Viernes 22 de marzo 2024

Macri ofrece pagar a buitres pero dicta tarifazos y despide gente

Redacción 07/02/2016 - 08.16.hs

El gobierno de Mauricio Macri ofreció pagar a los "fondos buitres" con un descuento menor. Todo un símbolo de cuáles son sus prioridades. En cambio siguieron llegando telegramas de despidos y tarifazos.
EMILIO MARIN - El negociador Luis Caputo iba a realizar el 25 de enero una oferta de pago a los bonistas no ingresados a los canjes de 2005 y 2010. Al final la formalizó este viernes ante Dan Pollack, designado como mediador por el juez buitre Thomas Griesa. Pollack elogió la oferta del gobierno argentino y dijo sentirse muy alentado. La misma valoración estampó luego en un comunicado con su firma.
Un par de días antes la directora gerente del FMI, Christine Lagarde había entendido el gesto de pagar como acertado para que el país pudiera llegar a los mercados internacionales (léase endeudarse). La funcionaria piropeó la reforma que en el Indec, y que -nobleza obliga- había comenzado durante el gobierno anterior con Axel Kicillof. La nueva administración irá más allá porque, además de la injerencia del Fondo en la reforma de las estadísticas, adelantó criterio favorable para que pueda revisar los números de la economía, in situ, según lo previsto por el Artículo IV de su Carta.
¿Por qué tantos elogios de Pollack y la temprana aceptación de Montreux Partners y Dart Management, dos "fondos buitres"? Caputo ofertó pagar 7.000 millones de dólares de contado sobre el total de lo resuelto por Griesa, lo que implicaría un módico descuento del 25 por ciento.
Como esos fondos delincuenciales compraron los bonos argentinos cuando se los consideraba "basura", tras el default de 2001, a centavos de dólar, el pago macrista les reportaría una rentabilidad del mil por ciento. Un ofertón. Como se trata de delincuentes, todo les puede parecer poco. Paul Singer, de Elliott Management y NML Capital, por ahora cavila si aceptará o no, lo mismo que los directivos de Aurelius y Blue Angel.
Poco antes un grupo de bonistas italianos había aceptado la propuesta de pago, de tal suerte que si al final hay acuerdo en Nueva York, el gobierno erogará 9.000 millones de "verdes". Para ello emitirá bonos que pagarán buenos intereses y con los dólares recaudados calmará de contado la voracidad de buitres. Estos volvieron a ser nominados como "holdouts". Suena más técnico y menos agresivo.

 

Cuestión de prioridades.

 

Para que se fume la pipa de la paz hay que anular la "ley cerrojo" en el Congreso y Griesa debe levantar su bloqueo para que los pagos del BCRA lleguen a los bonistas. Además falta el okey de Singer y los buitres de pico más filoso, sin lo cual la operación puede caerse.
Hay que subrayar que no se trata sólo de arreglar con aquellos fondos sucios por donde se los mire, sino sobre todo -con su aquiescencia- negociar con los organismos financieros internacionales y privados para conseguir créditos e inversiones.
Ya el modelo no es "vivir con lo nuestro" sino pedir prestado afuera y garantizar pagos puntuales y con altos intereses para que el capital financiero le ponga una buena nota a un país de salarios rebajados.
Entre los tantos rubros donde se nota un cambio drástico en Argentina está el del anclaje internacional. Antes se iba a la ONU para pedir reformas que aseguren que los "fondos buitres" no pudieran desconocer las renegociaciones soberanas de deudas de los estados. Ahora se negocia con esos fondos y se les ofrece pagar el 75 por ciento de sus usurarias acreencias. Antes se ponía el acento en la participación en Unasur y Celac, y en tratos con el Brics con Rusia y China. Ahora el norte es el Foro de Davos, la Alianza del Pacífico, las nuevas "relaciones carnales" con Estados Unidos y la firma de un tratado del Mercosur con la Unión Europea.
Por eso Macri estuvo con cuatro ministros en Davos y ahora la canciller Susana Malcorra y el jefe de Gabinete Marcos Peña recibieron como heroínas a la ministra adjunta de Relaciones Exteriores de Alemania, María Böhmer, y a Kristie Kenney, la principal asesora del Departamento de Estado.
Imposible no advertir el contraste entre esas sonrisas y los ataques a Venezuela en la reunión del Mercosur en Paraguay y la cumbre de Celac en Ecuador. Macri tiene amigos y enemigos muy diferentes a los que Argentina consideraba como tales. Él estaba muy apurado por arreglar con los buitres del mismo modo como le urgía quitar las retenciones a los sojeros y devaluar el peso un 40 por ciento para beneficio de exportadores y tenedores de billetes con la cara de George Washington.
No tiene el mismo apuro por resolver los problemas de pobreza y empleo de tantísimos argentinos. O peor, aún, lo tiene para agravarlos.

 

Idas y vueltas.

 

Para los círculos más opositores al gobierno, a punto de cumplirse dos meses de gestión ya van 50.000 despedidos. El Observatorio de la CTA Autónoma estimó que hay 35.000 cesanteados en la administración pública nacional y los niveles provinciales y municipales, de los cuales una parte debió ser reincorporada por las protestas. El resto, hasta completar la cantidad, proviene del sector privado. Solamente en las empresas del ex ultrakirchnerista Lázaro Báez se despidió a 1.600 personas, más de la mitad del personal asentado en Santa Cruz y zona patagónica.
El oficialismo da otros números, muy inferiores. El ministro Andrés Ibarra, proveniente del riñón del grupo Macri (Socma) admitió sólo 6.500 contratos dados de baja. Y aclaró que continúan en revisión hasta marzo otros 11.000 firmados por el kirchnerismo a la hora del ocaso. También los tiempos son objeto de polémica porque muchos cesanteados han demostrado que trabajaban en el Estado desde hace varios años.
El Consejo Directivo de ATE nacional reunido el miércoles pasado resolvió convocar a un paro de 24 horas con movilización para el 24 de febrero. Las banderas convocantes son el fin de los despidos, paritarias sin techo y que no se criminalice la protesta social. Los docentes de la provincia de Buenos Aires y la Capital, a los que se ofrecieron aumentos del 23 por ciento en cuatro cuotas, salieron con los botines de punta a rechazar esa provocación. Advirtieron que en esas condiciones no comenzarán las clases.
¿Podrá haber una unidad entre ATE y Suteba para coordinar ese plan de lucha de estatales? Por ahora no la hubo, como reflejando que las diferencias político-gremiales entre el gremio michelista y el otro de la CTA de Hugo Yasky, todavía pesan. Sin embargo, si hay paros y movilizaciones, aún por separado, que no sería lo ideal, implicarían unidad en la acción.
En cambio las estructuras burocráticas de las CGT no se conmueven. Siguen con paquidérmica sensibilidad lo que ocurre. Parecen haber hecho suya la expresión invernal de Alvaro Alsogaray: "hay que pasar el verano".
En relación a las paritarias, el gobierno tiene un doble discurso. Jorge Triaca, ministro de Trabajo, pareció un clon de su homónimo padre cuando puntualizó que las negociaciones deberán moverse en una franja del 20 al 25 por ciento. Hasta los moyanistas cuestionaron esa cachetada similar a la oferta a los docentes. Allí debió salir Peña a negar lo evidente, aunque es obvio que las próximas paritarias no tienen piso pero sí techo.
Esas idas y venidas también se registraron respecto a si hubo o no represión de Gendarmería a una murga juvenil en la villa del Bajo Flores, el viernes 29. Los hechos y fotografías demostraban la veracidad de las denuncias del director de la murga. Once niños y adolescentes habían sido impactados con balas de goma. Sin embargo Patricia Bullrich negó todo y puso a Gendarmería como víctima de disparos de armas de fuego, que habían ocurrido pero en otro momento y lugar de Flores. Otra vez tuvo que salir el bombero Peña a rectificar a la titular de Seguridad e informar que se había abierto una investigación. Que se llegue a castigar a los culpables, eso ya tiene otro precio.

 

Líneas divisorias.

 

La falta de sintonías al interior del gobierno, como las que ocurren en el sindicalismo entre quienes quieren hacer algo para frenar los despidos y quienes miran los hechos como si fueran ajenos, no son una rareza.
Esa divisoria de aguas es común en el inicio de 2016 y va a continuar durante más tiempo. Es que hubo un cambio casi copernicano de la política estatal, con el gobierno de CEO de monopolios instalado en Balcarce 50 y los ministerios. Y frente a esa realidad se realinean y dividen quienes tienen posturas no coincidentes: unos están por la aceptación, otros por la contemplación y acuerdos tácitos, y otros por la resistencia.
Así ocurrió con la bancada de diputados del FPV, conducida por Héctor Recalde, que sufrió el éxodo de entre 12 y 15 integrantes, que pueden ser 17. El Bloque Justicialista es una expresión del PJ y de una parte de los gobernadores, que proponen un plan de acuerdos con Macri. No es que sean traidores ni macristas como los etiquetó La Cámpora sino peronistas conservadores dispuestos a llegar a acuerdos con el gobierno neoliberal. Ni más ni menos que eso. Todo el espinel político, gremial, empresario y mediático empieza a estar recorrido por ese tipo de debates. ¿Ser socios de Macri? ¿Opositores a fondo? ¿Sólo aliados de coyuntura? ¿Unidad hasta el mediano plazo? Cada sector irá diciendo dónde quedará parado, para sorpresa y decepciones de muchos. La política argentina no es aburrida como la de Suiza.

 


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