Miércoles 10 de abril 2024

La doble vara de los países desarrollados

Redacción 21/02/2018 - 01.44.hs

La discusión sobre libre cambio y proteccionismo existe desde hace siglos. De un lado se encuentran quienes dicen que liberar las barreras comerciales mejora la calidad de vida de todos los países, del otro, quienes afirman que las políticas proteccionistas son fundamentales para avanzar hacia el desarrollo económico.
La historia muestra una paradoja. Los países desarrollados que hoy defienden el libre cambio lograron su desarrollo a partir de políticas que hoy serían acusadas de proteccionistas por ellos mismos. Ya en el siglo XIX el economista alemán Friedrich List observó este comportamiento y lo denominó "patear la escalera": los países desarrollados utilizaron instrumentos para alcanzar su desarrollo y una vez logrado prohibieron a los demás países su utilización. Así aseguraron su supremacía. Y no se trata solo de un debate del pasado. Los países desarrollados, a pesar de su retórica librecambista, siguen usando políticas proteccionistas mientras promueven el librecomercio para el resto del mundo.

 

Ultra proteccionismo.
Durante el siglo XIX EE.UU. y Europa aplicaron medidas intervencionistas para proteger y fomentar sus industrias nacientes. EE.UU. y Reino Unido usaron aranceles y prohibiciones a las importaciones y otorgaron subsidios. Alemania, Francia y Suecia hicieron acuerdos entre el Estado y las empresas privadas para desarrollar nuevos sectores económicos. Suiza y Holanda no tuvieron leyes de propiedad intelectual.
Hoy estas políticas se encuentran fuertemente limitadas. Por ejemplo: el GATT impuso un control sobre la política arancelaria; la OMC limitó las salvaguardias y cupos a la importación; la Ronda Uruguay restringió fuertemente los subsidios a las exportaciones; el acuerdo TRIPS extendió la legislación sobre patentes promovida por los países desarrollados.
Asimismo, acuerdos como el que se está negociando entre el Mercosur y la Unión Europa limitan la contribución que puede hacer la compra pública. Una de las cláusulas establece que las empresas europeas tienen que tener el mismo nivel de prioridad que las empresas locales a la hora de definir las compras públicas. Estas medidas dispuestas en negociaciones multilaterales también son reforzadas por los organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial que condicionan sus ayudas financieras a la aplicación de este tipo de medidas librecambistas.
Pero el doble estándar no solo es cosa del pasado. Actualmente se puede observar que los países desarrollados continúan recurriendo a políticas proteccionistas. Los países desarrollados han logrado que se prohíban los subsidios a la exportación de los productos industriales donde sus empresas detentan el control de la producción y de la tecnología. Sin embargo, mantienen una agresiva política de subsidios a su producción agrícola para protegerla de las importaciones, ya que en ese rubro los países periféricos son más competitivos. En Europa se aplica la Política Agrícola Común que establece ayudas directas por superficie (agricultura) o por cabezas de ganado (ganadería) y garantiza precios mínimos cuando los precios internacionales bajan de determinado nivel. Esta política abarata los costos de producción en Europa limitando la competencia extranjera, favoreciendo las exportaciones europeas e impacta a la baja en los precios internacionales.

 

Ley despareja.
Cuando los países desarrollados observan producciones subsidiadas en otros países aplican bloqueos a las exportaciones con medidas antidumping. Los países periféricos están más limitados por cuestiones técnicas, ya que carecen de los recursos para demostrar los casos de dumping. Estados Unidos y Europa han sido los que aplicaron más medidas no arancelarias en los últimos años según la OMC.
El mundo está cada vez más proteccionista. Si bien los países centrales nunca abandonaron el proteccionismo, desde la crisis financiera internacional y desde que asumió Donald Trump en EE.UU. estas políticas se han intensificado. A la luz de los hechos cabe preguntarse ¿cuál es el sentido de abogar por el libre comercio? (Pablo Wahren. Extractado de Celag).

 


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