Miércoles 10 de abril 2024

Macri, con la intención de superar a Menem

Redacción 26/02/2017 - 00.58.hs

Hedelberto López Blanch - El presidente argentino Mauricio Macri ha hecho lo imposible por llevar al país hacia la dirección más extrema del neoliberalismo en beneficio de los grandes capitales, con la visible intención de superar al ex mandatario Carlos Saúl Menem y convertirse en el campeón del rumbo capitalista para la región.
Macri desde que asumió el poder el 10 de diciembre de 2015 ha impuesto numerosos tarifazos que han provocado una constante inflación y la consecuente disminución del poder adquisitivo de los pobladores.
Entre las principales subidas de precios se encuentran la electricidad, agua, gas, transporte público, servicios de comunicación celular y peaje en las vías terrestres. Mientras aumentan en espiral el desempleo, los despidos laborales y se reducen las jubilaciones y las prestaciones sociales.
Los tarifazos macrianos duplicaron los precios del transporte público y el 66 % del transporte urbano; subieron en 500 % el costo de la luz; en más de 300 % el agua y gas y 10 % del combustible. Esta administración se ha caracterizado por un ataque directo contra las masas más desfavorecidas
En Argentina las políticas neoliberales se iniciaron a principios de la década de 1980, tomaron impulso durante el mandato de Menem (1989-1999) y se extendieron hasta 2003 cuando comenzó la era de los Kirchner.

 

Debacle económica.
Carlos Menem al aplicar las directrices del Consenso de Washington a instancias del Fondo Monetario Internacional (FMI) abrió los servicios y la industria al capital extranjero y permitió la importación indiscriminada de mercancías lo que llevó al país a la debacle económica, pues la moneda argentina tenía el mismo valor del dólar. Por tanto, las mercancías importadas resultaban más baratas que las del país lo cual afectaba las producciones nacionales.
Esas incongruencias motivaron a finales de los años noventa, un profundo déficit comercial, que se remediaba con la venta de las entidades de producción y de servicios públicos. La entrada de capitales disminuyó al no existir empresas que privatizar y el país cayó en un endeudamiento comercial y público que paralizó todo y produjo en 2001 masivas manifestaciones populares.
Los bancos dejaron de funcionar, congelaron el dinero de los acreedores, la deuda externa se elevó a 95.000 millones, el desempleo llegó a más de 30 % de la población y el hambre y la miseria alcanzaron a la mitad de sus 40 millones de habitantes. Datos oficiales evidenciaron que en 2003, el 54 % eran pobres y el 27,7 % se hallaban en estado de indigencia.
Con la llegada de las presidencias de Néstor Kirchner (2003-2007) y de Cristina Fernández (2007-2015) se revertió la profunda crisis económica social.

 

Ollas y quiebras.
Pero ahora Macri al parecer superará con creces a su maestro Menem, pues en los 14 meses de mandato aumentaron el número de personas que pernoctan en las calles y los sitios de ollas colectivas populares para mal mitigar el hambre; creció la quiebra de negocios y la otrora pudiente clase media redujo su poder adquisitivo.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) informó que a finales de 2016 las personas pobres se cifraban en 9.377.000 y los indigentes 1.905.000.
La última jugada que trató de realizar el presidente fue condonarle a su grupo familiar una millonaria deuda que tenía con el Estado desde hacía más de una década. De esa forma intentó borrar de un plumazo la deuda contraída desde los tiempos de Menem cuando éste puso en venta Correos Argentinos y Franco Macri (padre de Mauricio) lo adquirió en 1997 mediante una concesión de privatización.

 

Marcha atrás.
Ante el escándalo por la condonación de la deuda familiar de Correo Argentino, Macri debió de dar marcha atrás y una semana después, en conferencia de prensa, solicitó al ministro de Comunicación que se consulte a expertos internacionales, al Congreso y a la Auditoría antes de firmar un nuevo acuerdo con su padre, Franco Macri.
Claro, a modo de justificación, el mandatario dijo que no había sido informado del acuerdo firmado por el ministro de Comunicación, Oscar Aguad, y a la par defendió la actuación del funcionario: "Él actuó conforme a la ley".
Con la marcha atrás, la compañía familiar podrá hacer la misma propuesta en la sede judicial, la cual sería supervisada por "expertos internacionales", el Congreso y la Auditoría General de la Nación. Pero ya se da por seguro que la familia presidencial sacará un espléndido acuerdo. (Rebelión)

 

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