Viernes 12 de abril 2024

El horror por la "Conadep" del periodismo

Redacción 03/07/2019 - 00.53.hs

La frase de Dady Brieva merece ser escuchada: es una demanda de restituir una verdad enajenada, reprimida y desfigurada ante una sociedad que fue agobiada con la posverdad y las fake-news del poder mediático-judicial.
NORA MERLIN
La reciente frase de Dady Brieva, "se tendría que hacer una Conadep del periodismo", resultó escandalosa para los "periodistas" del grupo Clarín y los políticos que apoyan el proyecto neoliberal. Como era previsible, la utilizaron como cortina de humo de la semana y resultó funcional a la táctica duranbarbezca de atemorizar en plena campaña, con la esencia violenta que supuestamente poseen los kirchneristas-populistas-chavistas. En ese sentido, la frase sirvió para darle de comer a los chanchos, como advierte el conocido refrán.
Parece que la formulación de Dady, discutible como todas, implicó para algunos una injuria equivalente a un pecado mortal, mayor que cualquiera de las barbaridades que se dijeron a lo largo de estos casi cuatro oscuros años de historia argentina. Para citar un ejemplo, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich dijo: "el que quiere tener armas que tenga armas". Así funciona la libertad neoliberal.

 

Por qué no debatir.
Acusaron a Dady Brieva de ignorar lo que fue la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y de asimilar el actual periodismo a la represión militar. Todos sabemos, Dady también, que la Conadep fue creada por el presidente Raúl Alfonsín en 1983, con el objetivo de investigar las violaciones a los derechos humanos llevadas a cabo por la dictadura militar durante el período del terrorismo de Estado en Argentina. Respecto a la segunda acusación contra el actor cómico, es cierto que no estamos frente a un golpe de estado militar, pero a esta altura de las pruebas, evidencias y filtraciones descubiertas ¿quién puede negar la implementación de un plan Cóndor II para América Latina, que opera desestabilizando democracias y demonizando a la oposición? Imposible desconocer las operaciones llevadas a cabo por un "periodismo de guerra" -como reconoció Julio Blanck-, algunos miembros del Poder Judicial y una parte del poder político que gobierna para las corporaciones. Merece la pena debatir, y no hay razón para escandalizarse, si el neoliberalismo es un sistema democrático o supone el retorno del autoritarismo o del terror por otros medios.
Durante la pesadilla del terrorismo de Estado, el grupo Clarín se apropió de Papel Prensa utilizando dudosos procedimientos que todavía no se esclarecieron, mientras que la sociedad civil colaboracionista con el golpe de Estado aún no fue juzgada. Es probable que esa demora contribuya a producir patologías comunicacionales tales como la impunidad de dar falsas noticias, sin que eso tenga consecuencias ni se determinen responsables. Un país "informado" con el "periodismo" del grupo Clarín, conformado por un equipo con sobredosis de hipocresía, que se dedica a instalar prejuicios y arengar el odio social, con una incapacidad funcional para realizar análisis políticos serios, escuchar e interpretar lo que se dice. Los moralistas se satisfacen en la injuria y demonización de toda voz opositora, juzgan en lugar de analizar y sustituyen la política por la moral.

 

Las verdades del poder.
La frase de Dady Brieva merece ser escuchada: se trata de un pedido, una demanda de restituir una verdad enajenada, reprimida y desfigurada, de una sociedad que fue subestimada y engañada con la posverdad y las fake-news del poder mediático-judicial. Los medios concentrados de comunicación determinan qué es verdad y qué es mentira, portan sentidos clausurados y se adueñan de la significación. Si una élite corporativa se arroga la propiedad de la verdad y la impone a los demás, la vida en común se afecta de totalitarismo con la administración de una ideología cuyos contenidos responden a los intereses de los propietarios. Cuando un gobierno además de instalar sus dogmáticas certezas utiliza la mentira, falsea datos y recurre a la censura limitando la pluralidad de información, herramienta fundamental del espacio público, se opone a la democracia. El poder impone sus verdades manipulando la libertad de elección de los ciudadanos y cercenando el derecho a la información verídica. En este contexto no es descabellado el pedido de Dady Brieva; no hay lugar para las almas bellas o la pseudo ingenuidad travestida de republicanismo: Conadep o no mediante, la historia y el pueblo los juzgará.
La frase proferida por Dady Brieva presenta como enunciación el planteo de algunas cuestiones que requieren comenzar a ser debatidos: cómo se custodia la verdad, el derecho a la información veraz, la democratización de la comunicación y la instalación de significados comunes evitando la manipulación. Es esperable que la solución de estos problemas sea el resultado de un debate colectivo, en el que el planteo de una posible Conadep para periodistas tenga lugar y sea tomado en cuenta como una propuesta válida entre otras.
Lo que está demostrado es que en el neoliberalismo la libertad de expresión y la información verídica no están garantizadas. (El Destape).

 

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