunque algunos puedan pensar que se trata de algo que debería ser común, una actitud como esta sobresale en medio de tanta miseria humana que esta pandemia puso al descubierto.
Hemos escuchado que cuando esto acabe habrá un mundo nuevo, con otra visión y mas solidario. Nos permitimos dudar, descreer de esa nueva realidad. Más nos parece que esta situación extraordinaria ha puesto, como pocas veces, blanco sobre negro.
En estos meses hemos observado que los honestos, trabajadores y solidarios lo siguen siendo y que, por el contrario, aquellas malas personas han tenido y lo han aprovechado, oportunidades para ratificar esa condición.
Y si bien como en todos los casos hay excepciones, aquellas personas que con esfuerzo y honorablemente se ganan la vida y sostienen a los suyos, han profundizado esa conducta. Como este comprovinciano de Alta Italia, saben de sobra que de su buena salud depende su familia. Por eso se cuidan, no hacen juntadas, no toman mate y no comprometen al prójimo. No pueden darse el lujo de hacerlo, no tienen un salario seguro (y muchas veces hasta exento de pagar impuestos) ni un padre rico que lo ponga a seguro.
Por otro lado, en estas horas, hemos conocido que magistrados y funcionarios del mismísimo Poder Judicial proponen pagar una multa para archivar la acusación que sobre ellos pesa, pero que eso no significa su culpabilidad. Y tenemos además el recuerdo fresco de fiestas, juntadas e irresponsabilidades en cadena. Por eso, el gesto del anónimo trabajador de Alta Italia nos genera un agradable sentimiento de satisfacción y unas ganas enormes de darle un abrazo. (Herues)