Martes 23 de abril 2024

Una obra maestra y el cuidado del arte

Redacción 24/04/2014 - 04.23.hs

Uno de los adelantos en materia de políticas culturales de los últimos años ha sido la consideración en que se tiene al patrimonio histórico y artístico en la Argentina. La sociedad ha comenzado a tomar conciencia en ese sentido. De hecho, también se ha puesto la lupa sobre hechos que atentaban en contra de la conservación del pasado y del arte nacional. Investigaciones contra quienes trafican obras que después son vendidas en el llamado "primer mundo", y que continúan con el proceso de saqueo de las culturas que son consideradas subdesarrolladas, o el freno impuesto a la demolición de inmuebles significativos para levantar torres de edificios son algunos ejemplos en ese sentido.
Dentro de la actividad vinculada con la conservación de ese tesoro artístico, un caso significativo ha sido la preservación del mural que el mexicano David Alfaro Siqueiros pintó en la década del treinta en la quinta de Don Torcuato, en Buenos Aires, propiedad del recordado Natalio Botana, fundador del diario "Crítica". El ejercicio plástico es considerado una obra cumbre del arte latinoamericano y fue realizado por el muralista junto con los artistas argentinos Lino Spilimbergo, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino y el escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro.
Luego de la muerte de Botana, el mural quedó abandonado hasta que en la década de 1980 un coleccionista compró la propiedad e intentó rescatarlo. Mediante un trabajo "quirúrgico", las paredes fueron desprendidas, conservándose el mural intacto. Sin embargo, tuvieron que pasar años hasta que fuera finalmente exhibido. Un arduo litigio legal lo mantuvo depositado durante 16 años en contenedores. La obra fue recuperada y restaurada en 2003 y exhibida desde no hace mucho en el moderno Museo del Bicentenario, ubicado detrás de la Casa Rosada.
Ingresar al lugar donde se exhibe el mural casi tal cual fue realizado asombra y estremece al visitante. El observador ingresa a esa "caja" que lo cubre no solo de historia, sino de lo que tiene de bello y grandioso el hecho artístico.
Cabe esta reflexión sobre el lugar que debe ocupar la cultura para los pueblos, y la responsabilidad que le cabe a los gobiernos. No todos tienen la misma actitud, y el área específica en cada administración con frecuencia no recibe la atención y el presupuesto que necesita.
En nuestra provincia hubo políticas tendientes a la conservación del patrimonio, que se implementaron no sin inconvenientes. Mientras el Teatro Español de Santa Rosa ha sido mantenido en todo su esplendor, no ocurrió lo mismo con buena parte de las expresiones arquitectónicas. Pero no solo lo visible no ha sido considerado en su verdadera dimensión. Actualmente el Archivo Histórico Provincial se mantiene cerrado porque su edificio está en restauración y muchos temen por lo que ocurra con la documentación que contenía y que ha sido repartida en diferentes inmuebles.
Los gobiernos, el Estado, deberían considerar la protección de ese patrimonio como una inversión antes que un gasto que recibe las sobras de lo que queda de las obras de infraestructura que se pueden mostrar y publicitar o de las urgencias cotidianas que debe asumir invariablemente.

 


' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?