Domingo 14 de abril 2024

Ni Alfonsín ni Duhalde han ido más allá de generalidades

Redacción 11/06/2011 - 04.21.hs

Los candidatos de la oposición han precisado sus compañeros de fórmula. Sus prédicas no convencen y se centran en criticar al gobierno antes que en proponer iniciativas propias.
EMILIO MARÍN
El golpecito de efecto lo dio Ricardo Alfonsín y sus espadachines de plástico (Rozas, Morales, Gil Lavedra), al anunciar que Javier González Fraga sería el compañero de fórmula.
Cuando se formalizó ese binomio en el Comité Nacional de la UCR, no estaban Ernesto Sanz ni Julio Cobos, los otros pretendientes a esa candidatura mayor que fueron quedando en el camino antes de la interna.
Ese no fue el único problema para el hijo del ex presidente. Su pacto con Francisco de Narváez en Buenos Aires levanta polvareda en corrientes internas de ese distrito, caso de la de Federico Storani. En otras provincias hay correligionarios que ven con malos ojos esa alianza, en parte por ser un giro a la derecha con alguien no muy prestigiado en la política, y en parte porque ese arreglo implicó romper los puentes con los socialistas y los margaritos del GEN.
El armado de Fernando de la Rúa en 1999 buscó una alianza con un sector socialdemócrata reputado como de centro-izquierda (Carlos Álvarez-Frente Grande). Ahora los radicales dan un vuelco en sentido contrario.
Ese sería un giro coherente con las definiciones de Alfonsín (h) a favor del lock out sojero en 2008 y de Clarín en cuanto a la ley de medios.
Esa opción desde el centro hacia la derecha se graficó con la designación de González Fraga y la concurrencia de ambos candidatos a un almuerzo con la Bolsa de Comercio. Los recibió el presidente de ese sagrado recinto del Dios Mercado, Adelmo Gabbi, y otros inversionistas como Jorge Brito (Macro), Jorge Cohen (Cohen Bolsa), Juan José Piano (Banco Piano) y Horacio Fargossi (vicepresidente de la Bolsa).
Gabbi les dio la bienvenida y dijo que JGF "es un hombre de la casa". El hombre tuvo o tiene consultorías empresarias, fue asesor de esa Bolsa y de la UIA, amén de haber sido titular del Banco Central en tiempos menemistas.
De esta última acusación trata de zafar diciendo que se fue de ese gobierno por no compartir la convertibilidad. En cambio, de su posible responsabilidad en negocios de Gaith Pharaon, alega que después de 20 años la justicia no condenó a ese inversionista. Este descargo parece más débil que el anterior...
Pudo haber esgrimido que durante la gestión del hombre de Anillaco estaba en disidencia con el indulto a los genocidas. No expuso este punto de vista, porque -como siguió en esa administración, digiriendo el sapo- su salvedad fue sólo de entre casa, como la de Felipe Solá.
Alfonsín podrá decir que en la casa radical planteó cinco desafíos para su eventual gobierno. Así los enumeró: 1. Terminar con la pobreza. 2. Terminar con la inflación. 3. Luchar contra el ejercicio inmoral del poder. 4. Luchar contra la inseguridad y 5. Combatir el destrato a las instituciones.
Ir como primera medida a almorzar con la Bolsa de Comercio no parece muy congruente con la idea de terminar con la pobreza, pues ésta se fabricó allí.

 

Feas colectoras.
Los dirigentes radicales han apelado a una especie de sofisma para justificar las alianzas corridas muy a la derecha, sobre todo en las alianzas provinciales. Consiste en afirmar, como lo explicó el senador Morales, que la lista nacional lleva la sigla de la UCR y el clásico número 3, y el apellido Alfonsín, con los que ganó en 1983. Después, dijo el jujeño, habrá "pragmatismo" en las provincias, en la creencia de que eventuales deslizamientos hacia personajes aún peores que De Narváez no alteraría la esencia de esa propuesta.
Esta explicación es relativa. Llevar de aliado al "Colorado" en Buenos Aires no es algo liviano ni menor, porque se trata de la principal provincia. Pactos similares en provincias de menor rango, puede afectar mucho políticamente en esos distritos, por ejemplo si se llega a firmar algo con el explotador de mano esclava en Salta, Alfredo Olmedo.
La fragilidad de los ataques de estos candidatos opositores al gobierno es porque cuestionan aspectos muy positivos de la gestión de Cristina Fernández, caso de la educación y sus políticas inclusivas. Alfonsín dice querer una educación que eduque, como si la actual no lo hiciera. También se ha referido a una lucha contra la inflación, que tratándose de los radicales suena como mentar la soga en casa del ahorcado...
Una de las pocas definiciones de la dupla radical, pronunciada en bajo tono y rapidito, descubre el sentido poco popular de su programa. Es la que se comprometió a controlar el gasto público, vieja muletilla de las corrientes neoliberales y fondomonetaristas. Con esa concepción fue que Ricardo López Murphy aplicó un recorte en el presupuesto educativo y voló por los aires a los pocos días de debutar en Economía.
Por eso Alfonsín debería ser un poco más modesto a criticar la política educativa de un gobierno que elevó hasta el 6,47 por ciento del PBI las partidas de este rubro.
Otro que carece de esa voluntad de reconocer las cosas positivas que ha hecho la administración CFK es el macrismo, que viene cuesta abajo. Todavía no pudo responder cómo fue que construyó sólo 300 viviendas sociales cuando había prometido 8.000 al año. A duras penas zafó de la impugnación a su candidatura a jefe de gobierno por estar procesado con dos fallos adversos en la causa del espionaje ilegal.
El PRO aún no tiene candidato a presidente, por lo que los macristas en las provincias se van con el partido que les hace la mejor propuesta de cargos. Puede terminar acordando con el duhaldismo en la Capital y Buenos Aires, como ocurrió con el PRO de Entre Ríos.
Si hubiera balotaje en las presidenciales, es muy posible el PRO se sume alegremente a votar la fórmula opositora. Duhalde ya lo dejó claro: en Capital votará a Macri y votará por Alfonsín si hay segunda vuelta.

 

Tiren contra las Madres.
Macri en la Capital y Duhalde en la provincia, a falta de mejores propuestas, vienen practicando tiro al blanco contra las Madres. Aprovechan así el ancho terreno que la falta de controles de Hebe de Bonafini sobre Sergio Schoklender facilitara los posibles delitos que hoy investiga la justicia.
Duhalde ha dicho que tiene la peor opinión sobre las Madres. Es lógico, teniendo en cuenta que propuso un gobierno para los que quieren a Videla y los que no quieren a Videla. Y sobre todo, porque tiene como candidato de su partido a Aldo Rico, para la intendencia de San Miguel. El ex carapintada estuvo sentado en primera fila en el Sheraton Hotel, cuando se lanzaba la fórmula Duhalde-Das Neves.
Y por supuesto el ex militar ratifica su política tendiente a terminar con los juicios por derechos humanos, que debieron ser para "los dos lados", según su desgastada teoría de los dos demonios. El candidato presidencial de ese espacio tiene esa política desde hace rato, en oposición frontal a Néstor Kirchner y CFK. De allí que Cecilia Pando, la videlista que apoya a los ex represores presos, también es una figura repetida en los actos duhaldistas.
A veces el ex presidente provisional habla sin pelos en la lengua y propugna una amnistía o reconciliación o gobierno de unidad nacional con los represores. Y otras veces encubre su proposición con la fórmula de terminar con "el destrato" hacia las Fuerzas Armadas. En uno y otro caso no recoge demasiada adhesión popular, teniendo en cuenta que las movilizaciones del 24 de marzo de cada año repudiando el golpe y el terrorismo de Estado son cada vez más masivas.
Duhalde ha declarado por boca de Momo Venegas que votará a Macri en la Capital y que hará lo propio con el macrista Del Sel en Santa Fe. Su operador cordobés, Eduardo Mondino, sería candidato del PRO en Córdoba. Si sigue así a su corriente no se la deberá llamar "peronismo federal" ni "peornismo", como la bautizó Horacio Verbitsky. Será el peronismo macrista.
Ver en el acto del Sheraton a Rico, Momo Venegas y Luis Barrionuevo es el anticipo de que su candidato no tiene la menor posibilidad de ganar. Pese a lo cual, como un autista, Duhalde dijo allí que él será presidente y luego vendrá un mandato de Das Neves.
Lo primero es ridículo y lo segundo un imposible, al menos con elecciones libres y sin proscripciones ni fraudes. Con un comicio tan poco transparente como el que Das Neves organizó en Chubut, todo podría ser...
Más serio es el intento de alianza de Hermes Binner, Pino Solanas, Luis Juez, Margarita Stolbizer y Víctor de Gennaro. Hoy se sabrá en el congreso socialista del Bauen si se arma una fórmula con Binner a la cabeza. Paradojalmente toda la fauna de derecha está alentando este polo de centro-izquierda: podría lograr un 10 por ciento de los votos en primera vuelta y de ese modo, achicar la cosecha de CFK y forzar el balotaje.

 


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