¿Querés recibir notificaciones de alertas?

Jueves 18 de diciembre 2025

La conciencia y la violencia

Redacción 13/11/2012 - 03.46.hs

En los últimos días se han producido varias concentraciones y protestas en la provincia. Principalmente en General Pico. Han sido manifestaciones de indignación contra el accionar de la Justicia, la policía y el gobierno después del hallazgo del cuerpo sin vida de Sofía Viale. Los restos de la niña fueron encontrados, luego de 72 días de estar desaparecida, enterrados en el fondo de una casa del barrio Indios Ranqueles. Ese descubrimiento se logró porque el confeso homicida abusó de otra niña que pudo escapar y avisar a sus padres y a la policía.
Allanada la vivienda, se comenzaron a conocer otros detalles del macabro caso, como que la menor había sido violada y ahorcada. Que el autor vivía apenas a una cuadra y media de donde habitaba la menor. Que los investigadores del caso no le dieron importancia a una organización no gubernamental que había orientado la búsqueda en la zona. Y que el crimen lo había cometido un ex preso con varios antecedentes similares, que había recibido una condena anterior que fue mínima y que su estadía en la cárcel fue todavía más corta.
Esta situación generó no solo dolor sino además indignación contra quienes llevaron adelante las pesquisas. También se apuntó al responsable político, que es el gobierno. Los manifestantes salieron a la calle en gran número a expresar su repudio. La bronca se canalizó en la protesta, pero también fue aprovechada por una minoría para cometer actos de violencia. Hubo ataques por parte de algunos individuos hacia la Justicia y la Policía. El centro judicial de General Pico fue apedreado e incendiado y el fiscal general recibió una violenta golpiza que lo dejó con cuatro costillas quebradas. Antes habían quemado un móvil policial y saqueado una comisaría ubicada en el barrio en el que vivía Sofía Viale de la que además robaron armas de fuego. Varios uniformados resultaron heridos en los disturbios. Días después otros agentes fueron tiroteados por desconocidos. Fue así que algunos, los menos, usaron la genuina indignación popular para generar violencia y caos, y tomarse revancha hacia la Justicia y la Policía.
Por otro lado, se observó a miles de piquenses que también se manifestaron en el centro de la ciudad en forma pacífica. Varios de ellos habitantes del barrio en el que vivía la niña asesinada. Sus representantes, además, entregaron un petitorio al gobernador de la provincia en el que exigieron la adopción de medidas acordes con la gravedad de lo sucedido. En ese sentido el grueso de los piquenses intentó diferenciarse de los violentos para evitar que éstos terminaran enturbiando sus reclamos con sus acciones. Quedaron así en evidencia dos maneras de reclamar ante las autoridades y actuar.
Sin embargo esas expresiones violentas, que siempre están presentes o latentes en toda manifestación popular, no deben menoscabar el verdadero sentido del reclamo genuino y justo. Ni desviar la atención sobre el significado de la movilización ocurrida en General Pico.
Por lo pronto, una ciudad y sus habitantes han despertado al horror y han hecho escuchar su voz. Por ahora, se agita una justificada indignación. Habrá que ver hasta cuándo y si hay respuesta a sus reclamos.

 


'
'