Lunes 15 de abril 2024

Frases que impactan y quedan en la memoria

Redacción 14/03/2013 - 04.48.hs

Señor Director:
La muerte del presidente venezolano Hugo Chávez ha tenido un impacto regional y mundial que parece no haber dejado indiferente a nadie, incluso más allá del ámbito occidental.
Por ser mi manera habitual de "alimentar" lo que da ocasión a mis propias notas, traté de leer cuanto me fue posible acerca de lo que se ha publicado con motivo de tal acontecimiento. Algo que atrajo mi atención fueron algunas frases que en su brevedad dicen tanto o más que un discurso y que, por eso, perduran en la memoria. Me refiero a frases tales como la que nos aconseja que para corregir las costumbres es mejor la risa (el humor) que la severidad o la violencia. La frase latina lo dice así: "castigat ridendo mores" y sigue siendo una advertencia para padres, maestros y moralistas. La comedia Las mujeres sabias permanece como una aplicación cabal de ese consejo, pues Moliére ridiculizó con arte y gracia a las damas que fungían de sabias en salones que reunía a caballeros que les consentían esa simulación que era en sí misma una comedia.
Entre las expresiones de este tipo anoté algo que dijo nuestra presidenta en Caracas: que hombres como él "no se mueren, se siembran". Si nos atenemos a lo que decían muchos de los entrevistados en la multitud que despedía a su líder, que Chávez no había muerto: "Chávez ahora soy yo, somos nosotros", al relacionarla con la expresión de Cristina se infiere que la siembra ha tenido fructificación.
Me atrajo, en un artículo, que se dijese que "él tuvo fallos, como cualquier otro hombre, pero fue por sus virtudes por las que él fue odiado y exitosamente calumniado". Cuando mi lector piense esta expresión advertirá que es, a su modo, una sátira, una humorada, pero que dice algo sustantivo, pues los adversarios más agresivos de Chávez no lo rechazaban por sus errores, sino por los aciertos que le permitieron cambiar en gran medida la realidad social de Venezuela en pocos años. La frase pertenece originalmente a un pensador británico, Bertrand Russell, y aparece en su ensayo acerca de Thomas Paine, el revolucionario norteamericano, considerado hoy como uno de los "padres fundadores" de esa nación. Y quien lo cita es un norteamericano que escribe desde Washington con motivo de la muerte de Chávez. Se trata de Mark Weisbrot, uno de los directores del Centro de Investigaciones en Economía y Política de la capital de los Estados Unidos.
También anoté el dicho de un político argentino, de la oposición, ante la muerte de Chávez. Escribió: "Envío mis condolencias a la familia Chávez y a sus seguidores, más allá de las grandes diferencias de visiones a las que adherimos". La primera parte es correcta y hasta plausible, porque el lector conoce que proviene de alguien que no era precisamente un seguidor de Chávez y que no tenía necesidad de decirlo, pero esto mismo hace que no solamente esté de más ese "más allá de" sino que inevitablemente lleva a preguntarse si realmente estaba condolido. Más plausible, si se quiere, es la franqueza de esas venezolanas que habitan en Miami y que dijeron que se vivía "un día de alegría". Aunque cruel y penosa, la frase suena más sincera que aquellas condolencias. Es duro admitir que alguien puede alegrarse de la muerte de un prójimo y menos cuando, de ser así, de sentirse alegre, lo discreto y mínimamente respetuoso, es callar ante los que sufren o se inclinan con respeto ante tal final de una existencia. Si se ahonda el análisis del dicho, puede pensarse que tales personas deberían más bien sentir una pena propia porque la muerte les quita el contrincante con quien creían estarse midiendo y que fundaba su oposición o su encono.
Diré también que de todas las "tapas" (primeras planas) de los periódicos del mundo, las del miércoles 13, me gustó la del nuestro. Mostraba a personas del pueblo venezolano con el rostro que les pintó el final de una vida en la que habían puesto su esperanza y su confianza.
Atentamente:
JOTAVE

 


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