Lunes 15 de abril 2024

Un reclamo que se oyó en España

Redacción 27/02/2017 - 01.44.hs

El viaje del presidente a España ofreció, en principio, una doble lectura. La primera de ellas -expresa- fue la ya reiterada intención de estrechar lazos y buscar las tan postergadas inversiones, ahora apelando a los capitales peninsulares. La otra bien puede verse como un prudente alejamiento del escándalo que generó el autoperdón de la deuda del Correo, al menos hasta que se aquieten un poco las aguas.
Como era de esperar el gobierno español, también definidamente de derecha, lo recibió con toda la pompa real; se trataba, después de todo, del hombre que había reivindicado a los capitales españoles a tal punto que a través de unos de sus ministros llegó a pedir perdón -literalmente- por el "atrevimiento" del gobierno anterior de reestatizar Aerolíneas Argentinas e YPF.
Pero más allá de las fastuosas recepciones y la inconcebible condecoración al rey con la Orden del Libertador -un homenaje a San Martín, nada menos- no todo fueron rosas para el presidente argentino. Tuvo que escuchar el nombre de Milagro Sala en más de un acto oficial. Un importante espacio político con representación parlamentaria le dedicó un crítico discurso de bienvenida y un desaire al no asistir al banquete de agasajo. Para peor los congresistas se presentaron con remeras que reclamaban "Liberen a Milagro". Tampoco faltaron manifestaciones de repudio realizadas por residentes argentinos en España que fueron rigurosamente ignoradas por la prensa oficialista.
El presidente también bebió un trago amargo en una conferencia de prensa cuando se le preguntó sobre la dirigente jujeña encarcelada y tuvo que acudir al gastado ardid de hablar del federalismo argentino. Previamente debió recibir la carta de un grupo de diputados que le pidieron una reunión -no concedida, desde luego- para que informara acerca del incumplimiento de las solicitudes de libertad que formularon la ONU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otras instituciones de todo el mundo.
El presidente -al igual que en otros escenarios internacionales- forzó una comparación nada feliz al equiparar a la dirigente social jujeña con un golpista venezolano -condenado por alzarse violentamente contra el gobierno y provocar una cincuentena de muertes y destrozos en gran escala en edificios públicos- y volvió a agredir al país caribeño como lo ha venido haciendo desde los inicios mismos de su mandato. La completó diciendo que a la compañía Odebrecht -protagonista del más grande hecho de corrupción en la historia americana- "habría que hacerle un monumento" por la confesión de sus delitos.
La frutilla del postre estaba pensada con la concurrencia de Lionel Messi a la reunión de despedida en la embajada Argentina, adonde había sido invitado. Una foto con el mejor jugador del mundo hubiera significado mucho para los hábiles estrategas publicitarios del macrismo. Pero el genio futbolístico faltó a la cita e inspiró un irónico titular en un diario: "Messi gambeteó a Macri". Quizás para olvidar el desaire, lo primero que hizo el presidente al regresar al país fue volver a tomarse unos días de vacaciones, esta vez en Chapadmalal.

 

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