Martes 09 de abril 2024

Una lucha desigual que da sus frutos

Redaccion 09/06/2021 - 07.40.hs

La relación de Yasmín Roston con el fútbol viene desde la cuna. Integrante de una familia de arqueros, especialmente vinculados al Club All Boys, ella supo ganarse un lugar en el mundo de la pelota como profesional, y también a partir de su militancia por los derechos de las mujeres en un deporte que aún hoy sigue manejado por los hombres.
En Santa Rosa logró canalizar esa herencia familiar de amor por el fútbol jugando con su hermano Braian, hoy arquero del Auriazul, o acompañando en el club a su papá José Luis, histórico dirigente de la institución. Ya en Córdoba, durante su carrera universitaria, comenzó a capacitarse en la preparación física y el Club General Paz Juniors le abrió una puerta que hoy, cinco años después, le permite dar un paso al frente más.
Profesora de Educación Física, kinesióloga y a punto de culminar un Master en Entrenamiento, Roston fue contratada por Belgrano, una institución pionera en el fútbol femenino cordobés que está armando su estructura para formar parte por primera vez de los torneos de la Asociación del Fútbol Argentino.
En una charla con LA CHUECA, la profe santarroseña destacó la importancia de ganar espacios como mujer dentro de la actividad, y habló de las eternas luchas por la igualdad y de la necesidad de que aquellos que toman las decisiones pongan lo que hay que poner para el despegue definitivo del fútbol femenino.
«Belgrano tomó la decisión de formar parte del torneo de la B de AFA y empezó a reorganizarse en cuanto al cuerpo técnico, la secretaría y el área del fútbol femenino. La idea es construir un área de fútbol femenino dentro del club, como si fuera una división masculina, con inferiores incluidas. Me convocaron y comencé a trabajar», resumió Roston al referirse a su llegada al Pirata como preparadora física del plantel superior que dirige técnicamente Daniela Díaz.
«Hace cinco años que estaba en (General Paz) Juniors, primero con el femenino, luego con las inferiores masculinas y en el último tiempo con la Primera masculina como profe soporte. Fue difícil la despedida, pero toda la gente del club me apoyó y se mostró contenta porque daba este paso», explicó.
Y agregó: «Sentía que esto me comprometía más en cuanto a lo profesional, que representaba un nuevo desafío, porque Juniors solamente juega la Liga Cordobesa y en Belgrano el proyecto es entrar en AFA y convertirse en el primer club de Córdoba en jugar en ese nivel».
– Y en lo personal es meterte definitivamente en el mundo del fútbol que conocés desde chica…
– Siempre fui muy allegada al fútbol. En Santa Rosa no lo pude jugar, salvo con mi hermano, de chiquita, y cuando vine a Córdoba me fui capacitando, estudiando, hasta que llegó la propuesta de Juniors y ahí me metí del todo a trabajar en este mundo. Pero siempre lo seguí, desde lo familiar y lo deportivo.
– Y también como militante de los derechos de las mujeres en el fútbol.
– Es que ahí está la lucha. Entendí que para crecer en esto que tanto me apasiona, necesitaba que el fútbol femenino pegue el salto. Sabía que cuando el femenino fuera profesional o semiprofesional, o tenga una consistencia más profesional o competitiva, iba a arrastrar a un montón de gente que tiene alrededor. Y no hablo son solo de las jugadoras, sino de mujeres DT, preparadoras físicas, kinesiólogas, periodistas, etc. Es todo un círculo que se va a armar en torno a un fútbol mucho más formal y competitivo. Y cuando entendí eso empecé a darme cuenta que era el camino a seguir, que había que visibilizar y concientizar a las jugadoras de cuál es la importancia de que cada una esté en ese lugar. Y hacerles entender que el fútbol, que es el deporte más popular del mundo, en Argentina está muy relegado para las mujeres. Y que eso es dejarnos afuera de un derecho tan importante como el derecho a gozar de fútbol.
– ¿En qué momento de esa lucha estamos?
– Hace unos años fue el momento de visibilización de todas las problemáticas femeninas, incluido el fútbol, y ahora estamos en el momento justo de presionar y responsabilizar no solamente ética, sino moralmente, a todas las personas que tomas decisiones dentro del fútbol, que generalmente son hombres. Es hora de que empiecen a tomar decisiones en torno al fútbol femenino, a la mujer y al deporte. Ya sabemos todo, ya se visibilizó, ya fuimos a todas las marchas, ya salimos en todos los medios, ya se dijo todo lo que se tenía que decir… Y bueno, ya está, ahora sentate y tomá las decisiones que tengas que tomar, porque representás a un conjunto de personas por ser parte de una Liga o Asociación. Representás a mujeres que merecen que tomes las decisiones. Ya no tenemos que llamar más…
– ¿Siguen encontrando respuestas negativas por el hecho de ser mujeres?
– Seguimos encontrando respuestas negativas y chocando paredes. Hay excepciones, como Belgrano de Córdoba, que es un club que trata de dar lo mejor posible y está abierto a crear oportunidades. En este caso, por ejemplo, necesitaban alguien para la preparación física y fueron a buscar a una mujer, no fueron a buscar a un hombre como ocurre casi siempre. Las mujeres en ese sentido estamos muy relegadas con respecto a los hombres, porque generalmente si tenés muchas chances y sabés mucho, te dan un lugar en las inferiores. Pero Belgrano fue y buscó a una mujer, y es ahí donde te das cuenta la importancia que le da el club al fútbol femenino y a la mujer.
– ¿Ni en el fútbol femenino hay lugar para las mujeres profesionales?
– No, nuestras oportunidades laborales son muy acotadas, porque incluso en el fútbol femenino de AFA son casi todos cuerpos técnicos masculinos. Entonces nuestro campo laboral se reduce mucho, y si no tenemos personas que tomen decisiones y nos den oportunidades, esto se hace imposible porque es una rueda que siempre beneficia a los mismos.
– ¿Te considerás una militante feminista del fútbol?
– Me considero una persona feminista, y a esa forma de ver y accionar en el mundo que te da el feminismo la extrapolo a todos los ámbitos de mi vida, y especialmente al fútbol, que es por lo que más pasión y amor siento. El feminismo entra en el fútbol y me hace comprender muchísimas cosas que tal vez antes no entendía. El fútbol es un espacio manejado, conducido y realizado por hombres, y el feminismo me da las herramientas para desenvolverme y mantenerme en ese espacio, como estoy hace cinco años.

 

Mediocampista en familia de arqueros
En familia de futbolistas, Yasmín Roston también suele ponerse los cortos para entrar a una cancha, aunque en su caso de manera amateur y alejada de los tres palos. «Antes de la pandemia siempre nos juntábamos con amigas a jugar, pero a diferencia de mi hermano y mi papá yo siempre lo hice de manera amateur, no en un club», explicó Roston. ¿Arquera como papá José Luis y su hermano Braian? «No, no soy arquera. Me gusta jugar como 8, por la derecha. Por fin una de la familia que se anima a meter los goles…», aportó con una sonrisa.

 

«Necesitamos a las pibas en los clubes»
Yasmín Roston fue una de las integrantes del colectivo femenino que, desde su lugar, trabajó para que el fútbol femenino en La Pampa de un paso más y se sume a la Liga Cultural, como finalmente está ocurriendo en esta temporada. En ese sentido, aseguró que el crecimiento está, pero que falta el impulso definitivo para que la pelota empiece a rodar.
«Lo veo bastante bien, pero viene lento. Hay que entender que el fútbol femenino ya está, es una realidad; lo único que falta es empezar a tomar cartas en el asunto para que se empiece todo el proceso. Ya está, son pocos equipos y se puede organizar, hay que darle una forma urgente», señaló la PF, que estuvo en la organización de la actividad en All Boys antes de regresar a Córdoba.
«Vamos en camino y estamos mejor que hace algunos años. Hay un progreso, que se dio porque hubo mujeres en los espacios presionando para que se de ese progreso. Ahora faltan ellos, falta la parte final. Ya está, se hizo todo, ahora arranquen…», reclamó.
Finalmente, Roston dijo que, más allá de que la pandemia de Covid-19 atentó contra ese salto que debía dar el fútbol femenino, algunos también la aprovecharon como excusa para desacelerar el proceso. «La pandemia les vino bien a algunos como un excusa más comprensible. La realidad es que vamos a convivir con la pandemia dos años más, quizás, y la urgencia es que las mujeres estén dentro de los clubes, y mucho más en pandemia. Porque los tiempos corren y siguen afuera, y no solamente pierden su derecho al goce del fútbol, sino su derecho a tener una vida más recreativa y social», insistió.
«Esa es la urgencia, y ahí está el foco; que las adolescentes y las niñas estén dentro de los clubes. Por suerte muchos ya arrancaron y se están llenando. Pero hoy es inentendible que una piba de 15 años no pueda estar dentro de un club jugando al fútbol», cerró.

 

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