Jueves 11 de abril 2024

«Estoy muy emocionada»

Redaccion 29/09/2020 - 08.39.hs

Hace unos días se conoció que la Municipalidad de Santa Rosa exoneró a un empleado que fue condenado por delitos de violencia de género, y que su víctima, Valeria Juárez, accederá al puesto laboral que dejó vacante, posibilidad que brinda una novedosa ordenanza municipal. «Todavía no caigo y estoy muy emocionada porque me esforcé mucho para seguir luchando, y lo seguiré haciendo», aseguró la mujer.
«Estoy muy emocionada y todavía no lo puedo creer porque es muy reciente», sostuvo Valeria a LA ARENA, tras ser consultada sobre su próximo ingreso como trabajadora de la comuna. «Llega en un momento en el que estoy reparándome emocionalmente y también lo voy a poder empezar a hacer económicamente. Hace unos días me puse a pensar en lo importante que es el trabajo porque voy a poder proyectar, salir a hacer la compra mensual o comprarle a mis hijos las zapatillas que les gustan y no las de oferta, porque todo este tiempo fue una lucha compleja en lo económico», contó.
Si bien su agresor fue exonerado después de un largo proceso judicial y burocrático, Juárez ya firmó la documentación para entrar a la planta municipal y aguarda por estas horas el llamado en el que le indiquen dónde y cuándo comenzará a trabajar.

 

Proceso.
A principios de año, el Concejo aprobó la adhesión de Santa Rosa a la Ley Micaela, que como punto central establece la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que prestan función pública. Pero también se agregó un artículo que da la posibilidad a la víctima de ocupar el cargo vacante que dejó su victimario al ser exonerado.
Esa posibilidad fue celebrada por Valeria, que incluso durante la gestión del ex intendente Leandro Altolaguirre había mantenido conversaciones con el área de Género para ingresar al municipio antes que se sancione la ordenanza.
«La gestión anterior accedió a que ocupara el cargo cuando mi agresor fue a juicio en septiembre del año pasado, pero cuando estaba por entrar el apeló y no se pudo», recordó al tiempo que añadió que luego del cambio la gestión, se aprobó la adhesión a la Ley Micaela y el ingreso quedó firme.
Sin embargo, pese a que celebra la posibilidad que tiene, Juárez se quejó por todo el tiempo que debió esperar para comenzar a concretar su acceso al puesto laboral. «Creí que con la condena firme de mi agresor todo iba a ser más rápido pero hubo mucha burocracia, tuve que repetir un montón de procesos que ya creía hechos y hasta me sentí desgastada o menospreciada. Pero bueno, ahora se destrabó la situación», contó.

 

Violencia.
Valeria recordó que la primera denuncia por violencia de género que radicó contra su ex pareja fue hace siete años, y que desde ese momento debió «luchar y hacer un esfuerzo sobrehumano» para salir adelante.
«En todo este tiempo hacía denuncias y no lograba más que restricciones. Lo empecé a denunciar cuando mi hija de 7 años tenía apenas meses porque él me pegaba y me torturaba con la nena en brazos. A veces estaba en mi casa tranquila y él caía de la nada y me amenazaba con matarme. Incluso el año pasado estaba con unos compañeros y apareció de sorpresa con un cuchillo, me amenazó y también los amenazó a ellos. Fue terrible y creí que eso iba a ser una tragedia».
Durante la causa judicial, Juárez tuvo que enfrentarse a otra lucha más que, según expresó, le generó mucho desgaste físico y emocional. Hoy, un poco más relajada, cuestiona las consecuencias que le generó «el sistema patriarcal que atraviesa al Poder Judicial».
«Siento que la Justicia hace que te resguardes vos porque con él no puede, es decir, cuidate y encerrate vos porque él sale a la calle, va a su trabajo y se divierte normalmente. Y es increíble que eso pase cuando peleás por poder vivir y ellos mismos te dicen que te encierres», reclamó.

 

Días «más lindos».
En el marco de su lucha, Valeria destacó el hecho de que su agresor haya sido exonerado y también la posibilidad de tener un trabajo estable que le permita sostenerse económicamente.
«Hoy en día tengo libertad de elegir qué quiero hacer y cómo, cómo sentirme sin necesidad de tener bloqueadas las emociones. Los días son más lindos ahora, son lindos cuando sale una ordenanza de estas características, un compromiso político o un derecho. Son lindos porque eso da orgullo y da fortaleza y esperanza de que las cosas van a cambiar. También son lindos porque me sentí muy acompañada y eso te impulsa a seguir luchando, no sólo por mí, sino por todas las mujeres que vengan detrás. Que después de la violencia puedan tener una reparación emocional pero también económica».

 

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