Lunes 15 de abril 2024

Es la economía, estúpido, que también es política

Redacción 17/04/2016 - 03.16.hs

Emilio Marín - La consigna de Bill Clinton contra George H. Bush mostró su vitalidad en estos días en la Argentina. Ahora Mauricio Macri adopta algunas medidas para paliar el ajuste. En realidad, para levantar su alicaída figura, muy venida abajo.
Lo dirán las encuestas, pero la imagen positiva de Mauricio Macri ya no se levanta como un globo amarillo en Costa Salguero. Dicho sea de paso, en ese lugar hubo cinco muertos y otros jóvenes que están en estado grave, tras una fiesta electrónica y mucho éxtasis. Dicen que la propietaria sería una diputada del PRO, Carmen Polledo.
La caída de la popularidad presidencial viene por errores propios y de sus ministros, y sólo secundariamente de la explotación política que la oposición hace de los mismos. Son tan groseros esos defectos de la construcción política del PRO que ni Clarín y otros medios hegemónicos pueden blindarlo todo lo que necesita el hombre con empresas descubiertas off-shore.
El punto más vulnerable del oficialismo es su plan económico, por llamarlo de algún modo, y sus medidas de neto corte antipopular. El menú, muy conocido en la cocina noventista, combina puestos de trabajo a la parrilla, salarios cortados a la cuchilla, moneda nacional decorativa, bancos con la sartén por el mango, tarifazos picados grueso y la factura del endeudamiento externo a pagar entre todos.
Esto no fue lo que Macri dijo entre dientes en la campaña, siguiendo el libreto de su gurú Durán Barba. Que no iba a devaluar. Que no iba a quitar lo que la gente ya tenía. Que a lo sumo vendría a mejorarlo. Todo falso, como papel de cuete.
En eso Mauricio, que es Macri, aprendió de su admirado Carlos Menem, cuando prometió Salariazo y Revolución Productiva y luego pulverizó el salario y privatizó el país. Admitió que si hubiera dicho lo que iba a hacer, la gente no lo habría votado. Una nueva lección para los votantes: no creer en promesas electorales sino atenerse a lo que canta la biografía o mejor dicho el prontuario del candidato. Ahora es tarde para lamentos, pero no lo es para sacar algunas conclusiones de cara al futuro, ya que nadie nace sabiendo.
El salario perdió 15 puntos frente a la inflación. Los puestos de trabajo se redujeron en más de 110.000. Los tarifazos fueron hasta del 500 por ciento. Se están por emitir bonos, endeudando al país, por 15.000 millones de dólares. La economía va entrando en recesión, con varios sectores que se achican y despiden personal, desde kioscos hasta empresas pequeñas y medianas. Viene Uber, resistido por los taxistas, pero también viene el FMI, con historia de criminal serial en Argentina y la región.
Llegado a este punto tan bajo, el presidente anunció medidas para atemperar el ajuste, como la universalización de la AUH y la devolución del IVA a los que cobran planes sociales y la mínima de jubilados, en productos de la canasta básica por hasta 300 pesos mensuales. ¿Alcanzará? Es sólo un paliativo.

 

Separar la protesta social.
El gobierno vio prenderse luces rojas en su tablero ante un recrudecimiento de la protesta social. El jueves pasado hubo en Capital una movilización de obreros de la Construcción, quejándose de que estaban perdiendo 50.000 empleos. Y en simultáneo, una marcha de bancarios, que paraban con demandas en materia de salario-paritarias pero también por despidos. El macrismo despidió personal del Banco Central que controlaba operaciones de lavado de dinero; algunos de los bancos sospechados fueron seleccionados para la colocación de los bonos con que se pagará a los "fondos buitres".
ATE ha convocado a otro paro general, constituyéndose en el gremio más movilizado y con una característica muy interesante: las viejas disputas entre sectores internos ligados a la CTA Autónoma y a la CTA de los Trabajadores no han desaparecido pero ahora no obstaculizan las acciones en común. Macri lo hizo posible...
Hasta los burócratas de las tres CGT, que colaboraron mucho con el flamante presidente en los primeros tres meses de gestión neoliberal, ahora ponen cierta distancia. Fueron recibidos por Macri, pero salieron sin hacer declaraciones porque no tenían nada para ponderar como positivo. No habrá ley antidespidos porque estos serían problemas que arreglará el mercado con mucha inversión extranjera. No se modificarán hasta 2017 las escalas del impuesto a las ganancias porque esos son los tiempos legislativos. Y así de seguido, las excusas presidenciales. Conociendo que por interés baila el mono, el anfitrión prometió acelerar la devolución de fondos adeudados a las obras sociales.
De ese modo dejó en situación difícil a Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Antonio Caló, los popes sindicales. ¿Mantendrán la convocatoria a una marcha obrera del 29 de abril, con motivo del día internacional de los trabajadores? Y en tal caso, ¿que les dirán a sus bases? ¿Que sigue la luna de miel con el gobierno o que pidieron el divorcio? Desde abajo, la presión a esos dirigentes es ara que movilicen y reclamen lo que corresponde, cosa que hasta ahora no hicieron.
Más aún, y difícil creer que fue mera coincidencia, Macri los recibió el 13 de abril, el mismo día que Cristina Fernández de Kirchner compareció ante el juzgado de Claudio Bonadío. Las tres CGT estuvieron con Macri y no en la masiva movilización de Avenida Comodoro Py.
La derecha inteligente sabe que es peligroso echar combustible al fuego. Por eso Rosendo Fraga le decía a Marcelo Longobardi, el martes por Radio Mitre: "lo peligroso es que las protestas de mañana en Tribunales contacten con el descontento social". Fragote advierte que el gobierno de Macri anda comportándose como el bombero loco, que prende nuevos fuegos en vez de apagarlos.
Como todo es según el cristal de quien mira, para el gobierno poder emitir bonos por 15.000 millones de dólares para los buitres sería una forma de prevenir incendios. La Corte neoyorquina avaló la operación que servirá ante todo a esos fondos y a siete bancos que cobrarán 27 millones de dólares para organizar y colocarlos. En el mediano plazo, esa operación -que endeudará al país y empobrecerá a buena parte de la población-, será otro poderoso foco ígneo. Además de Paul Singer, los directivos del JP Morgan, Deutsche, HSBC, Santander, Citi, UBS y BBVA, muy agradecidos. También la directora gerente del FMI, que ordenó el desembarco de sus técnicos otra vez en Buenos Aires, donde serán recibidos como héroes por Alfonso Prat-Gay.

 

Cristina habla y no para.
El macrismo y sus aliados, incluso dentro del PJ, sufrieron el impacto. En cambio, para el espectro político progresista y el campo "nak&pop", fue una buena noticia el regreso de CFK a Buenos Aires. En estos cuatro meses de virtual ostracismo en El Calafate, su silencio no fue una contribución a la concordia política sino una conciliación de hecho con Macri. Ya se sabe qué hizo en este lapso.
Ese tiempo de no hablar ya pertenece al pasado. Ahora lo hizo en forma variada: en un juzgado de Tribunales, afuera y ante una multitud, con los diputados del FPV, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y cerrará mañana esta primera ronda con los intendentes de su palo partidario.
El tono político de sus mensajes fue crítico con el gobierno, al que reprochó su plan de ajuste contra la población y en su caso, de persecución política y judicial. El mensaje reservó varios dardos contra el Poder Judicial corporativo, sin cuyo concurso aquellas campañas antipopulares no podrían haber prosperado. Esto fue mucho más allá del juez Bonadío, al que recusó por enemistad manifiesta y prevaricato, por dictar resoluciones arbitrarias y contrarias a derecho.
Al margen del análisis puntual de cada uno de sus discursos, sobresalió la idea de aglutinar a la oposición política para hacerle la vida más áspera al PRO.
Cristina sabe que la mejor defensa es un buen ataque, de modo que no se limitó a la defensa en la causa por "venta de dólar a futuro" sino que pasó a la ofensiva contra un presidente que nunca nombró, recordando "la ruta del dinero M". Se remontó a los tiempos en que Yrigoyen y Perón fueron derrocados bajo acusaciones de corrupción, cuando sus verdugos militares y civiles venían a anular las conquistas sociales de sus administraciones. Macri sería cría de ese Proceso que pega el grito en un lado y pone los huevos en otro, dicho esto con perdón de los teros.
La irrupción de la ex presidenta significó un serio problema para los dirigentes del FPV-PJ que habían amañado una lista de unidad para ese partido, entronizando al cuarteto Gioja-Scioli-Insfrán-Caló. Hasta un político nada radicalizado como Jorge Capitanich opinó que esa dirigencia no sirve para enfrentar al macrismo porque carece de una política opositora.
Ese puede ser el origen del planteo cristinista del "Frente Ciudadano" formulado en la concentración del miércoles. Apunta a unir fuerzas de los kirchneristas y de los no kirchneristas del campo popular, para enfrentar al gobierno neoliberal. Así dicho, suena muy simpático en muchos oídos, en la medida que se emparenta con un frente transversal como el prometido por Néstor Kirchner en 2003 y nunca concretado. Si solamente se tratara de una rueda de auxilio para el PJ, muchos interesados dirán que no, que esa oferta ya la escucharon antes y fracasó. Una mera colectora o colateral del pejotismo no es lo nuevo que quieren esos argentinos.

 

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