Mendoza no cambia más
Semanas atrás esta columna subrayaba el hecho, no demasiado curioso, de que vista en perspectiva la política hídrica mendocina con relación a los reclamos de La Pampa sobre el río Atuel, evidenciaba una estrategia muy sugestiva: levantar «barreras» sucesivas, de índole política o técnica, a medida que se derrumban los argumentos pergeñados para negar siempre la posibilidad de compartir el agua.
Esa política secuencial continúa funcionando, más o menos disimulada en objeciones de distinto tipo. Es sabido que las copiosas nevadas ocurridas en la Cordillera de los Andes en las últimas semanas cambiaron diametralmente el panorama de pobreza hídrica que se avizoraba para los meses cálidos, a estar por la prolongada sequía que soportaban los ríos cuyanos. La región sur de Mendoza fue de las más favorecidas de la provincia con relación a esas precipitaciones nivales según se desprende de los pronósticos de escurrimientos. Por lo pronto, ha dicho el Departamento General de Irrigación, «la acumulación de nieve al día jueves 30 de julio era del 60 por ciento del total anual para un año normal en el norte mendocino, mientras que en el sur estaba en un 80 por ciento», lo que indicaría que las nevadas en las nacientes del Colorado y el Atuel están por encima de la mitad de los valores de un año promedio. Sin embargo, de inmediato la DGI agrega que «ese volumen no se reflejará en los caudales de los ríos ya que el derretimiento de la nieve irá a alimentar los acuíferos de la provincia de Mendoza, muy deprimidos debido a la sequía que atraviesa la provincia».
En concreto, el organismo advierte que a pesar de la abundancia de agua en forma de nieve en ambas cuencas compartidas con otras provincias, esta vez no habrá un excedente disponible para los abajeños, con lo cual se vuelve a ignorar, mediante una resolución técnica, el fallo de la Corte Suprema de Justicia que determinó cuál es el caudal mínimo del río Atuel que le corresponde a La Pampa. En síntesis: de acuerdo a las informaciones mendocinas las condiciones de escurrimiento del Atuel en esta primavera-verano serán iguales, o menores, de las que venía exhibiendo el río. Por lo tanto, aunque todavía no finalizó el invierno y hay posibilidad de que se repitan en mayor o menor medida las precipitaciones, los escurrimientos de la histórica nevada recientemente caída quedarán en la provincia cuyana, ya sea en sus acuíferos, embalses o áreas bajo riego. El texto oficial en ningún momento menciona específicamente a La Pampa, aunque presenta un panorama que, más o menos sutilmente, recalca que no habrá agua para nuestra provincia.
Tal como se deduce de su lectura, el comunicado ignora en absoluto el fallo de la Corte Suprema en cuanto a las disposiciones que deben regir el manejo compartido del Atuel, entre ellas la creación de un organismo único de cuenca, la herramienta más lógica y efectiva para administrar las aguas compartidas por Estados provinciales. Como se puede ver, la forma en que está planteado el escrito de la DGI no obedece a una especulación gratuita sino, como se dijo, a una estrategia de renovar los pretextos según se presenten las circunstancias.
Artículos relacionados