Jueves 11 de abril 2024

La importancia que tiene en el salario la cláusula gatillo

Redacción 19/03/2018 - 01.17.hs

Las discusiones paritarias del año 2018 comparten una cosa, todas las ofertas procuraron excluir la "cláusula gatillo" (aquí en La Pampa quedó establecida como ya se ha informado). Esa cláusula es la que garantiza que el salario no pierda poder adquisitivo frente a la inflación, y su ausencia una verdadera catástrofe en términos económicos.

 

Cómo Funciona.
Idealmente, si a fin de año la inflación fue mayor al aumento salarial acordado, debería haber un nuevo aumento que compense la diferencia. Por ejemplo, si la paritaria es del 15%, pero a fin de año la inflación total fue del 20%, automáticamente debería haber un nuevo aumento del 5%. De esta manera, se asegura que el poder adquisitivo del salario no caiga por efecto de la inflación. Esto es, que con el mismo sueldo se puedan comprar la misma cantidad de bienes y servicios que un año atrás. Eso se llama mantener el "salario real" constante.
Ahora bien, ¿Qué implicancias tiene para los trabajadores que se elimine la cláusula gatillo de la discusión paritaria?
En esencia, es prácticamente asegurar desde el inicio que el salario va a perder contra la inflación, a menos que ésta baje abruptamente, cosa que nadie ya cree que vaya a ocurrir. Con "aumentos" por debajo de la inflación esperada para 2018 -que el propio Banco Central ubicó en 19,4% en su última redefinición de expectativas- y sin cláusula gatillo, lo que ocurrirá es que caerá el salario real, igual que ya ocurrió en 2016.
En este escenario, la propuesta del gobierno para las paritarias -públicas y privadas- de este año, del 15% sin cláusula gatillo, no es una propuesta de aumento sino de disminución del sueldo. Los salarios reales, en promedio, perdieron 7% de su poder adquisitivo en 2016, ganaron 2% en 2017, y con esta propuesta perderían 5% en 2018. Es decir, el resultado total en los primeros tres años de gobierno de Cambiemos sería -7+2-5 = -10. Diez por ciento de caída del salario real en tres años. En un país sin inflación, eso equivaldría a que por cada 1.000 pesos que ganara un trabajador en 2015, en 2018 ganará 900 (100 pesos menos). O sea, se sentó en una mesa de negociación y accedió a rebajar su salario en un 10% por puro patriotismo.
Obviamente, no todos pierden en esta historia. Los créditos UVA, que actualizan por la inflación, son la cláusula gatillo que sí tienen los bancos para no perder. También tiene cláusula gatillo, por ejemplo, el bono por 70 mil millones de pesos que colocó recientemente el gobierno nacional. Las tarifas de los servicios públicos están aumentando mucho más que la inflación, pero el objetivo del gobierno es, una vez que lleguen al valor deseado (sin subsidios), que en adelante aumenten igual que la inflación.

 

¿Por qué, el gobierno insiste?
Lo que están haciendo es intentar utilizar los salarios como "ancla" antiinflacionaria. Es decir, al ser los salarios parte de los costos de las empresas, apuntan a que bajando esos costos, bajen los precios, y por tanto la inflación. Esta visión liberal, que desconoce la diversidad de estructuras de costos de los distintos sectores económicos, se choca también con la realidad: en 2016 el salario real cayó un 7% y sin embargo la inflación fue de un 40%.
Para muestra basta un botón: según datos del Indec, en el tercer trimestre de 2016 el 10% más rico de la población ganaba 22 veces más que el 10% más pobre, mientras que un año después (paritarias por encima de la inflación mediante) esa brecha se redujo a 20 veces.
Otra consecuencia de esta rebaja salarial es que se incrementa la pobreza. No sólo es posible trabajar y seguir siendo pobre: contra el relato meritocrático, los datos del propio Ministerio de Trabajo muestran que prácticamente la mitad de los trabajadores registrados (en blanco) del sector privado cobran salarios inferiores a la línea de pobreza para una familia tipo.
Con la excusa de eliminar el "impuesto inflacionario", se está efectuando un recorte del 10% por ciento sobre los salarios, que no es un impuesto sino una transferencia de ingresos hacia los sectores más concentrados. En economía, lo que alguien pierde no se evapora, sino que lo gana otro.
Francisco Barberis Bosch
Economista

 

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