Jueves 11 de abril 2024

El hecho y su contexto y si son independientes

Redacción 15/01/2015 - 04.03.hs

Señor Director:
Días atrás, luego del atentado que extremistas árabes consumaron contra un semanario francés humorístico, pudo asistirse a una derivación argentina del caso, por suerte no sangrienta aunque con intenciones para nada santas.
Una conocida intelectual de la universidad nacional de La Plata, dijo algo así como que lo sucedido en París era un hecho criminal, pero que tenía un contexto.
Lo que sucedió con este dicho pudo ser llamado insólito en otro tiempo, pero actualmente se ha hecho muy frecuente y todo indica que en este año de elecciones se redoblarán los casos. Toda la cadena de comunicaciones del diario Clarín se movió como una sola pieza para condenar a quien había dicho que el crimen tiene un contexto. Dicha docente ha venido expresando coincidencias con determinadas políticas del gobierno nacional.
Creo que lo que se le pudo haber dicho a esa mujer es algo así como aquella expresión humorística o no que consiste en exclamar: "Chocolate por la noticia". O sea que lo que dice no revela nada; repite algo muy sabido. Porque lo cierto es que si bien todo hecho tiene su propia entidad, la lectura que se haga de él, para tratar de entenderlo, obliga a considerar su contexto. No hay explicación de un hecho sin ubicarlo en un contexto.
Veamos el significado de contexto. La Real Academia da cuatro, que son variaciones sobre un mismo sentido: 1) Entorno lingüístico del cual depende el sentido y valor de una palabra, frase o fragmento. 2) Entorno físico o de situación, político, histórico en el cual se considera un hecho. 3) Orden de composición o tejido de un discurso, narración, etc. 4) Enredo, maraña y unión de cosas que se enlazan y se entretejen.
Si decimos que ha habido un homicidio, todo el mundo entiende que se trata de un hecho contrario a la ley y al valor que damos a la vida de las persona. Pero, ¿acaso no surge de inmediato un rosario de preguntas: ¿cómo, cuándo, por qué, quiénes, etc.? Si escuchamos un ¡ay! sabemos que alguien sufre o cree sufrir, pero preguntamos qué pasa, cómo, cuál es la situación del sufriente, etc. Todas estas preguntas son pedidos de contexto, búsqueda del contexto y se formulan porque tratamos de entender, sobre todo cuando queremos proceder racionalmente. De lo contrario, quedaríamos en disponibilidad para las reacciones emocionales, que no explican el hecho pero pueden determinar actos nuestros que quizás no sean apropiados al caso.
El atentado de París es un hecho criminal, contrario a la ley y opuesto a la conducta deseable para que haya posibilidad de convivencia. A partir de este reconocimiento inicial, tomamos una decisión espontánea: alejarnos del lugar si el hecho se produjo cerca nuestro, o acudiendo en auxilio de las víctimas. Si estuviésemos en una situación de guerra, que es un escenario especial, y fuésemos soldados, al ver caer a un compañero ya conocemos el contexto de ese suceso y sabemos qué hacer. En la vida social el hecho no se produce habitualmente dentro de un contexto conocido y condicionante. Ante un homicidio, la policía busca asegurar que no se altere el escenario y procura asegurar determinados elementos que pueden obrar como pruebas y orientar el proceso. Se ignora el contexto y se quiere mantener la escena sin alteraciones, para no obstaculizar la investigación. Salvo que, como puede suceder, se quiera fabricar un contexto para condicionar la investigación.
El ataque a la docente de La Plata tiene su propio contexto: la intención de sugerir que, en verdad, lo que esa mujer quiere comunicar es una idea u opinión suya acerca del contexto. Frente a una opinión cabe oponer ideas diferentes, proponiendo un debate. Pero, condenar a la persona es una manera de evadir el debate y de ocultar la preferencia propia.
Tener juicio equivale a no dejarse arrebatar por la emoción ni arrastrar por contextos ajenos. Las situaciones críticas son retos a la razón.
Atentamente:
JOTAVE

 


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