Viernes 09 de mayo 2025

Muchas palabras y pocas acciones

Redacción 13/02/2016 - 04.05.hs

"Argentinos, a las cosas, a las cosas. Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos". Estas palabras pronunciadas en la memorable conferencia que brindó el filósofo español José Ortega y Gasset en La Plata en 1939 adquieren inesperada actualidad en la Santa Rosa de nuestros días.
Como si no hubiera tantos y tan graves problemas, los habitantes de esta capital siguen con desconcierto la estéril polémica entre funcionarios de la municipalidad y de la Provincia por el manejo del sistema que provee agua potable desde el acuífero Santa Rosa-Anguil.
En principio cabe señalar que a esta altura de los acontecimientos todavía hay una cuestión pendiente y que reviste enorme trascendencia. La concesión del servicio de la Provincia al municipio nunca se llevó a cabo en los términos que exige la ley. Esta es una vieja deuda del Estado pampeano, que viene de arrastre desde hace mucho tiempo, pues ocurre lo mismo con cada una de las poblaciones de la provincia, independientemente de que la distribución esté a cargo de las propias comunas o de cooperativas de servicios públicos.
Así las cosas, resulta evidente que ese severo déficit legal debería subsanarse para acordar, en primer lugar, los términos bajo los cuales se realice la concesión y qué incumbencias tendrá cada una de las partes. Una de las alternativas, quizás la más apropiada según la opinión de los expertos en el tema, es que la Provincia se haga cargo del manejo de la batería de perforaciones y del sistema de conducción hasta las cisternas de Santa Rosa, y que a partir de ese punto la municipalidad asuma las labores de distribución, mantenimiento y cobro del servicio. Esa delimitación de funciones y responsabilidades -en el marco de un convenio de concesión en los términos de la ley, desde luego- debería despejar el camino a un acuerdo entre las partes que hoy aparece obstaculizado por un cruce de acusaciones desmesurado e incomprensible. Pareciera que esa esgrima verbal apuntara a defender intereses subalternos o pequeños espacios de poder en lugar de promover el bien común y la sana economía de los recursos.
Apenas asumieron las actuales autoridades pareció abrirse un camino de entendimiento entre las cúpulas de la municipalidad santarroseña y del Centro Cívico. Pero a poco de andar el clima de concordia se oscureció a partir de declaraciones altisonantes de funcionarios de menor jerarquía de ambas partes que comenzaron a cruzarse hasta con acusaciones recíprocas de proceder con mala fe.
Si algo espera hoy el sufrido habitante de Santa Rosa es que las autoridades electas se aboquen de inmediato a solucionar los muchos y graves problemas que tiene la ciudad. "Hechos, no palabras", el sabio proberbio latino debería guiar tanto a la gestión municipal como la provincial ante un panorama general que hoy es de zozobra y de serias carencias en materia de provisión de servicios públicos que se han deteriorado a niveles inadmisibles por el paso de los años y de las administraciones que poco y nada hicieron por mantenerlos en niveles siquiera aceptables.

 


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