Martes 16 de abril 2024

¿UNLPam debería convocar a integrante de la comunidad?

Redaccion 11/04/2021 - 13.50.hs

El miércoles pasado se realizó la cuarta sesión ordinaria del Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam) donde el rector Oscar Alpa junto a consejeros y consejeras de las distintas facultades dieron tratamiento a los cuestionamientos que personas de la comunidad sorda hicieron a una diplomatura por considerarla «excluyente».
Desde el inicio del tratamiento del planteo, una de las voces que se marcó disidencia con la crítica fue Ana Urioste, decana de la Facultad de Agronomía, una de las instituciones detrás de la diplomatura, quien se mostró «sorprendida porque se cuestione algo similar ya que hay situaciones similares en otras universidades y organismos del Estado en relación a trayectos de formación para personas sordas».
De esa manera, la referente universitaria se mostró en contra incluso de que el tema sea tratado por el Consejo Superior, algo peticionado a través de varias cartas firmadas por Silvia Bersanelli, activista por los derechos de las personas con discapacidad y ex presidenta de la Comisión Asesora para personas con discapacidad de la Argentina, y Pamela Molina, una mujer sorda.
En ese planteo ambas habían manifestado su postura contraria a que la Diplomatura en Huerta Familiar Agroecológica sea exclusiva para personas sordas por considerar que cercena la inclusión de las personas y se convierte en un hecho discriminatorio contrario a lo establecido por la Convención sobre los Derechos de las personas con discapacidad de Naciones Unidas.

 

Convocatoria.

 

Lejos de eso, durante sus exposiciones en la reunión del Consejo Superior, la decana Urioste minimizó el planteo a «una observación por parte de dos personas de la sociedad», por lo que reiteró que «no es un tema para tratar hoy sin ningún proyecto porque no es el ámbito para discutir este tema». En ese aspecto, denunció que el planteo de Bersanelli y Molina «es un ataque a esta Facultad, algo que digo y me hago cargo».
La postura que tomó la decana de Agronomía resulta por demás llamativa debido a que en todo momento las firmantes aclararon que no estaban en contra de la creación de una Diplomatura sino de que se exija que la persona tenga sordera y sepa lenguaje de señas.
Por esa cuestión, una alternativa analizada podría ser que el rector Oscar Alpa y los consejeros y consejeras convocaran a una persona de la comunidad sorda para que pudiera explicar de acuerdo a sus vivencias por qué resulta discriminatoria la trayectoria educativa en cuestión en los términos de exclusividad en la que fue planteada por las facultades de Agronomía y de Exactas y Naturales con el apoyo de distintos organismos gubernamentales.
En una breve consulta, Bersanelli vio con buenos ojos la posibilidad de que se pueda incluir una eventual participación de una persona sorda durante el tratamiento del tema, incluso de la propia Molina, firmante del documento. Argumentó que serviría «para aclarar y que nos crean que no es una persecución personal sino que es tener la posibilidad de hacer un análisis de lo que está pasando». En esa línea, agregó: «Porque otras universidades hagan este tipo de cosas, ¿nosotros también las vamos a hacer?».

 

«No podemos encasillar».

 

De todos modos, vale resaltar que durante la ronda de exposiciones del pasado miércoles del Consejo Superior hubo algunos consejeros que defendieron el planteo con argumentos sólidos que tomaron como base la discriminación que promueven los términos de la Diplomatura. «¿Por qué no podemos capacitarnos todos juntos?», se preguntó Hernán Prieto, decano de la Facultad de Ingeniería.
Y finalizó: «Me pregunto qué dirá el certificado que se otorgue al finalizar el trayecto formativo. ¿Diplomatura universitaria para personas sordas? No. No podemos etiquetar más, rotular, encasillar. Somos personas, no importa la condición. Lo mismo pasa con los destinatarios, en el proyecto dice que apunta a personas sordas, adultas mayores de 18 años de edad sin excepción a quienes se les solicitará documentación que acredite la condición de sordo. ¿Cómo? ¿Cómo decimos una cosa como esa? Una persona es persona antes que sorda y ciega… encima que tiene una condición de discapacidad también tiene que acreditarla…».
Pese a esa salvedad, la sesión del último miércoles dejó de manifiesto el interrogante de si no sería necesario el aporte de una persona con sordera para escuchar cómo afronta su día a día y por qué es tan necesaria la inclusión.

 

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