La matanza de Rincón Bomba
Sabado 02 de marzo 2024

La matanza de Rincón Bomba

Redacción 07/10/2015 - 05.15.hs

No siempre las efemérides involucran recordatorios de acontecimientos positivos para las sociedades, independientemente de su trascendencia. Esto muy bien podría decirse de la efeméride que se recuerda en estos días: la matanza de más de medio millar de aborígenes pilagás en la provincia de Formosa ocurrida en octubre del año 1947 por las armas de la Gendarmería Nacional. Además de los caídos por el plomo hubo también muertos y desaparecidos por hambre, intoxicación y carencia de atención médica, entre ellos muchos niños, lo que elevaría el número de víctimas.
El origen de la masacre hay que rastrearlo en una hambruna sufrida por ese pueblo, por falta de trabajo y explotación laboral. Un racismo latente, aunque disimulado, en las autoridades territorianas las llevó a dejar abandonados varios vagones de alimentos que había enviado el gobierno federal como ayuda para esa sufrida comunidad. La comida en mal estado, que igualmente fue entregada a los pilagás, provocó una intoxicación masiva con varias decenas de muertos. Además las autoridades tendieron un cerco y dejaron aislados a los miembros de ese pueblo en su lugar de residencia.
La situación tuvo un final espantoso ya que un comandante de Gendarmería Nacional, sin que mediara causa ni hubiera respuesta armada, ordenó abrir fuego de ametralladoras sobre la comunidad, causando una masacre que se continuó en la persecución de los sobrevivientes "para que no queden testigos", según indica un documento judicial.
El hecho -asesinato de ciudadanos argentinos por parte de una fuerza armada del Estado- estuvo promovido por actitudes racistas por donde se lo mire. La respuesta del por entonces delegado de la Dirección Nacional del Aborigen cuando se le pidió explicaciones sobre los alimentos en mal estado que igualmente se habían entregado a los pilagás, es una síntesis digna de una antología de la crueldad: "Qué tanto se preocupa, si al final son indios". Por cierto que en la historia oculta del norte argentino se habla de otros genocidios igualmente infames, aunque no de la magnitud del ocurrido en 1947.
Con esta tragedia, denominada "la matanza de Rincón Bomba" y otras hasta hoy muy poco conocidas, el país -una clase de él- refirmó el cuño racista y mercantilista que ya había producido antes durante la llamada "conquista del desierto", con el genocidio de tehuelches y grupos de origen mapuche y más tarde, en 1919, con la "semana trágica" en la que murieron centenares de trabajadores. En definitiva para las clases dominantes se trataba de disciplinar a todo aquel que pretendiera hacer valer sus derechos, y si eran indios mejor.
Después de más de medio siglo la justicia investigó lo ocurrido a instancias de una federación indígena; no fue fácil porque entre los sobrevivientes todavía latía el miedo de aquella matanza incomprensible y se hacía dificultoso que hablaran de sus recuerdos ante las autoridades. De hecho todavía hoy suelen aparecer huesos humanos que testimonian el horror y advierten con elocuencia que la dictadura militar de 1976 no fue en sus raíces intelectuales una casualidad súbita, sino la continuidad de viejas fórmulas.

 


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