Sabado 23 de marzo 2024

Los nuevos paradigmas

Redaccion 23/06/2020 - 23.01.hs

El no a Portezuelo del Viento no es una consigna arbitraria, sino un llamado de atención fundamentado en los más recientes y reconocidos estudios acerca de cómo deben manejarse las cuencas hídricas.
CARLOS JUAN SCHULZ *
Según lo planteado hace un tiempo por Axel Dourojeanni y Andrei Jouravlev, funcionarios de la División de Recursos Naturales e Infraestructura de la Cepal, y Guillermo Chávez, funcionario de la Comisión Nacional del Agua (CNA) de México: «La cuenca, sea en forma independiente o interconectada con otras, es la unidad territorial más aceptada para la gestión integrada de los recursos hídricos. Las políticas para utilizar el territorio de una cuenca como base para la gestión del agua han tenido diferentes enfoques y una desigual evolución en los países de América Latina y el Caribe. Desde fines de los años treinta, en muchos de ellos se ha tratado de adoptar los modelos de gestión del agua a nivel de cuencas, pero ha habido -y hay actualmente- una serie de dificultades. A pesar de los obstáculos existentes, se observa un interés generalizado por crear y operar organismos de cuenca para mejorar la gestión integrada del agua. El tema ha recobrado vigencia en los años recientes, debido a que los países de la región están tratando de lograr metas de gestión integrada de los recursos hídricos y de desarrollo sustentable. A su vez, las autoridades ambientales y los defensores del medio ambiente coinciden en que la cuenca es un posible punto de partida para coordinar acciones tendientes a la gestión ambiental -sobre todo si ya existen organizaciones de gestión del agua a nivel de cuencas-, aun cuando ello es causa de severas controversias, ya que no es adecuado combinar ambas funciones bajo una misma autoridad».

 

Nuevo enfoque.
En todo el mundo, los cambios ambientales, socioeconómicos y políticos representan un desafío para los cimientos en que se ha fundamentado la gestión de cuencas de los últimos 20 años. El manejo de cuencas atraviesa un período de experimentación en el cual todavía coexisten y se mezclan las viejas prácticas con las recientes. La nueva generación de programas de gestión de cuencas está transformando estas viejas prácticas en un nuevo enfoque y una nueva estrategia, o sea un nuevo modelo que recapitula una parte de los cambios en el paradigma del manejo de cuencas que esta experimentación produce.
Por otra parte, la gestión de cuencas hidrográficas ha evolucionado pasando por diversas etapas de desarrollo. En las primeras, formaba parte de la silvicultura y de la hidrología; la participación de la población no se tenía en cuenta, se trataba de un asunto que competía a las dependencias forestales del gobierno. En la segunda etapa se relaciona con la gestión de los recursos naturales y se incluyen actividades que contemplan el beneficio económico. Actualmente se dirige la atención a los beneficiarios. Hoy se trata de una gestión «participativa e integrada», con el compromiso de la población local.

 

Igualdad de acceso.
En el año 2000 un especialista en legislación del agua, el mendocino Miguel Solanes, plantea «una participación efectiva en los comités de cuenca». También dice que «sería deseable establecer un mecanismo (fuentes de financiamiento, transparencia, libre acceso a información, asistencia técnica, procedimientos de toma de decisiones, etcétera) para garantizar igualdad de concurrencia y acceso por parte de todos los representantes de diferentes sectores, de manera de asegurar que representantes de un sector sin recursos propios no tengan una capacidad disminuida respecto a vocales con solvencia financiera, pues terminaría en la apropiación del sistema». También la Cepal expone: «existe una clara necesidad de dotar a los consejos con facultades que les permitan mayor capacidad de operación y autonomía».
En la actualidad y bajo estas circunstancias podemos observar modificaciones importantes de los sistemas hídricos en los últimos 15 años debido al cambio climático, en particular a la escasez de precipitaciones -tanto lluvias como nieve-, que involucran a la mayoría de las cuencas de la región, incluyendo a toda la Cuenca del Plata en donde se han visto afectados no sólo el Paraná sino también los ríos Iguazú, Uruguay y Paraguay.

 

La cuenca del Colorado.
En lo que nos compete a nosotros podemos ejemplificar con nuestro río Colorado en donde, además de registrarse esta situación general, podemos observar un manejo de la cuenca que apela a las citadas viejas prácticas, y que sigue un modelo de gestión basado en la sectorización de una unidad como lo es la cuenca.
Si no se tienen en cuenta todas estas situaciones los problemas van a continuar. Los nuevos paradigmas de la gestión de cuencas nos plantean una realidad totalmente distinta a la que se viene practicando. Tal como lo señalara el doctor Víctor Pochat en 2010: «seguir pensando en aquel encuentro de 1956 entre las cinco provincias ribereñas del río Colorado para discutir la forma de utilización del recurso que comparten, pasando por las diversas experiencias organizativas y normativas -tanto provinciales como interjurisdiccionales- y culminando con el acuerdo en 2003 sobre los Principios Rectores de Política Hídrica», el concepto de cuenca ha estado siempre presente como marco técnico de referencia. Y para el análisis nos advierte sobre los nuevos paradigmas de la gestión de cuenca, lo que implica la necesidad urgente de adoptar el nuevo modelo, planteando distintos escenarios de manejo ante distintos escenarios hídricos.

 

Cambio dramático.
Este nuevo paradigma nos lleva a una revisión completa de la gestión del agua en la cuenca, lo que implica la paralización inmediata de todos los proyectos de obra (incluyendo Portezuelo del Viento), la reasignación de los cupos de agua, la implantación de un nuevo sistema de monitoreo (que debiera automatizarse), la centralización de las decisiones en el Coirco, etc.
Para finalizar es necesario insistir que el no a Portezuelo significa ingresar en el ordenamiento que establecen los nuevos paradigmas de la gestión de los recursos hídricos, porque la situación hidrológica del río Colorado ha cambiado en forma dramática, independientemente de lo que puedan llegar a decir los estudios de impacto ambiental que se lleven a cabo.

 

* Docente e investigador de la UNLPam.

 

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