Miércoles 27 de marzo 2024

Un «caso Ruiz» en Santiago

Redaccion 10/08/2020 - 06.58.hs

La semana pasada se conoció el caso de «Don Avila», un santiagueño que mostró síntomas gripales, pero durante siete días siguió yendo a trabajar y asistiendo a fiestas y asados, hasta que detectaron que estaba infectado. «No se privó de nada», dijo el gobernador Gerardo Zamora, al anunciar el endurecimiento de restricciones en la provincia.
En ese momento, en la capital santiagueña había 24 positivos y 100 familias aisladas por causa de este solo episodio, conocido como el «caso 41» o «caso Avila». Según el diario Página/12, las autoridades provinciales calculan que la cifra podría multiplicarse cuando se conozcan los resultados de 134 hisopados que faltan y se logre identificar a todos los contactos.
«Este señor Avila, que ya es famoso y todo el mundo conoce, anduvo con síntomas de Covid-19 y fue a dos médicos. Cuando no dio más, fue al hospital, algo que no se puede hacer», advirtió Zamora. Durante esa semana, el hombre «siguió haciendo todo lo que no debía hacer: con fiebre y síntomas fue a reuniones sociales, no se privó de nada. Anduvo en un montón de asados, parece que se dedicaba a eso», lamentó el mandatario provincial.

 

Caso Ruiz.
El episodio de Santiago del Estero resulta similar al del empresario achense Carlos Ruiz, que viajó a Pellegrini (localidad bonaerense con circulación del virus) y a su regreso continuó trabajando, viajando y reuniéndose con familiares y amigos, hasta dar positivo de Covid-19. Cuando tuvo que detallar con quiénes mantuvo contacto y las actividades realizadas, quedó claro que había asistido a numerosas reuniones sociales, incluyendo la ya famosa «cena judicial». Entre los contagiados por su actividad, figura la empleada de una escribanía donde Ruiz permaneció «un lapso importante de tiempo».
Como en el caso «Don Avila», la irresponsable conducta del achense fue repudiada hasta por el propio gobernador, Sergio Ziliotto. Más aún, el Estado provincial será querellante en la causa judicial que investiga su comportamiento.
Hubo muchos casos en el país que muestran el tremendo riesgo de no respetar las restricciones. Una situación dramática es la de Bariloche, cuyo brote mantiene en vilo a Río Negro. Los responsables fueron identificados por las autoridades: «una mujer y su hija, de profusa vida social en el barrio San Cayetanito, y un hombre, pareja de la mujer, que no dejó de trajinar la ciudad, visitó amigos y hasta fue a buscar a su hija al domicilio de su ex», relató el diario Río Negro.
En Bariloche, había 491 enfermos internados o aislados, más de 1.300 personas en aislamiento preventivo y 5 pacientes en terapia intensiva.

 

Superpropagadores.
Cada vez hay más evidencias de que las reuniones sociales ofrecen condiciones ideales para una mejor propagación y los científicos las consideran «eventos superpropagadores». Han sido las fiestas, los encuentros sociales y las reuniones familiares, las principales vías de contagio de Covid-19 en todo el mundo.
Por eso, mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia 641, el gobierno nacional prohibió las reuniones en todo el país, desde el lunes de la semana pasada y hasta el domingo 16 de agosto.
¿Cómo una sola persona infectada, en una simple reunión de amigos, puede desencadenar decenas y hasta centenares de casos?
Según algunas investigaciones, como el estudio dirigido por el doctor Abraar Karan en la Facultad de Medicina de Harvard (EE.UU), «la propagación del coronavirus se debe principalmente a eventos superpropagadores». Karan advierte que «si bien todos los encuentros son de alto riesgo, una reunión muy concurrida, en un lugar cerrado, con asistentes sin protección (mascarillas) puede desencadenar un brote grave y enfermar rápidamente a cientos de personas, aunque hubiera un solo infectado» en ese lugar.

 

Tres ejemplos.
En una entrevista publicada por BBC News, el especialista mencionó episodios que su equipo investigó. Uno ocurrió el 30 de mayo, en el norte de Texas, cuando la familia Barbosa reunió a 25 personas para una fiesta de cumpleaños. El anfitrión no lo sabía, pero estaba infectado. Para fines de junio, «ocho miembros de la familia y diez amigos habían contraído el virus, incluidos los abuelos Frank y Carole Barbosa, que fueron hospitalizados». Carole se recuperó, pero Frank murió el 1º de julio.
«En una fiesta hay mucho contacto y a medida que las personas beben y comen surgen más problemas, porque es poco probable que usen protección mientras lo hacen. Y si comienzan a beber, el distanciamiento se va perdiendo o se ignora por completo. Pretendemos que las personas cambien su comportamiento con actitudes que no son naturales, pero si beben alcohol es muy probable que vuelvan a su comportamiento normal», explicó Karan.
Otro caso ocurrió el 8 de junio, cuando reabrió el Harper’s Restaurant y Brew Pub, en East Lansing, Michigan. Recibieron capacitación sobre prácticas seguras, redujeron la capacidad a la mitad y separaron las mesas, pero unas semanas después 152 infecciones en 13 condados de Michigan estaban vinculadas al bar Harper’s. «Es importante tomar precauciones, perono importa cuántas tomemos, algunas cosas son de alto riesgo, como los bares», agrega el médico.

 

Coro.
Otro caso testigo fue el ensayo semanal de un coro de 61 integrantes, en el condado de Skagit (Washington), en marzo, cuando comenzaban los contagios. Uno de los coreutas mostraba síntomas parecidos a un resfrío. Días después, una investigación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) identificó 53 casos de Covid-19. Dos miembros del grupo murieron. El canto pudo haber sido factor clave para la propagación: «al cantar, las personas expulsan gotas como un aerosol, por nariz y boca», advirtió Karan.

 

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