Domingo 17 de marzo 2024

El mirador oculto del baño que cierra toda intimidad

Redacción 13/12/2015 - 03.09.hs

En novelas y películas ha aparecido repetidamente el caso de un mirón obsesivo y perturbado que ha instalado un mirador que da al baño frecuentado por mujeres jóvenes.
Esta manera de burlar la intimidad ha existido probablemente y también es posible que ya se halle en decadencia, si consideramos que ahora basta tener acceso a los muchos programas televisivos que muestran la desnudez y hasta el acto sexual, de modo que ya no sería necesario el mirador secreto. Con la diferencia de que el antiguo mirón (o mirona, también posible) sólo conservaba de su observación lo que guardase su memoria, mientras que ahora los videos explícitos pueden ser adquiridos o "robados". El mirador secreto tendría utilidad solamente para quien se interesase por las formas corporales juveniles si se le agregase una filmadora o la morbosa curiosidad estuviese concentrada en una determinada persona. Si bien no es el objeto de esta nota se me ocurre imaginar que el mirón secreto no sea ignorado por quien es mirado y que éste se regocije provocando. Puede que esto también haya existido o exista.
El espionaje es viejo como el mundo humano y es posible que en nuestros días haya alcanzado su máxima expresión con la universalización del sistema informático, con Internet y la variedad de sus ofertas en la red.
Lo digo luego de leer declaraciones del matemático argentino Hugo Scolnik, también reconocido experto en la criptografía, palabra que ahora se aplica no solamente a descifrar mensajes en clave, sino también para buscar la seguridad informática y la privacidad en el ciberespacio y las comunicaciones.

 

Chips
Scolnik, que se doctoró en la universidad de Zúrich, Suiza, dice que el poder de la informática puede ser de efectos mayores que un bombardeo y ataque militar convencional. Citando ejemplos, dice que se puede atacar a un país y ponerlo nocaut en su infraestructura industrial, energética, del transporte o las comunicaciones, con la ventaja de que se puede hacer desde lejos, sin riesgo, sin poner el cuerpo. Refiere el caso del ataque a una parte crítica del sistema atómico de Irán, con solamente un chip que, en este caso, fue "olvidado" en una estación de servicios cuyo empleado se lo apropió y puso en uso para fines propios, pero estaba programado para alterar el sistema de producción nuclear. Otros casos que refiere se pueden leer en el diario Página/12 del día 9, justamente el diario que ha estado bajo ataque informático en estos días de transmisión del poder político.
Estima Scolnik que la Argentina es tan insegura como el resto de los países, pues el espionaje está en todos los aparatos, en el software que nos venden. Este es el precio que se paga por no tener independencia tecnológica. Aconseja, si es que se quiere mantener el secreto o la privacidad, usar aparatos hechos y auditados en forma nacional, porque "te espían todo... Todo lo que hagas en Internet va a ser leído, espiado, capturado y descifrado". Los routers de comunicación que todo el mundo compra, hasta los bancos, tienen un chip puesto por la NSA (la Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU.) para capturar todo el tráfico.
Ergo: Si no armamos una estructura muy profesional nuestras intimidades pueden tener tanta difusión como los amores de Arlequín.

 

Continuidad
De los dichos de Scolnik vale mencionar que se refirió a su experiencia en Suiza y quiso destacar en particular que en ese país se da una continuidad en los proyectos básicos, de modo que el relevo de un gobierno por otro no implica querer hacer todo distinto. En todo caso, se puja por ser más eficaz.
En esto se basa para opinar acerca de lo que convendría hacer aquí. No dice si otros países ya lo hacen, pero todo indica que luego de las revelaciones de ciertos espías informáticos, las naciones con buena base tecnológica han desarrollado la manera de crear sus propios aparatos o de localizar los chips en los aparatos importados. Es también cierto que la historia del espionaje no ayuda a confiar enteramente en propios, pues la tentación de estar al tanto de todo (aunque haya que digerir montañas de pavadas) es muy difícil de resistir. En otras ocasiones me he remitido a lo que imaginó el autor de la novela titulada 1984. George Orwell, que la publicó en 1949, en Londres, imaginó que para la fecha del título el mundo estaría dividido en dos grandes autocracias o dictaduras, que ejercerían un control exhaustivo de sus ciudadanos, clausurando toda forma de intimidad. Entonces no había internet, pero sí televisión y capacidad para colocar cámaras y pantallas hasta en los dormitorios. Es posible que Orwell se haya equivocado solamente en la fecha.
Jotavé

 


' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?