Jueves 18 de abril 2024

Los que festejan piden bajar salarios

Redacción 28/08/2017 - 02.02.hs

Federico Kucher - El dólar volvió a ser la principal preocupación de los argentinos. En las últimas semanas registró una fuerte volatilidad al pasar de los 15 a casi 18 pesos, es decir una subida del 20 por ciento. Esta escalada ya empezó a generar problemas con los precios del mercado interno y obligó al Gobierno a reconocer que este año no cumplirá con la meta de inflación. Las PASO le permitieron ganar algo de aire al equipo económico por un par de días, aunque enseguida volvieron las tensiones y dejaron en evidencia un punto clave: el dólar no sube por especulación política sino por distorsiones estructurales. En el mercado desconfían de la sustentabilidad del modelo y aceleran la fuga de capitales.
El presidente había afirmado en diciembre de 2015, unos días antes de asumir la gestión, que en su gobierno no se iba a devaluar. Pero en los primeros 19 meses de mandato el tipo de cambio acumuló un aumento de 83 por ciento.
La economía local sigue mostrando desequilibrios en varios frentes. El sector externo es uno de los que registra los mayores problemas. El déficit comercial es de 700 millones de dólares al mes y no bajaría de 4.000 millones de dólares en el año. La mayoría de los sectores productivos pierden divisas y las únicas actividades que compensan parte del déficit son primarias (demandan poco empleo y generan menor valor agregado). El resultado es una economía que se reprimariza, no genera motores genuinos de crecimiento para los próximos años y necesita cada vez más deuda.

 

La euforia financiera.
El sistema financiero, por ahora, considera que el gobierno podrá seguir endeudándose. Los bancos festejaron las elecciones con importantes subidas en la bolsa. Las acciones del Banco Galicia subieron de 64 a 73 pesos, las del Banco Francés de 89 a 94 pesos y las del Banco Macro de 150 a 164 pesos. La lectura del mercado no es difícil de interpretar: el resultado electoral habilita a seguir con un modelo financiero y anti industrial, en el que las actividades dedicadas a la especulación consiguen elevadas ganancias mientras la manufactura, la construcción y el comercio no despegan.
Los balances de las principales entidades bancarias en los últimos tres años muestran quiénes son los grandes ganadores. Los bancos ganaron 8.200 millones de dólares a partir de diciembre de 2015. Embolsaron un promedio de 423 millones de dólares por mes en 2017 y de 420 millones de dólares al mes en 2016. Estos montos son 20 por ciento más elevados respecto de lo que ganaban en 2015. Los ingresos por intereses fueron uno de los negocios más rentables, al aumentar un 30 por ciento en moneda dura.
La contracara de las ganancias bancarias es una economía real estancada. El rebote de algunos indicadores a partir de mayo no es suficiente para compensar las caídas de 2016. Esto implica que los niveles de actividad de este año siguen muy por debajo de los alcanzados en 2015. La industria en 2017 está produciendo un 4,5 por ciento menos que hace dos años y las construcciones son un 4,1 por ciento menores. En el detalle de los principales rubros industriales, las empresas de alimentos se encuentran un 3,4 por ciento abajo, en tanto que las textiles anotan baja de 2,6 por ciento, las automotrices (-9,1 por ciento) y las metálicas básicas (-12,0 por ciento).

 

Salarios colombianos.
Los sectores financieros consideran que el resultado de las elecciones les dio margen para reclamar un ajuste más acelerado a partir de octubre. Su principal obsesión es el recorte de las cuentas públicas para reducir el desequilibrio fiscal. El 80 por ciento del gasto son remuneraciones de los empleados públicos, jubilaciones, programas sociales o subsidios que, si se reducen, impactan en el bolsillo de la población. Pero varios consultores del establishment empezaron a difundir informes planteando otro objetivo de ajuste: el salario en dólares de los trabajadores del sector privado.
El sueldo mínimo en la Argentina es de 500 dólares y para los economistas del mercado no es competitivo. Le plantean al gobierno mirar qué ocurre en Colombia, en donde el salario mínimo es de 250 dólares. El estancamiento de la producción y el consumo será la regla si el equipo económico convalida estos deseos del sistema financiero. (Celag).

 


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