Sabado 04 de mayo 2024

El obispo Poli y el monopolio de la verdad en la Iglesia pampeana

Redacción 19/11/2012 - 04.50.hs

Norberto G. Asquini
El prelado, un académico de la historia, antepone el tratamiento "desde la fe" a la revisión del rol institucional de la Iglesia católica y el papel que jugó el clero en La Pampa. Esta deshistorización es funcional al ocultamiento de lo ocurrido durante la dictadura militar. Una muestra del contenido del archivo y de la desinformación que hay.
Durante la semana pasada se pudo conocer la "Carta al pueblo de Dios" titulada "La fe en Jesucristo nos mueve a la verdad, la justicia y la paz" firmada por el Episcopado argentino tras su última Asamblea Plenaria. El documento dio cuenta, con suma tibieza, del papel de la jerarquía de la Iglesia Católica durante la dictadura militar. Los prelados se comprometieron en ese documento a "buscar la verdad" sobre la responsabilidad de la institución durante esa etapa e insta a los investigadores a realizar esa tarea. Uno de los que firmó el escrito fue el obispo pampeano Mario Poli. Ya habíamos informado que, gran contradicción, es la misma autoridad que en La Pampa no permite el acceso a los archivos eclesiásticos y ha prohibido a miembros del clero que trabajaron en los años 60 y 70 en la provincia hablar sobre esos años.
Igualmente, esta política de la jerarquía pampeana tiene sus excepciones. En Victorica, por ejemplo, el colegio católico local, bajo la conducción de los salesianos, a pesar de lo conservadora de la sociedad local y de los ámbitos escolares públicos, abrió la discusión sobre cuestiones sobre la dictadura militar y se anima a hablar sobre la Iglesia en esa época.

 

Nada inocente.
El obispo de La Pampa intenta con el ocultamiento de los archivos eclesiásticos ejercer el monopolio de la verdad sobre el pasado de la Iglesia católica en la provincia, y que no permite no sólo el tratamiento académico de esa historia, sino su abordaje desde voces alternativas a la institucional. De una historia cuya pretensión es incorporar a la institución eclesiástica en las múltiples dimensiones de la historia nacional que se diferencie de los enfoques confesionales, apologéticos e institucionalistas de la historia oficial confesional.
La concepción de Poli, que no podemos tildarla de "inocente", ya que es un académico de la disciplina, es que la historia se debe hacer "desde la fe". El objeto de la historia de la Iglesia Católica como ciencia teológica debe hacerse en relación con Dios. Darle un sentido teológico a ese acontecer. Al tener su propia metodología y característica, su interés específico, tiene objetivos y funciones que se contraponen a los de los historiadores de "lo eclesiástico".
De ahí la contradicción que es funcional a la desmemoria de lo ocurrido durante la dictadura militar. Y ese contrasentido se observa en la misma institución eclesiástica: mientras el Episcopado negó que tuviera archivos de la época -y que los hay-, desde el Arzobispado de Córdoba se abren los documentos sobre la represión ilegal para echar luz sobre esos años y los salesianos permiten el acceso a los suyos sin inconvenientes.
Este monopolio de la verdad sobre la historia de la Iglesia católica en La Pampa, como ha señalado el periodista Horacio Verbitsky, busca la naturalización de la presencia de la institución en el acontecer presente. De esta manera, nadie percibe a la institución en el orden cotidiano. Esta estrategia de deshistorización es la empleada por Poli.

 

El papel político.
En los últimos años ha habido un gran debate no solo el papel que han jugado las corporaciones y el rol que tuvieron las instituciones -Iglesia, Fuerzas Armadas, Justicia-, no sólo en la etapa de la dictadura militar, sino también en el presente. De ahí que abordar la historia institucional de la Iglesia católica en La Pampa sea incómodo para las autoridades diocesanas.
La historia "desde la fe" queda en esa situación ya que debería dar cuenta del papel político que jugó el clero pampeano. Por ejemplo, la actuación del obispo Adolfo Arana como conocedor y colaborador de la represión ilegal, como así el capellán del Ejército pampeano. Pero no sólo eso. La actuación política del clero provincial debería mostrar cómo sacerdotes y la Acción Católica conspiraron en la provincia contra el primer gobierno peronista -y fueron perseguidos por eso-. O la presión desde el obispado en la Convención Constituyente de 1960 para incorporar la visión de la iglesia en el contenido de la Carta Magna provincial. Aún más, la actual concepción sirve para dejar en el olvido expresiones alternativas en el clero pampeano, como fueron los curas catalanes y su impronta progresista a fines de los años 60 y comienzos de los 70.
Pero se enfrenta a una clara interpelación al presente. De hecho, se debería revisar cuál ha sido la actuación de la Iglesia católica, y de los grupos católicos, en muchas políticas públicas y su orientación, sobre todo en materia de salud y educación, desde la vuelta de la democracia en 1983.

 

Archivos existentes.
Que los archivos existen, no hay dudas. De hecho, en el año 2010, cuando se realizó el juicio oral y público a nueve represores de la denominada Subzona 14, el Tribunal Oral Federal, bajo la presidencia del juez José Mario Triputti, pidió el 22 de febrero al Obispado información sobre el sacerdote Valentín Bosch. El cura de General San Martín y Jacinto Arauz había sido perseguido por el grupo de tareas de la Subzona 14 en julio de 1976 y debió exiliarse ante las amenazas de muerte y para no ser detenido por el Ejército.
Poli respondió la nota indicando: "Consta en el archivo de nuestro Obispado el permiso expedido por Monseñor Adolfo R.E. Arana, para viajar a España, con fecha del 3 de agosto de 1976". Y finaliza, no se sabe si conociendo la historia o no: "Presumiblemente, después de su viaje no se incorporó a nuestra Diócesis, aunque no podemos afirmarlo por ausencia de información en nuestro archivo".

 

Política adrede.
El problema del monopolio de la verdad y la deshistorización de la Iglesia Católica en La Pampa es que es una política diocesana tomada. Podríamos considerar que durante el obispado de Rinaldo Fidel Brédice, un ortodoxo más elemental en estos aspectos, pudo haber ocurrido por una concepción ideológica o por desinterés.
Pero con Poli, un académico de la historia y al que se considera que tiene al menos algunas aristas más progresistas en otros sentidos, esta línea de acción ha sido tomada adrede porque se saben cuáles son sus consecuencias para la memoria social de los pampeanos y de la posición de la Iglesia católica en el presente.
Y en este sentido, a pesar de que los obispos proclamen en abstracto que pretenden que se conozca la verdad, esta es la primera víctima de la desmemoria que promueven prelados como Poli.

 


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