Lunes 15 de abril 2024

Las empresas cada vez pagan menos impuestos

Redacción 18/02/2018 - 01.53.hs

Ramiro Feijoo - Las conclusiones del último estudio de la ONG holandesa SOMO, "El juego de los impuestos: la carrera hacia el fondo" son preocupantes, si no escandalosas. Desde hace más de 30 años los impuestos a las empresas en Europa no paran de disminuir mientras las tasas indirectas como el IVA no dejan de crecer. No sólo la sustentabilidad del Estado del Bienestar está en peligro sino que estamos creando un sistema regresivo e injusto para toda la sociedad.
El estudio afirma que de seguir la tendencia actual a la baja en el año 2052 se alcanzará un tipo del 0% . En los años 80 el tipo medio se situaba en Europa por encima del 40%. Hoy no llega al 25%. De los 27 gobiernos de la UE, doce acaban de bajar impuestos a las empresas o lo piensan hacer en breve. Sólo dos (Grecia y Eslovenia) lo han decidido subir.
Esto sucede mientras los países comprometidos con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) siguen defendiendo en teoría el mantenimiento del Estado del Bienestar. Sin embargo, las declaraciones se contradicen con una política fiscal que deja al Estado cada vez más raquítico.

 

Premisas erróneas.
El paradigma liberal equipara bienestar con crecimiento económico y crecimiento económico con emprendimiento privado, cuando está probado que la primera parte de esta ecuación sólo se da en sociedades muy pobres, mientras que en sociedades avanzadas el bienestar social no depende tanto del crecimiento del PIB como de otros factores como la igualdad, la justicia social, la igualdad de género, el acceso a la educación o un medioambiente saludable. Parece fácil de entender pero la maquinaria ideológica neoliberal nos sigue aplastando.
Suponer que los bajos impuestos son decisivos para la implantación de empresas en un país es muy cuestionable. El Banco Mundial en 2013 expresó que el 90% de los inversores habrían invertido igualmente sin incentivos fiscales. Otro trabajo dirigido por Naciones Unidas, el FMI y la OCDE concluyó que "los incentivos fiscales importan poco en los estudios del clima de inversión en los países con bajos ingresos" y expresó que "la inversión se habría producido también sin ellos". En cambio, la demanda, es decir, la capacidad de consumo de la población es un factor fundamental y, sin embargo, las nuevas políticas no lo tienen en cuenta.

 

Otra mentira.
Se dice también que la baja tributación de las corporaciones puede redundar en salarios más altos, pero las últimas tendencias indican que, mientras los beneficios crecen, el peso relativo de los salarios se ha estancado o, peor aún, reducido. Pero el argumento estrella es, desde luego, que los bajos impuestos pueden favorecer la inversión. Además la tendencia a la inversión de las empresas se inclina a la baja merced a un modelo cortoplacista que busca rápidos beneficios y repartir dividendos. El único resultado evidente que está produciendo esta bajada generalizada de impuestos no es el crecimiento de la inversión y la economía productiva, sino una creciente concentración del mercado y, por ende, una menor competencia empresarial.
Pero, ¿está perdiendo recursos el Estado netamente? No tanto como pudiera pensarse por la evolución descrita, porque al tiempo que se reducen los impuestos a las empresas se incrementan las tasas al consumo (IVA). Es de todos sabido que el IVA es un impuesto plano que carga por igual al consumidor, independientemente de su nivel de ingresos. Por tanto, la tendencia dominante en Europa es hacia una imposición cada vez más regresiva e injusta, que crea sociedades desiguales y crecientemente conflictivas.

 

Evolución negativa.
En definitiva, estamos asistiendo a una evolución que tiende a que las empresas reduzcan su contribución fiscal a la sociedad, al tiempo que parte de estas reducciones de los ingresos del Estado se está compensando gracias a los impuestos indirectos al consumo. Mientras que se compromete el mantenimiento del Estado del Bienestar, es más que discutible que este esfuerzo se esté traduciendo en inversión y crecimiento de la economía, más bien las cifras indican lo contrario. Si a ello le sumamos que tampoco estamos asistiendo a un destacable viraje en las estrategias de las empresas hacia la consecución de los ODS, cabe preguntarse consecuentemente si la responsabilidad social de éstas avanza en la buena dirección. (Infolibre. Rebelión).

 


' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?