Miércoles 24 de abril 2024

Los ríos ante una visita internacional

Redacción 27/11/2015 - 03.50.hs

La reciente presencia en La Pampa del presidente del Tribunal Latinoamericano del Agua, el costarricense Javier Bogantes, marca un paso significativo en la lucha de nuestra provincia por los ríos robados. El funcionario representa a una institución prestigiosa en el ambiente americano relacionado con los recursos hídricos y, aunque sus fallos no son vinculantes, tienen un notable peso ético por la calidad y variedad de los integrantes del tribunal.
Esta es la segunda vez que Bogantes llega a nuestra provincia en visita motivada por la denuncia ante el tribunal que preside por parte de la Fundación Chadileuvú. La entidad pampeana defensora de los recursos hídricos es digna de reconocimiento pues supo apuntar a un aspecto que los gobiernos provinciales nunca habían tenido en cuenta: la trascendencia internacional del problema. El corte unilaterial de un río es violatorio no solamente de la propia ley argentina que determina la equidad en el aprovechamiento de los recursos naturales de carácter interprovincial, sino también de los principios que rigen el entendimiento entre las naciones.
En el casi un siglo que ha transcurrido desde el inicio de los despojos en el Atuel y el total desentendimiento por parte de las provincias de aguas arriba del aprovechamiento armónico del Salado, el problema siempre había sido tratado en el ámbito nacional, con ocasionales planteos del problema fronteras afuera mediante artículos periodísticos cuyo efecto político se diluía con el tiempo, como no podía ser de otro modo. Una acción de fuerte coincidencia con el derecho internacional y que trascendiera a otros países nunca se había puesto en marcha.
El abogado costarricense refirmó esta vez los hechos, que conocía en forma teórica, con un viaje por puntos clave de la cuenca Atuel-Salado-Chadileuvú-Curacó. Bogantes experimentó en los hechos la intransferible impresión personal de ver el desierto incrementado por la acción humana en una medida más que alarmante, y así lo expresó ante los medios de comunicación. De hecho transitar, aunque parcialmente, un humedal desarrollado en un clima desértico que en sus épocas de esplendor sobrepasaba las 200 mil hectáreas le causó una impresión singular, que se vio complementada con ilustrativas conversaciones mantenidas con antiguos pobladores que dieron fe y razones de mejores tiempos cuando la presencia del agua era una realidad. El tomar conciencia efectiva de que, pese a haber recorrido centenares de kilómetros, apenas había transitado una pequeña parte de una cuenca de un cuarto de millón de kilómetros cuadrados contribuyó, sin duda, a comprender y validar las argumentaciones pampeanas.
El regreso del jurista a su país y las reuniones con el resto del equipo que integran el tribunal internacional permite abrigar esperanzas frente a la intransigencia cuyana; ahora han sido la realidad, los hechos y no las palabras, los que aportaron las pruebas del justo reclamo pampeano. No deja de ser triste que nuestra provincia haya tenido que apelar a instituciones internacionales para la resolución de un problema que es, por cierto, netamente argentino.

 


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