Viernes 12 de abril 2024

El valor de los muertos

Redacción 10/07/2014 - 05.09.hs

Aunque duela a la conciencia es bien sabido que no todas las muertes de seres humanos tienen el mismo valor. No hace falta más que mirar los informativos de la televisión o leer los grandes diarios de las capitales más importantes del mundo para advertirlo.
En los lugares "calientes" del planeta, es decir, en aquellas regiones sacudidas por conflictos armados, mueren todos los días miles de personas. Claro que, al pertenecer a países periféricos, en la órbita de lo que se denomina tercer mundo, esas muertes apenas tienen cabida en las pantallas televisivas o en los grandes diarios, siempre en las secciones marginales con relación a las informaciones "centrales".
Pueden morir en un mismo episodio bélico somalíes, afganos, nigerianos, palestinos, pakistaníes, que en la gran prensa occidental no merecerán más que alguna referencia lateral, breve, por lo general sin ningún tipo de contexto que permita ubicarse a la audiencia que está a miles de kilómetros del escenario de los hechos.
Pero basta que muera un norteamericano, un inglés o un israelí -entre otros países occidentales "de primera"- en algún enfrentamiento armado para que las cadenas televisivas o las tapas de los grandes diarios destaquen y amplifiquen la "tragedia" hasta la saturación con infinidad de artículos de opinión que bajan línea sobre el acontecimiento. Casi siempre con un tono de condena moral sobre la "irracionalidad" de esas muertes de occidentales en manos de "fanáticos" sin límites éticos.
Ese ominoso desbalance entre el valor que se le adjudica a la muerte según su pasaporte o documento de identidad, y que se ha naturalizado en los medios de comunicación más poderosos del planeta, se advierte rutinariamente y desde hace décadas en lo que se denomina "el conflicto palestino-israelí". En los últimos días se pudo apreciar un ejemplo paradigmático de esa ausencia total de equilibrio para cubrir las informaciones y calificar las muertes.
El secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes judíos en la Cisjordania ocupada por asentamientos ilegales israelíes, fueron inmediatamente destacados por toda la prensa occidental con enorme despliegue informativo. Sin embargo la muerte del doble de palestinos -seis- provocada por el ejército israelí en las operaciones de búsqueda de aquellos tres jóvenes judíos, apenas fue mencionada, con referencias muy breves y nada destacadas, y no por todos los medios. Solo el asesinato de otro palestino, posterior y como represalia de los chicos judíos muertos, sí mereció un tratamiento más relevante.
En las últimas horas está pasando más de lo mismo. Los grandes medios titulan "Israel y Hamas intensifican sus ataques", como si se tratara de adversarios equivalentes en poder bélico. Pero debajo de los grandes titulares que distorsionan de semejante forma la realidad, perdido en los extensos textos de las crónicas, se informa que ya han muerto 32 palestinos -entre ellos muchos niños- en manos de las fuerzas armadas israelíes y que los "peligrosos" cohetes (de fabricación casera) que lanzaron los palestinos hacia territorio de Israel ocasionaron "temor y angustia" pero ninguna baja de población militar o civil.
De un lado decenas de muertos, del otro "temor y angustia": para la gran prensa occidental eso no es un genocidio sino un "conflicto", así, a secas.

 


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