Jueves 21 de marzo 2024

Los miedos que se agitan en campaña

Redacción 09/08/2019 - 01.00.hs

El miedo se ha convertido en un recurso político electoral. Pero para los cultores de la polarización ¿cuál es el verdadero temor que subyace en esta campaña?
EDUARDO LUCITA*
Qué pesará más en estas elecciones: ¿El mantenimiento artificial del valor del dólar o la liberación de tarifas y precios en diciembre? ¿El regreso de los "corruptos" o la continuidad acelerada del modelo actual? ¿La estabilidad financiera o el intervencionismo estatal? Cualquiera de estas preguntas según quién las pronuncie juega con el miedo de los votantes.
Desde hace tiempo sabemos que el miedo, esa sensación de angustia provocada por un peligro real o imaginario, puede ser pensado y utilizado como un recurso político, también como instrumento de dominación y de control social. Para el analista y consultor político Jorge Giacobbe (h) no es la corrupción ni la debacle económica lo que decidirá la elección, sino que es el miedo lo que definirá a los votantes. Según distintos consultores, más allá del voto duro del oficialismo y la primera oposición, lo que predomina es una amplia franja de votantes que buscan que no gane el otro. Se trataría de un voto conservador, negativo y carente de futuro.
Según Sigmund Freud el miedo es imaginario cuando no tiene relación con el peligro anunciado y es real cuando está en correspondencia con la dimensión de la amenaza. ¿Cuál es el miedo real que subyace, el que se oculta? No es otro que la insustentabilidad de la deuda y la endeble situación financiera del país, que de mantenerse en las condiciones actuales consumirá todos los recursos y condicionará cualquier tipo de política pública e impulsora de la economía del próximo gobierno.

 

La deuda corta.
No es solo la deuda del Estado nacional (FMI + Bonos + Letras) sino también la deuda del Banco Central (Leliqs). Los dichos del candidato Alberto Fernández tuvieron la virtud de ponerla en la mesa de discusiones, algo que el gobierno buscaba posponer. A pesar de lo farragoso conviene ponerles números.
Las Leliqs, son un instrumento de política monetaria que el Banco Central coloca en los bancos a siete días, para retirar pesos del mercado a tasa actuales del 60 por ciento anual, a su vez los bancos ofrecen plazos fijos a los ahorristas a tasas que superan levemente la inflación, y se ganan una sustantiva diferencia. El objetivo no es otro que evitar que se pasen al dólar. Así el tipo de cambio se mantiene bajo control a un costo enorme que se derrama negativamente sobre el conjunto de la economía.
Actualmente el stock de Leliqs llega a la friolera de 1 billón 140 mil millones de pesos y los intereses acumulados a julio son del orden de los 345.000 millones, pero como el BCRA no puede pagarlos estos se acumulan conformando un monto que se retroalimenta automáticamente. Algunas proyecciones que circulan en el mercado estiman que al 31 de diciembre el stock llegará a 1 billón 440.000 millones y los intereses acumulados a los 600.000 millones. Traducido a dólares significa unos 32.000 millones de capital y cerca de 14.000 de intereses al año.
Para conformar la totalidad de la llamada deuda corta, hay que sumarle las Letras que emite la Tesorería, Lecap (en pesos) y Letes (en dólares), que suman alrededor de otros 24.000 millones de dólares. Sumadas a las Leliqs redondean 56.000 millones de dólares.

 

La deuda pública.
La deuda contraída por el Estado nacional (sin provincias y BCRA) rondará a fines de este año los 348.000 millones de dólares, poco más del 90 por ciento del PBI, de ese total un 77 por ciento (268.000 millones) está contraída en moneda extranjera y el resto (80.000 millones) en pesos.
A los organismos financieros internacionales (FMI, BM, BID) se les deben unos 68.000 millones de dólares, mientras que la deuda interestatal (Anses, BCRA) alcanza los 80.000 millones. El resto, 200.000 millones es deuda en Bonos.
Para los próximos cuatro años los vencimientos totalizan 166.000 millones de dólares. Solo para el 2020 hay vencimientos por 42.000 millones, de estos 25.000 son de capital y 17.000 de intereses. Los vencimientos con agencias del Estado se pueden renovar y además habrá un ingreso del FMI de 5.900 millones.
Las proyecciones dicen que hay que buscar financiamiento por 33.000 millones de dólares en un mercado internacional que por ahora está cerrado para Argentina. ¿Y qué va a pasar con la deuda corta? Conviene recordar que las Leliqs son herederas de las Lebacs y que estas se resolvieron por medio de la devaluación que las licuó. ¿Pasará lo mismo ahora y la solución será una macro devaluación, o se resolverán por medio de un nuevo Plan Bónex para los bancos? ¿Si este fuera el caso que pasará con los plazos fijos?
Un indicador de la crítica situación financiera es lo que los especialistas llaman "La inversión de la curva de rentabilidad". Lo normal es que los bonos de largo plazo rindan más que los de corto, esa curva aquí está invertida. Hay bonos que vencen en un año que rinden entre 14 y 17 por ciento en dólares, mucho más que uno a 10 años.

 

Muchas incógnitas.
Se dice que si el presidente Macri lograra su reelección volverá la confianza en el peso y todo se solucionará lentamente. Pero hace cuatro años cuando ganó se decía lo mismo y que eso atraería rápidamente una lluvia de inversiones productivas. No hay necesidad de explicar lo que pasó desde entonces. ¿Si antes no funcionó por qué funcionaría ahora, cuando su capacidad de gestión está totalmente deteriorada?
Si gana el candidato Fernández además de aumentar las jubilaciones, imponer la gratuidad de los medicamentos a jublados y pensionados y reponer el Ministerio de Ciencia y Tecnología, algo más que necesario ¿qué hará con la deuda, como resolverá el entuerto de las Leliqs? Ni uno ni otro dan precisiones, este el verdadero temor que subyace bajo los fuegos de artificio de las campañas electorales.
El miedo a una nueva crisis financiera de envergadura es real y no imaginario. No se sabe cuando estallará, si después de las PASO, en el intervalo entre estas y octubre o luego de diciembre. Pero se sabe que está en el aire y esto atemoriza no solo a los mercados, sino a la mayoría de los ciudadanos de a pie que una vez más sienten amenazadas las ya malas condiciones en que viven y reproducen su existencia.

 

*Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).

 

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