Domingo 24 de marzo 2024

Más de sesenta países aplican retenciones

Redaccion 09/02/2021 - 23.24.hs

Desde el sector ruralista más concentrado se dice que son un invento del kirchnerismo, sin embargo es un mecanismo muy utilizado en todo el mundo para regular precios.

 

Cristian Carrillo y Ezequiel Orlando

 

Aunque se trate de instalar lo contrario, las retenciones a la exportación no fueron ideadas por el kirchnerismo; se trata de una herramienta más que común en todo el mundo. Desde Uruguay hasta Canadá, Hong Kong y Noruega aplican algún tipo de restricción a la venta internacional de productos para administrar los recursos generados o distanciar los precios locales de los internacionales.
Los números de la Organización Mundial del Comercio (OMC) revelan que más de sesenta países aplican algún esquema de administración de su comercio exterior para desacoplar precios internos de externos, equilibrar ventajas competitivas entre sectores dinámicos y rezagados de sus economías e impulsar sus industrias manufactureras. Pese a que muchos utilizan el esquema de retenciones a todas las exportaciones con el objetivo de generar ingresos fiscales, el objetivo que se busca es mucho más abarcativo y, lejos de lo que esgrimen los sectores alcanzados por el gravamen, no desestimula la producción. Por el contrario, la experiencia en la Argentina fue que pudieron convivir las alícuotas con mejoras en la actividad.

 

Reasignar renta.
El concepto de las retenciones busca velar el objetivo real de una administración inteligente del comercio exterior. Reasigna renta extraordinaria entre un sector que cuenta con ventajas naturales comparativas respecto de actividades que no están en condiciones de competir internacionalmente.
La discusión sobre la aplicación de retenciones suele tener varias aristas de discusión. Sin embargo, la posibilidad de «gerenciar» el tipo de cambio en función de su influencia en los mercados y en la formación de precios es una condición necesaria en los regímenes cambiarios flotantes y administrados. Los tipos de cambio múltiples en el intercambio comercial desempeñan las mismas funciones que cualquier otro precio en una economía, aunque su impacto derrame a todos los precios.
Las economías en desarrollo, sin una moneda de reserva de valor internacional -como el dólar, el euro o el yen- utilizan la cotización de divisas fuertes para dar su precio en referencia a ella, lo que repercute en sus economías domésticas. La administración del tipo de cambio entonces permite orientar la actividad económica general, pero no alcanza a subsanar los problemas de sus economías desbalanceadas. El impacto llega de manera directa a los precios de los bienes no transados internacionalmente, los cuales se ven afectados por los vaivenes de los precios internos y los movimientos en los precios de las divisas, generando el cierre de empresas y desempleo.

 

Verdad a medias.
Muchos países establecieron una tasa promedio de equivalencia fija para el intercambio comercial general con el exterior, pero, en simultáneo, crearon tasas diferenciales para algunos bienes a importar y exportar que sean de interés nacional. La finalidad es incentivar o desestimular algunas operaciones de comercio con el exterior. Los productores agropecuarios argentinos, sobre los que se discute la reasignación de la renta extraordinaria que dejará este año la suba exponencial de los precios de los granos, aseguran que un esquema de tipos de cambio diferenciando no impacta en los precios internos y que para alcanzar ese resultado basta con dejarlos producir libremente.
La idea que repiten insistentemente es que el aumento de la producción derramará en menores precios del producto. En parte es cierto. El problema es que la producción de alimentos tiene características propias, lo cual quedó demostrado el año pasado, cuando la inflación en alimentos y bebidas fue muy superior a la general.

 

Producción y exportación.
Actualmente, el sector agrícola representa el 6 por ciento de la producción nacional y el 5 por ciento del empleo total registrado. Sin embargo, sus ventas al exterior alcanzan al 40 por ciento de las exportaciones totales, según cifras del propio sector. Desde que se volvieron a instrumentar retenciones en Argentina, la producción total de los principales cuatro cultivos (soja, trigo, girasol y maíz) aumentó 77 por ciento y la superficie cultivada y cosechada lo hizo un 47 por ciento.
De hecho, el aumento en las últimas décadas sobre la producción granaria no muestra una correlación directa con el nivel de retenciones. La evolución desde el 1979 a la fecha de la superficie cosechada implicó un aumento de ocho veces en la producción de soja, sobre la que más retenciones se aplicó históricamente; de 2,7 veces en maíz; de 1,2 veces en trigo y de 0,9 veces en girasol. La soja representaba el 11 por ciento del total de la superficie cosechada de Argentina en el 1979 y actualmente alcanza al 45 por ciento.
Otro de los grandes mitos surge del famoso término del «campo», contra el que los gobiernos se enfrentan. El agro abarca a las 10 cerealeras que manejan la exportación, los grandes terratenientes, pooles de siembra, explotaciones más pequeñas y hasta economías familiares. La aplicación de retenciones en la actualidad no tiene por qué perjudicar a los actores más chicos, sino todo lo contrario. El desarrollo de compensaciones tiene ese objetivo. En noviembre el Estado nacional les pagó 11.000 millones de pesos a los productores de hasta 400 hectáreas.

 

En el mundo.
Las herramientas para aplicar tipos de cambio diferenciados son variadas y cada país utiliza algún mecanismo para ese fin. En 2009, por ejemplo, había un total de 69 países que cobraban retenciones.
Canadá y Australia tienen organismos gubernamentales que manejan el comercio de trigo, símil a una junta nacional de granos, con participación tanto del sector público como del sector privado. El Canandian Wheat Board es un organismo que comercializa todo el trigo y la cebada que se produce para consumo humano en Canadá.
El Australian Wheat Board Limited es una especie de cooperativa de productores de trigo, que monopoliza toda la producción australiana del cereal. En ese país, por ejemplo, está prohibido exportar una determinada raza de ovejas, trigo a granel, cebada a granel y arroz. En Canadá se restringe la exportación de manteca de maní, troncos y algunas maderas y algunos productos que contienen azúcar. (Extractado de El Destape).

 

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