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Redacción 03/11/2017 - 01.55.hs

Cuando se habla de trabajo esclavo, la imaginación se remite a los tiempos de la esclavitud, no más acá del siglo XIX.
La imaginación necesita el dato como punto de partida. Son pocas las personas que actualizan su información escolar. Creen que eso ha dejado de existir, que es pasado y que el pasado es un libro cerrado, cuando la verdad es que lo que existió alguna vez difícilmente es extirpado de raíz. La esclavitud fue abolida no tanto por una especie de progreso moral como por el cambio en los medios de producción desde el ingreso a la era industrial y el desarrollo de la tecnología cuando se hizo necesaria la participación de un trabajador capaz de desempeñarse en las nuevas condiciones.
En pleno desarrollo industrial y con tecnología que se renueva a velocidad creciente
las grandes empresas se desnacionalizan y se instalan en países poco o nada desarrollados, donde el trabajador acepta la oferta sin capacidad ni organización para discutirla. Muchas de las grandes marcas de ropa han estado dejando sus países de origen para establecerse en lugares donde existen condiciones laborales que hacen posible incrementar groseramente sus ganancias.

 

¿Sorpresa?
Más de un argentino se ha sorprendido al tomar conocimiento de casos judiciales provocados por denuncias de "trabajo esclavo" o en condiciones de servidumbre.
El trabajo en condiciones de servidumbre tiene expresión en la Argentina porque, si bien la masa laboral está en gran parte organizada, hay trabajadores que se hallan afuera de los sindicatos, en particular los que son traídos a cambio de pagarles el viaje y crearles las condiciones de no ser perseguidos por falta de documentación. Para este fin, alguien busca un edificio espacioso y compra las máquinas, pero elude ocupar al trabajador sindicalizado. Los trae con el pasaje y los instala en ese edificio. Trabajan no menos de diez horas diarias y viven en el mismo edificio, del que salen poco y nada pero siempre con la conformidad patronal. El sueldo actual no suele pasar de los tres mil quinientos pesos mensuales.
¿Son primitivos estos peruanos? No, son gente en situación como la que se da en países de África, sometida a dictaduras insaciables o en estado de guerra permanente o por sequías. . Quieren salir de ese estado y aceptan cualquier oferta, porque siempre será mejor que vivir con hambre y sin esperanzas. Aceptan lo que les ofrecen porque dejan atrás el infierno y porque ese poco es más de lo que pueden esperar en sus lugares de origen. No eligen como seres libres y los nutre y sostiene la esperanza de que, si no ellos, quizás sus hijos hallarán posibilidades de mejora en algún momento. Y porque lo que les ofrecen ya es mejora.
Justicia.
En esta semana la Cámara Federal de Casación Penal ha revocado una decisión del tribunal de San Martín (Buenos Aires), que absolvió en un caso de trabajo de cosedores reducidos a servidumbre. Una mujer aparecía como dueña de las máquinas y proveía a La Salada y a grandes marcas de ropa. La primera instancia absolvió a la propietaria, porque ella y los trabajadores sostuvieron que existía una organización de gran familia y nadie se consideraba explotado.
La Cámara condenó a la propietaria a cinco años de prisión por haber facilitado la entrada al país de una decena de trabajadores para su explotación laboral. El tribunal inferior no había tomado en cuenta la forma de ingreso ni la reducción a la servidumbre. A su vez la Unión de Trabajadores Costureros se declaró insatisfecha porque el nuevo fallo solamente prevé dar pasaje para que los peruanos vuelvan a su país de origen. También objeta a la Cámara porque no apunta a los grandes responsables, o sea las marcas que utilizan los talleres clandestinos.
La UTC dice también que hay en el país entre 25 mil y 30 mil costureros en las mismas condiciones, pero que entre el 75 y el 80 por ciento de ellos no están sindicalizados.
Jotavé

 


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