Mendoza cumple sus amenazas

Mendoza ya empezó a cumplir la estrafalaria amenaza de «independizarse» del país tal como expresara su exgobernador Alfredo Cornejo. Así se desprende de las medidas unilaterales que empezó a adoptar sin tener en cuenta su pertenencia a una nación y el cumplimiento de sus leyes.
En el largo pleito por el robo del río Atuel los cuyanos siempre se defendieron con argumentos falaces, que usaron como barreras para bloquear un entendimiento. Basta recordar aquella postura inicial de que el río «nace y muere en Mendoza» y por lo tanto es de su exclusiva propiedad. Caído ese argumento por un fallo de la Corte Suprema de Justicia, La Pampa cayó en la trampa de la Comisión Interprovincial del Atuel inferior, que en casi dos décadas no concretó absolutamente nada. En tanto los mendocinos sostenían que el Desaguadero no era un gran río degradado por la mano del hombre sino un «zanjón de desagüe». Más tarde pretextando la insuficiencia de agua, ofrecieron extraerla de pozos para negar la del río, y cuando la CSJ ordenó la creación de un organismo de cuenca y la entrega inmediata de un caudal desobedecieron lisa y llanamente esa sentencia como lo prueba el cauce seco del Atuel.
Las últimas noticias evidencian que Mendoza ya no solo persiste en su cerrada postura, ilegal y antifederal, sino que pasó a la ofensiva. Semanas atrás presentó en Nación un voluminoso paquete de carpetas sobre Portezuelo del Viento, un acto político antes que un aporte técnico. Días después se le dio gran trascendencia a organizaciones cuyanas que siguen bregando por el trasvase de aguas del río Grande al Atuel, reclamando una acción inmediata en una obra fuertemente resistida por La Pampa y el resto de las provincias de la cuenca del Colorado. El pronunciamiento hizo notar que atender el pedido de los productores «implica un redireccionamiento del proceso licitatorio de Portezuelo del Viento». Con estas y otras acciones Mendoza demostró que sigue prestando atención solamente a sus propios intereses, ignorando olímpicamente la pertenencia de los ríos en cuestión a cuencas interprovinciales.
Pero además de la insistencia en construir la represa bajo sus propias condiciones y sin un profundo estudio de impacto ambiental, la última y más agresiva de esas acciones fue el amenazante discurso del gobernador mendocino anunciando que comenzarán en forma unilateral los estudios del trasvase del río Grande al Atuel, sin tener en cuenta para nada la compensación de caudales del Negro al Colorado que determina el Tratado -que tiene jerarquía de ley nacional- paralizada por una ley provincial rionegrina.
El gobierno pampeano acaba de presentar en Coirco un pedido para que el tema se aborde en el seno del comité de cuenca. Es de esperar que las otras tres provincias, a pesar de sus comportamientos erráticos, adviertan la gravedad de esta nueva jugada unilateral mendocina, más digna de una provincia que quiere «independizarse» de nuestro país que de una jurisdicción que asume su pertenencia a un todo superior, un Estado nacional, que se rige por leyes y por la convivencia pacífica y productiva de todos sus integrantes, sin privilegios ni subordinaciones.