Miércoles 24 de abril 2024

Guerra más tecnológica que comercial, y EE.UU. viene perdiendo

Redacción 23/05/2019 - 00.27.hs

Mayo viene siendo mes del recrudecimiento de las sanciones de EE.UU. contra China. Donald Trump presentó el conflicto como comercial, pero es tecnológico y político.
SERGIO ORTIZ
En la segunda mitad de 2018 la administración Trump fue anunciando sanciones a China, presentadas como forma de defender el trabajo estadounidense y mejorar la balanza comercial. Esto tenía sólo una parte de verdad y el resto era mentira, algo habitual en el magnate neofascista. El primer elemento alegado, defender el empleo en USA, era contradictorio, porque si bien las medidas proteccionistas de gravar el ingreso de productos chinos podía mejorar el mercado laboral en algunas ramas y estados, seguramente en otros los debilitaba porque esas importaciones servían para el funcionamiento de la economía.
Y suponiendo que ayudara a mantener una baja tasa de desempleo, actualmente del 3,8 por ciento, las réplicas chinas con sanciones a productos norteamericanos, debilitarían los negocios y empleos estadounidenses. Habría que ver en el balance general cuántos puestos de empleo ganaba Trump con su agresión al país socialista y cuántos puestos perdía.
En el medio oeste, Iowa y Wisconsin, que dependen mucho de sus exportaciones a China, el perjuicio podría medirse en votos cuando el multimillonario se juegue su segundo mandato.
El otro motivo alegado para las sanciones estadounidenses, mejorar la balanza comercial, era más visible, porque el intercambio bilateral fue el año pasado de 660 mil millones de dólares y Washington tiene un déficit de 430 mil millones.

 

La política.
EE.UU. pretende que su punto de vista antichino sea suscripto por los países del mundo. Viene apretando a los gobiernos europeos para que militen activamente de su lado, amenazando con sanciones a los que sigan comerciando con Beijing o participen de emprendimientos conjuntos como la Nueva Ruta de la Seda o los preparativos de la nueva red de telecomunicaciones e Internet 5G que lidera la firma china Huawei.
Ese reclutamiento se verifica también en América Latina, donde los funcionarios norteamericanos de paso por Brasilia y Buenos Aires exigen alineamiento contra la "depredación china".
Cuando viajan delegaciones argentinas a EE.UU. se los alecciona con esa línea, como ocurrió a principios de mayo con la comitiva de Federico Pinedo, Marco Lavagna y otros legisladores. No se trata sólo de un enfoque comercial sino también político y algo más, pues en esas reuniones los norteamericanos cuestionaron la base de observación espacial china construida en Neuquén y advirtieron contra espionaje chino cuando desembarque la red 5G (Infobae 17/5).
En julio de 2018 Trump gravó con aranceles del 25 por ciento a productos chinos por 34 mil millones de dólares y luego amplió a otros productos hasta 50 mil millones de dólares. No conforme con eso, aumentó el impuesto del 10 por ciento a otra lista de productos chinos completando 200 mil millones de dólares.
Ese es el punto en que se encuentra hoy el diferendo, con la amenaza explícita de que, si Beijing toma represalias, Trump gravaría con el 25 por ciento a todas las mercancías chinas, por 525 mil millones de dólares.
Beijing viene siendo muy medida y firme en sus contragolpes. En septiembre del año pasado había respondido con aranceles por 60 mil millones de dólares. Es la parte pensante del conflicto, con afán de negociar en esta guerra que no quiso.
En mayo Trump se concentró en golpear a Huawei. Bajo acusaciones de posible espionaje, nunca demostrado, y riesgo de la seguridad estadounidense, dictaminó que las empresas norteamericanas no pueden vender sus insumos a la tecnológica china, líder mundial detrás de la surcoreana Samsung en teléfonos y a la vanguardia en varios rubros científicos, entre otros en la red 5G.
Uno de los que mejor ha estudiado el fenómeno chino y las razones de la agresividad norteamericana es Gustavo Girado, magister y Director de la Especialización en Estudios en China Contemporánea de la Universidad Nacional de Lanús. Lo explicó en su libro "Cómo lo hicieron los chinos": China viene superando a la superpotencia decadente en materia tecnológica y en número de patentes e invenciones anuales.
En un reciente artículo en Tiempo Argentino, Girado explica: "EE.UU. y China mantienen competencia creciente y un gran conflicto sobre el control de las palancas modernas del poder: reglas e instituciones globales, estándares, comercio y tecnología. Tener capacidades para innovar constituye una fuente de poder nacional y, en la era digital, la seguridad y el poder nacional tienen diferentes requisitos conformados por el cambio tecnológico y el ciberespacio".
Añade sobre la red 5G: "los procesadores de quinta generación servirán para la construcción de nuevas redes de dispositivos conectados a través de la llamada Internet de las cosas, así también como base para tecnologías emergentes que incluyen los vehículos de auto-conducción y la transmisión de realidad virtual".
Para mostrar la falsedad de las acusaciones de espionaje, Huawei abrió un laboratorio en Bonn a fines del año pasado, poniendo a disposición de los reguladores de telecomunicaciones alemanes todo su lenguaje de programación para la red.
Pero las agresiones de Trump siguieron. Google limitó servicios de Android para Huawei; Qualcomm, Intel, Broadcom y Xilinx decidieron poner fin a sus operaciones con la firma china. La ejecutiva de Huawei en Canadá, Meng Wanzhou, hija del fundador de la empresa, Ren Zhengfei, fue detenida bajo acusación de violar el bloqueo a Irán. Ella tiene en su contra el trámite de extradición a EE.UU.
Si alguien tiene alguna duda sobre quién es el malo de esta historia puede atar hilos: ¿quién bloquea a Cuba, agrede a Venezuela, hace la guerra a Siria, sanciona a Irán, se retira de los acuerdos de Cambio Climático, quiere un muro en México, apoya el genocidio contra los palestinos, ajusta a Argentina mediante el FMI, amenaza a Rusia y busca el enfrentamiento con China?

 


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