Jueves 04 de abril 2024

Una víctima relató su sufrimiento

Redacción 24/05/2017 - 01.50.hs

Una mujer víctima de trata se presentó a declarar en forma espontánea en el segundo día del juicio por el caso Good Night. Complicó a los imputados y dijo que llegó al cabaré engañada, en situación de alta vulnerabilidad y que no tenía libertad ni dinero para moverse.
Una mujer contó ayer el calvario que sufrió en el cabaré Good Night de la localidad de Lonquimay, en el marco de la segunda jornada del juicio oral y público donde se investiga a cinco personas por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, y brindó un testimonio clave en la causa que complicó a los imputados. El debate seguirá el 2 de junio.
En su declaración, la mujer identificada como VEA pidió para declarar que no haya periodistas ni público, incluso los imputados también fueron retirados de la sala (Ver aparte). Fue terminante. Dijo que fue engañada, que estaba en una situación de alta vulnerabilidad, sin trabajo, sin dinero y con una niña, y que no tenía libertad para moverse.
La mujer se presentó en forma espontánea en la causa donde están acusados el intendente de Lonquimay, Luis Rogers, el subcomisario Carlos Alaniz, por permitir el funcionamiento del cabaré, Eduardo Mauricio Fernández, presunto dueño del local nocturno y Carlos Eduardo Fernández y Brian Martín Saxs, quienes serían los encarados del lugar.
Según indicaron fuentes consultadas a LA ARENA, en su testimonio la víctima -que se presentó en el Tribunal Oral Federal de Santa Rosa donde se realiza el debate- dijo que todo comenzó cuando llamó por teléfono por un aviso donde se pedía una empleada doméstica.
Comentó que cuando fue al lugar le dijeron que en realidad era para que "trabajara" en un prostíbulo y que no ponían eso en la publicación en los medios para no tener problemas legales. La mujer contó que hacía "pases" y que quienes cobraban eran los dueños del cabaré. A ella nunca le dieron la plata, agregó.
Durante la declaración que se extendió por más de una hora, la mujer manifestó que no tenía posibilidad de salir del cabaré, ni siquiera para ir a comprar algo a la estación de servicio que estaba ubicada enfrente de Good Night, es decir del otro lado de la ruta nacional 5.
Además, explicó que las chicas -todas de afuera de la provincia- tenían sexo en las habitaciones donde dormían y tenían que limpiar; incluso contó que pedían la comida y se la descontaban de su propio dinero, exhibiendo la situación de sometimiento que sufrían.
Por otro lado, señaló que una vez trasladaron a las mujeres que estaban en el cabaré a la farmacia del pueblo donde les inyectaron un anticonceptivo, todas eran llevadas en un solo auto. "La pasé muy mal", confió la mujer.

 

Chico.
También declaró ayer el comisario Carlos Chico, quien era jefe de la Brigada de Investigaciones cuando se inició la causa, contó que a partir de la sanción de la ley que prohibía los cabarés, se investigó al local nocturno Good Night y se dispuso escuchas telefónicas a los dueños y luego un allanamiento en el que no encontraron ni mujeres que manifestaran estar allí contra su voluntad ni menores.
El policía recordó que el juez federal ya fallecido Pedro Zabala le dijo que no había trata y que debía investigar la Justicia provincial, por el delito de facilitamiento de la prostitución, aunque los jueces pampeanos estimando que sí había elementos para considerar el delito de trata de personas en el lugar ubicado en Lonquimay, a 60 kilómetros de Santa Rosa.
Chico agregó: "Nosotros decíamos que había trata, se estaba ejerciendo la prostitución por la información que teníamos, no se estaba teniendo en cuenta la situación de vulnerabilidad de las mujeres y la captación. Eran todas de afuera".
Señaló que un problema era la no aplicación local de la ley contra la trata y aclaró que cuando se hacían los procedimientos en Lonquimay no se avisaba a la comisaría local. "De las escuchas surgió que había un remisero que buscaba a las personas que venían de afuera", explicó.

 

Dudas.
Por otro lado, la actual secretaria municipal Ana Weigun dijo que en su rol de presidenta del Concejo Deliberante en 2009, recibió una nota de la Secretaria de Derechos Humanos para que Lonquimay adhiera a la legislación que prohibía la trata de personas.
Sin embargo, explicó, el asesor legal del Concejo y del Municipio, Gustavo Parra (ya fallecido, yerno del ex gobernador Rubén Marín) aconsejó exceptuar en la ordenanza el cierre de Good Night, porque podría haber un perjuicio económico para el municipio, ya que el lugar tenía habilitación de la Provincia. Sobre el cabaré, dijo que "era un boliche para tomar algo".
Otro que declaró fue Oscar Irusta, un transportista de Lonquimay, quien señaló que concurría al cabaré y en "varias oportunidades" observó la presencia de la policía. Explicó que las mujeres andaban "libremente" por el pueblo: "Eran chicas de afuera", añadió. En tanto, Daniel Soria contó que Good Night estaba abierto de martes a domingo, recordó haber observado presencia policial en la zona y afirmó que "la copa se pagaba en la barra, a Mauricio (Fernández), o Saxs", agregando que el "pase" se lo pagaba a las mujeres.
Por otro lado, Sandra Gunter, una mujer que realizaba tareas de limpieza en Good Nigth, contó que tenía buena relación con las mujeres que estaban en el local. "Teníamos la mejor onda, charlábamos, salíamos a caminar. Venían a comprar a Santa Rosa. Por ahí desaparecían algunos días y se iban a volver a sus familias. Algunas tenían casas alquiladas en el pueblo".
Convocada por la defensa del intendente, Nora Palavecino, actual secretaria Administrativa del Concejo Deliberante, destacó que Rogers es una "persona solidaria, comprometida con las instituciones del pueblo" y recordó que en 2005, cuando se enfermó de cáncer, fue a pedir ayuda al municipio. Además, afirmó que las chicas "se veían" circular en el pueblo.

 

Denuncia por falta de asistencia
Los miembros del Tribunal Oral Federal de Santa Rosa denunciaron en la segunda audiencia del juicio oral y público del caso "Good Night" que las psicólogas de la municipalidad de esta capital pampeana se negaron a brindar asistencia psicológica a una mujer, víctima de trata de personas, que ayer igualmente brindó su testimonio en la causa.
La lamentable situación, que sorprendió a toda la sala y generó un fuerte enojo de los jueces Marcos Aguerrido, José Triputti y Pablo Díaz Lacava, comenzó con idas y vueltas las primeras horas de la mañana cuando el tribunal solicitó la atención psicológica del área de Género para una joven.
En un primer momento, la respuesta del gobierno comunal fue positiva, aunque con el correr del tiempo desde los tribunales de la calle Raúl B. Díaz insistieron -porque la psicóloga no llegaba- y se encontraron con la sorpresiva respuesta de la directora de Políticas de Género, Carina Verdasco.
"La respuesta de la directora Verdasco fue que las psicólogas se negaron a prestar colaboración, pero no dieron los motivos", indicaron desde el TOF, que no cuenta con profesionales para el acompañamiento y contención de víctimas de trata, por eso recurrió a la comuna. Finalmente y a pesar de no tener asistencia psicológica, la joven declaró ante los jueces.
La mujer declaró por más de una hora y pidió expresamente para hablar ante los magistrados que no haya medios de prensa y eligió no cruzarse con los imputados, que en ese momento se retiraron de la sala. Solamente participaron los abogados de las partes, el fiscal Jorge Bonvehí y los miembros del tribunal federal.

 


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