Jueves 11 de abril 2024

Ofensa internacional

Redacción 11/12/2017 - 01.33.hs

El presidente de EE.UU. volvió a echar combustible al nunca apagado incendio del Oriente Medio, una región en donde prácticamente nació la historia de la humanidad y vive en guerras desde hace veinte o más siglos.
Estas observaciones inquietan en todo el mundo porque la ciega prepotencia de Donald Trump le hizo tomar la decisión de trasladar la embajada de su país desde Tel Aviv, la capital del Estado de Israel, a Jerusalén, la ciudad símbolo de los hebreos pero también de árabes y cristianos, abundante en lugares santos para los tres credos.
Hasta ahora toda la comunidad internacional había acordado mantener un statu quo para la ciudad, pese a su ocupación ilegal por el Estado de Israel que ha desatado frecuentes y violentos enfrentamientos entre árabes e israelíes. La decisión estadounidense viene a confirmar la inquebrantable alianza con Israel, al tiempo que evidencia la notable influencia económica y social que ejerce la pequeña pero muy poderosa parcialidad sionista en el país del norte.
Con este proceder Trump ignoró el pedido de los países aliados de Europa y ya comunicó la decisión al primer ministro de Israel y a sus principales aliados en la región. También a las autoridades del Estado Palestino, directamente implicado en el problema porque reclama sus derechos sobre la ciudad santa de Jerusalén.
La medida rompe abiertamente con la pretensión internacional de alcanzar una situación de paz y conmociona al mundo árabe, mayoritariamente de religión musulmana, que la recibe como una afrenta. Al reconocer de hecho el belicoso expansionismo de Israel, la decisión deja abierta la puerta a un nuevo conflicto de grandes proporciones con el involucramiento de varios países. Por lo pronto las manifestaciones de furia por parte de los perjudicados ya comenzaron, y los muertos, como siempre, los ponen los palestinos.

 


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