Miércoles 10 de abril 2024

La prioridad la tenía el cierre de listas, pero mañana empieza otra historia

Redaccion 25/07/2021 - 05.52.hs

POR HORACIO VERBITSKY
No es que todo sea armonía y paz, pero el Frente de Todos consiguió una fórmula de unidad en la Provincia de Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma, que fue presentada ayer por Alberto y Cristina en una fábrica de Escobar, mientras Cambiemos, Juntos por el Cambio o Juntos, según las alternativas y la confusión de cada momento, irá a internas en ambos distritos. Uno de sus dirigentes trató de impedir esta confrontación, hasta último momento. Para Más Jorge que Macrì eso dividirá las fuerzas en los niveles provincial y municipal y favorecerá al kirchnerismo, que podría ganar así el control del senado bonaerense. Esto pone a prueba dos presunciones: que las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias fortalecen a los partidos y que el peronismo unido es imbatible.

 

Equilibrio homeostático.

 

Las listas del oficialismo nacional reproducen el esquema que hace dos años le permitió arrebatarle la presidencia al devaluado Maurizio Macrì. La Vicepresidenta CFK sigue siendo la socia mayoritaria de esa coalición, de la que también participan el Presidente Alberto Fernández, quien luego de dos años y con los timbres de RPO se hace oír con mayor claridad que nunca; el presidente itinerante de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; la Cámpora, el sindicalismo y el social-movimientismo. Las listas que se cerraron a la medianoche del sábado 24 responden a ese equilibrio homeostático. Durante su presentación, Cristina dijo que, debido a la deuda contraída por el gobierno de Macrì, la Argentina no podrá emplear los DEGS que entregará el FMI para enfrentar las consecuencias de la pandemia. Una definición de fondo. Alberto agregó que se siguen discutiendo con el Fondo las tasas y los plazos para pagar la deuda.
Con más del 38% del electorado la provincia de Buenos Aires padece una irritante subrepresentación respecto de distritos menos poblados: elige 70 diputados nacionales cuando, por su cantidad de habitantes le corresponderían 103 de los 258 de la cámara. Buenos Aires es el escenario principal al que se prestará atención, entre otras cosas porque se trata del bastión de Cristina, quien allí demostró que no hay en el peronismo quien pueda hacerle sombra. En 2009 y 2013, el kirchnerismo no había podido frente a Francisco De Narváez y Sergio Massa, que navegaron con bandera de conveniencia peronista. Pero en 2017, pese a las candidaturas de Sergio Massa y de Florencio Randazzo, CFK llegó al 37%. Este año, en los primeros 16 puestos hay cuatro sindicalistas. Forman ese 25% Sergio Palazzo, Hugo Yasky, Vanesa Siley y Walter Correa.
Notable destino de los vencedores de 2009 y 2013: De Narváez fracasó en su apuesta por la gobernación bonaerense y volvió a su actividad comercial; Massa trepó al último vagón del tren de todos, al advertir en 2017 los alarmantes síntomas en su piel política de la incurable enfermedad del randazzismo, y desde su nueva posición institucional aspira a recuperar el terreno perdido. Su ilusión es ser en 2023 el Alberto de Máximo.
Afirmada la centralidad del kirchnerismo dentro del peronismo, ahora se trata de verificar que tampoco la oposición radical-liberal esté en condiciones de someterlo. La elección gubernativa de 2015 fue excepcional, porque la descalificación del candidato peronista bonaerense con falsas noticias que lo vinculaban con el comercio de sustancias narcóticas de consumo prohibido por las autoridades sanitarias, contó no sólo con la red mediática y judicial de costumbre, sino también con las cadenas de oración impulsadas por el Episcopado Católico.
Apenas seis años después, el Hada Buena que entonces se impuso no puede poner el pie electoral en la provincia que gobernó, ni asistir al lanzamiento de la lista de su partido, y se refugia en la Ciudad Autónoma, donde el PRO se impone con cualquier candidatura, así sean las de las inimputables Gabriela Michetti y Elisa Carrió. El único peronista que hicieron ganar los porteños, en la elección de diputados nacionales de 1993, no era peronista ni porteño, sino riojano y neoliberal. Se llamaba Erman González y Carlos Menem lo trataba como a un hermano. De hecho, este año la cabeza de nómina del FdT porteño será el radical Leandro Santoro.
En 2017 en la provincia de Buenos Aires se impuso el fundador del PRO, Esteban Bullrich. Su peripecia posterior no ha sido más relevante que las de Massa y De Narváez. Este año Bullrich se acercó al mediático Facundo Manes, porque en la repartija de Juntos lo excluyeron sin contemplaciones, no sólo de las nóminas nacionales sino también de las provinciales y municipales. Pero en cuanto Rodríguez Larreta le ofreció lugares en las boletas porteñas, redescubrió el discreto encanto de la unidad. La UCR se aferra al zurdo Manes como a un respirador y consiguió que a último momento desistiera de disputarle la representación del radicalismo el heredo-intendente de San Isidro, Gustavo Posse.
La aritmética no es el único método predictivo, pero tampoco es aconsejable prescindir de ella por completo. Si al 37,25% de Cristina en 2017 se le suma el 11,32% de Massa, quedan a un punto y medio del 50%. Y si al 5,3% de Randazzo se le restan el armado de Alberto Fernández, el sustento territorial del Movimiento Evita y el financiamiento del PRO, con los que hoy no cuenta, queda poco más que el ex ministro, que es muy apreciado en Chivilcoy. Su principal inserción territorial, el ex intendente de Bolívar, Eduardo Bucca regresó al Frente de Todos.
A las listas únicas del FdT en las dos Buenos Aires se les oponen las internas de Juntos. El Hada Buena será secundada en la Ciudad Autónoma por el economista radical Martín Tetaz, con perdón de la palabra, y por una de las mandaderas de Carrió, Paula Olivetto, quien llevó a Tribunales las escuchas ilegales a diálogos entre personas privadas de su libertad y sus abogados defensores. También forman parte de esa nómina el bufón macrista Fernando Iglesias, el bussista Pablo Walter y la historiadora acusada de plagiaria Sabrina Ajmetech, cuyas posiciones extremas sedujeron a Patricia Bullrich. Deberá competir con el radical Ricardo López Murphy, que ahora ha mutado a Republicanos Unidos, acompañado por el troll macrista Yamil Santoro, uno de los que en 2013 se reunieron en San Pablo con los delegados de los fondos buitre que les ofrecieron financiamiento para organizar los cacerolazos y las denuncias mediáticas contra Cristina, y la mediática Sandra Pitta. También anunció su inscripción otra lista radical, con el ex secretario de salud Adolfo Rubinstein y el ex alcalde Facundo Suárez Lastra, respaldados por el ex diputado Luis Brandoni, el arquitecto del esquema jurídico para detener a Milagro Sala, Ricardo Gil Lavedra, y el sedicente constitucionalista Daniel Sabsay.
Una incógnita es cómo funcionará en la provincia de Buenos Aires el porteño Diego Santilli. Aparte de la confianza personal que le tiene Horacio Rodríguez Larreta, su designación obedece al intento de ampliar la base de sustentación del PRO hacia el peronismo. Pero el origen del Colo se compensaría con sus acompañantes:
La contadora Graciela Ocaña. En 2004, cuando Ocaña desmintió una denuncia de su partido que implicaba a Néstor Kirchner en el asesinato de un empresario pesquero, Carrió la acusó de venderse y traicionar, a cambio de su designación en PAMI. Ocaña lo negó y dijo que no era kirchnerista ni peronista, y lleva años de esfuerzos por demostrarlo.
Marcela Campagnoli, que reemplazó a Ocaña como dama de compañía de Carrió y fue fundamental en la glorificación del corrupto fiscal Natalio A. Nisman, cuya trágica muerte se intentó cargar en la cuenta de CFK.
Gerardo Milman, que saltó de los brazos de Margarita Stolbizer a los de Patricia Bullrich, a quien secundó en el ministerio de Seguridad, donde defendió la acción de la Gendarmería contra Santiago Maldonado y la Prefectura contra Rafael Nahuel.
Hernán Lombardi, un radical que llegó a revistar entre los agitadores más optimistas de Maurizio Macrì.
Desde Suiza, el ex presidente está más preocupado por el avance de las investigaciones sobre el contrabando de armas en apoyo del golpe y la represión en Bolivia que por las listas electorales.

 

La franja amarilla.

 

Los cierres de listas en Córdoba y Santa Fe fueron también muy movidos y escenario de todo tipo de operaciones. En Córdoba, el funcionario de la presidencia Fernando Navarro invocó opiniones de Máximo Kirchner y de Wado de Pedro para que el senador Carlos Caserio bajara su lista, de modo que el FdT no confrontara con el gobernador Juan Schiaretti. Pero cuando se estableció un puente con Buenos Aires quedó claro que esa era la intención del Movimiento Evita, no la de Alberto ni de la Cámpora que, por el contrario, sostuvieron la postulación de Caserio. Su compañera de fórmula en la nómina para el Senado será la camporista Gabriela Estevez, mientras que la lista de diputados nacionales será encabezada por el secretario de Obras Públicas, Martín Gill, intendente de licencia de Villa María. Gill resistió su candidatura todo lo que pudo, hasta que le advirtieron que en ese caso debería dejar Obras Públicas y el presupuesto que maneja. Su predecesor en ese municipio, Eduardo Acastello, a quien en la provincia llaman el Zar del Sur, será el compañero de fórmula para el Senado de la esposa de Schiaretti, Alejandra Vigo, mientras Natalia, la hija del ex gobernador José Manuel De la Sota, estará al tope de la nómina de diputados.
Luego de meses de ninguneo, Estevez se comunicó con Pablo Carro, único diputado electo por el kirchnerismo en la provincia más reluctante a todo lo que tenga que ver con la ex Presidenta. Muy vertical, Estevez acató así una decisión de Kirchner, a quien le cuesta percibir la diferencia entre la lista del cordobesismo y la del FdT, y en cambio respeta la militancia de Carro, quien amagó con plantarse y forzar una PASO. Carro será el tercero de la lista, luego de Olga Riutort, pero sólo podría aspirar a una banca si luego de la elección Gill renunciara.
En Juntos, el PRO se debatió hasta último momento en el tironeo entre Mario Negri y Luis Juez, quien hasta poco antes del cierre parecía número puesto para el Senado.
En Santa Fe, el gobernador Omar Perotti recorrió con Alberto Fernández los senderos de la RPO, para explicarle por qué se oponía a que el ministro de Defensa Agustín Rossi encabezara la lista del oficialismo, en tándem con su vicegobernadora, Alejandra Rodenas. Alberto sabe que Rossi sería el jefe de gabinete ideal para Cristina, pero él no está dispuesto a mover de allí a Santiago Cafiero, El Papito. Un ministro sostiene que hay entre ellos una simbiósis comparable a la que tenía Néstor Kirchner con Alberto Fernández, una comparación que Cristina no haría propia. Si es así, mejor que El Chivo vaya a Santa Fe, entonces. El argumento público de Perotti es que Rossi tiene un techo frente a la oposición, por su defensa de la 125 en 2008. Esto es relativo. Santa Fe se puede ganar con el 34% de los votos y Rossi llega sin dificultades a 32. Por eso, en privado, Perotti confiesa que si Rossi es el candidato y como en Santa Fe el gobernador no puede aspirar a una reelección consecutiva, en pocos meses él sería un pato rengo. Eso es cierto, pero el punto central es que el propio Perotti comienza cualquier diálogo sobre el tema admitiendo que su candidato, el diputado Roberto Mirabella, «no mide». La decisión de Rossi y Rodenas de mantener su lista puso a Perotti frente a esa amarga verdad. El propio gobernador se presentará como candidato suplente a Senador, contra Rossi y Rodenas. En la cada vez más fragmentada oposición, competirán por lo menos cuatro listas, donde se apiñan los fragmentos de los estallados acuerdos entre radicales, liberales y socialistas.

 

Cuestiones de peso.

 

A partir de mañana, con las candidaturas ya oficializadas, se acentuará la presión sobre las reservas del Banco Central, que las medidas adoptadas a principios de mes por la CNV no han conseguido frenar. El enroque entre el director Sebastián Negri, quien asumió la vicepresidencia, y la vicepresidenta Mónica Erpen, que se redujo a directora, tuvo el propósito de reforzar los controles sobre las operatorias por las cuales se siguen fugando dólares, en sus variantes CCL y MEP. Es una decisión comprensible, ya que Erpen fue directiva de BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos, producto de la fusión de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y el Merval), bajo la presidencia de Ernesto Allaria (que es el principal agente de bolsa y operador en los mercados opacos) y la vicepresidencia de Nicky Caputo, que recién renunció al sexto mes del gobierno actual. El año pasado, cuando Adrián Consentino eligió como su segunda a Erpen, el diario de negocios El Cronista ironizó que era como si «pusieran a Marcelo Tinelli de árbitro en un partido de San Lorenzo». Negri no es parte de ese bando, o banda o bande, según deba decirse, pero es muy consciente del poder de esos muchachos, lo cual lo induce a la cautela, pese a que ha tenido acceso a la Vicepresidenta CFK.
Concluida prácticamente la liquidación de la cosecha de soja e iniciada la campaña electoral, los pases de magia financiera para comprar dólares se multiplican. El último invento es el Segmento de Negociación Bilateral (Senebi), una rueda no regulada de títulos públicos y obligaciones negociables que permite eludir el control oficial. Las discrepancias entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, no son ásperas, porque ambos son personas cordiales, pero sí muy representativas de visiones opuestas y complementarias. Guzmán aduce que si todas las ventanas se cierran para tales operaciones, crecería la brecha entre las cotizaciones oficial y paralela del dólar y ese mercado podría desplazarse a Nueva York, fuera del alcance de cualquier control argento. Pesce no niega ese riesgo, pero entiende que nada sería más grave que quedarse sin dólares, porque en ese caso el país estaría desnudo ante los vientos helados de la especulación financiera. Guzmán está pendiente de los diálogos con Janet Yellen y Kristalina Georgieva. Pesce recuerda una frase de Néstor Kirchner dirigida a un funcionario que quería viajar a Washington: «Quedate, las cosas se deciden acá». Las últimas semanas han puesto sordina a estas discusiones, porque todos entienden la prioridad que tenía el cierre de listas. Pero mañana empieza otra historia. De todos modos, aún quienes presionan por la devaluación, como el Grupo Clarín, reconocen que el nivel actual de reservas es superior al de 2020, cuando el Banco Central pudo resistir la ofensiva, y formulan sus nada ingenuos interrogantes sobre qué pasará con el dólar para después de las elecciones. Una mala noticia para ellos es que sin alharaca, Axel Kicillof logró renegociar la deuda de su provincia con acreedores privados.

 

En nombre de quién.

 

Massa no volverá a decir en la embajada de los Estados Unidos que Kirchner es un monstruo ni procurará deshacerse del cardenal Jorge Bergoglio, no sólo porque, cada uno a su manera, ambos murieron, sino porque ya lo sosiega la proximidad de los 50 años y ha aprendido a morderse la lengua nueve de cada diez veces antes de hablar, tiempo que dedica a reflexionar sobre las consecuencias de lo que se propone decir. Esto no implica que haya renunciado a diferenciarse, y vaya si lo hizo en el encuentro que promovió con el Congreso Judío Latinoamericano. Luego de su viaje a Estados Unidos, donde buscó contacto con la casa central, el American Jewish Committee, y en medio de los ataques de la DAIA al Presidente Alberto Fernández por su posición ante la violencia en Medio Oriente, Massa organizó una conferencia virtual contra el terrorismo, en conjunto con el Congreso Judío Latinoamericano, un organismo bancado desde Estados Unidos, de representatividad tan dudosa que su secretaría general la ejerce la DAIA, una cáscara vacía que pretende actuar en nombre de los judíos argentinos. Así, reforzó el perfil distinto al de los otros miembros de la coalición que Massa intenta mostrar en Estados Unidos, pero ahora no con declaraciones rimbombantes sino con actos sobrios.
El Presidente Fernández recibió a la dirigencia de la DAIA, en un encuentro que trajo cola. Uno de los asistentes fue el tucumano Fabian Neiman, presidente del Consejo Federal, que representa a las entidades del interior. De fuerte relación con el gobernador Juan Manzur, ha publicado en sus redes sociales insultos contra Cristina que tal vez no hayan disgustado al cristiano maronita Manzur.
En la reunión con Alberto, Neiman hizo un cuestionamiento frontal a la posición argentina en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que debían investigarse tanto los bombardeos israelíes sobre población civil en Gaza como el lanzamiento de cohetes sobre Israel desde la franja. Fue tan insistente, que el presidente de la DAIA Jorge Knoblovits repitió, también varias veces:
-Nosotros hablamos en nombre de los judíos argentinos, no de Israel.
Fernández asistió azorado a ese strip-tease, que culminó con la separación de Neiman de su cargo directivo en la DAIA, factible por la ausencia de cualquier mecanismo de democracia interna. Neiman respondió con virulencia y comenzó a presentarse como ex presidente del Consejo Federal.
El Presidente también recibió a la dirigencia de la AMIA, que se pronunció en contra del juicio en ausencia. Lo mismo plantea uno de los candidatos a la presidencia de la DAIA, el ex secretario de derechos humanos de Macrì, Claudio Avruj, un hombre con mucha sensibilidad para percibir hacia dónde sopla el viento. Por supuesto, todo puede variar, según sea el resultado de los próximos comicios.

 

Alberto y Cristina.

 

Las perspectivas de Alberto y de Cristina son diferentes, y se notó en el tono de sus mensajes en el acto de ayer. El Presidente cree que la reactivación económica, la unidad del peronismo, el avance de la campaña de vacunación (ya recibió su primera dosis la mitad de la población) y el lento descenso de la inflación, aseguran la victoria en las urnas de septiembre y noviembre. El episodio de la carta de Cecilia Nicolini al fondo ruso de inversión no afecta esa certeza. El texto difundido desde la comisión de salud de la Cámara de Diputadxs, donde la oposición lo encontró entre otros documentos confidenciales, sólo prueba que la Argentina hizo valer sus derechos ante los incumplimientos de la contraparte. La Vicepresidenta teme que la profundidad de la crisis social, el alto número de muertos por la pandemia y lo que considera ineficacia en el manejo de la escalada de los precios, puedan obrar como una trampa caza osos que se cierre sobre los pies del oficialismo.
Faltan menos de dos meses para saber si la cuarta puede ser la vencida.

 

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