Domingo 21 de abril 2024

La pluma infatigable señala un rumbo

Redacción 20/02/2018 - 01.40.hs

I - Treinta y cinco años de encuentro diario con sus lectores tuvieron su fin ayer con el fallecimiento de nuestro columnista Jotavé, seudónimo que utilizó, desde 1983 el profesor José Rufino Villarreal. Fue un día de 1983, cuando la primavera democrática asomaba en la Argentina, que llegó a la redacción dirigida a nuestro fundador y entonces director, Raúl I D'Atri, la primera de una larga serie de notas que le dieron a la tradicional página editorial, "la página ocho", la impronta de su pluma.
En estos siete lustros, Jotavé usó siempre para sus escritos el formato de un carta al director. Fiel a su pertenencia a esa vieja tradición periodística, dirigió siempre el fruto de sus observaciones como una propuesta para enriquecer el debate sobre la realidad que era puesta a consideración de la dirección.
Fue quizás, el último exponente de una estirpe de periodistas que asumían su profesión como continuidad de su tarea docente, una tarea donde el debate se iniciaba con la exposición clara y razonada de su idea de la realidad, abierta a la dialéctica de la discusión.

 

II - Llegó al periodismo muy joven en la vieja redacción de LA ARENA de la calle Yrigoyen, la continuó en Buenos Aires de las décadas de los '40 y '50 cuando estudiaba, siguió en esa prédica alternando con su trabajo de profesor como director de Zona Norte en los '60 y la culminó, luego de su jubilación, como columnista de este diario.
El legado de José Villarreal no se limita solo a sus reflexiones sobre la realidad cotidiana. Su pluma, que podía traducir en palabras con una facilidad asombrosa las ideas que su autor desgranaba sobre los asuntos más diversos, tuvo su hondura principal en los ensayos sobre su terruño. Pocos autores, han contribuido con tanta lucidez y originalidad a entender el proceso de afianzamiento de un arraigado sentido de pertenencia en la cultura lugareña de nuestra provincia.

 

III - Su aporte al entendimiento de cómo fue el proceso de conversión de unos pobladores que pensaba su estadía en La Pampa como de paso a la conformación de una generación pionera que asumió como suyo el lugar y comenzó la construcción de instituciones y aún empresas que aún perduran, es invalorable e imprescindible si se quiere entender qué cosa somos los pampeanos, de dónde venimos y cuál es el camino que esa historia nos propone recorrer si es que vamos a ser consecuentes con ella.
De esa maduración de una generación salieron, propone JV en sus ensayos, nada menos que la Cooperativa Popular de Electricidad y también, este diario. No es casualidad, nos dice, que los nombres en uno y otro emprendimiento se repitan, ni que surjan en esos años difíciles del '30, cuando muchos emigran por la sequía, y en la adversidad, se hace fuerte una saga de hombres y mujeres que, sin decirlo, expresan en sus obras, en sus creaciones, su idea de que La Pampa es, definitivamente, su lugar en el mundo.

 

IV - En estos días en que esa idea se ha ido perdiendo al paso de cierta decadencia y fracaso en la idea de una gran provincia que soñaron aquellos pampeanos, en estos días en que dos de cada tres jóvenes que se van a estudiar no regresan a La Pampa, las reflexiones de Villarreal sobre aquella generación, tienen la virtud de iluminar en parte la complejidad de un proceso actual y urgente pero poco estudiado, poco entendido, y poco abordado. Su pluma es, en éste como en otros temas, una clave para entender aquel pasado y encontrar el rumbo.

 

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