Viernes 26 de abril 2024

Alarmante estadística

Redacción 09/03/2024 - 09.27.hs

La página 7 de la edición de LA ARENA del último jueves tuvo una singularidad: estuvo íntegramente dedicada a los accidentes ocurridos en Santa Rosa o en cercanías, con el agravante que dos de ellos resultaron con víctimas mortales. Semejante resultado se suma a la estadística que suele caracterizar a la provincia: cantidad de accidentes con víctimas fatales. A ellos, por si no fueran suficientemente alarmantes, se suman los ocurridos dentro de la ciudad, muy especialmente en la avenida de Circunvalación, donde la municipalidad santarroseña brilla por su ausencia en cuanto a controles de velocidad y cumplimiento de reglas de tránsito.

 

Respecto de los primeros se puede decir que en buena medida se deben al exceso de velocidad y la falta de atención de los conductores para con los carteles de Vialidad que advierten en cuanto a máximas y detalles de circulación. Por otro lado, La Pampa se ha convertido en un territorio muy transitado en los cuatro rumbos del país y, sus largos tramos desérticos invitan a los foráneos a incrementar la velocidad mucho más de lo prudente, especialmente si se considera que hoy cualquier vehículo supera con facilidad los 150 kilómetros horarios.

 

La solución o al menos la atenuación de semejantes riesgos debe estar, seguramente, en un incremento e intensidad de la educación de los conductores y no solamente al otorgar el documento que habilita para conducir: tiempo atrás las carrocerías volcadas y expuestas al inicio de una de las rutas desérticas obraba como un fuerte elemento de disuasión para quienes podían caer en la imprudencia.

 

En la misma tesitura de los problemas y peligros del tránsito, la provincia del Neuquén ha introducido un efectivo elemento de control por cierto: la imposición de peaje a los camiones, especialmente de gran tonelaje. Resulta fácilmente comprobable que esos vehículos no solamente condicionan la franja que transitan –están en su derecho, por cierto— pero también causan un marcado deterioro a la capa superior, especialmente en los meses calurosos, cuando el asfalto se ablanda. La circunstancia se evidenció hace un año cuando la intersección de la ruta nacional 5 y la avenida de Circunvalación se vio condicionada por la reparación de los profundos huellones causados por el alto tonelaje de los vehículos de transporte.

 

Del problema neuquino, más acentuado por la constante provisión de material pesado destinado al aprovechamiento de los recursos naturales, participa también nuestra provincia, con el agravante de las decenas de grandes camiones que cruzan por Santa Rosa a través de áreas densamente pobladas. A esa circunstancia se agrega el problema, por cierto que común en todo el país, del ancho de las rutas, inadecuado para la cantidad y tipo de vehículos que las transitan. Prácticamente todos los países que se tienen por modernizados cuentan con sus principales rutas con autopistas o con caminos de al menos tres manos.

 

Claro que esos mismos países cuentan con servicios ferroviarios modernos y eficientes, producto de una política de desarrollo nacional. Algo así como todo lo contrario de lo que se decidió en Argentina, atendiendo a las desatinadas opiniones del Plan Larkin, determinado por aquel general norteamericano y que anulara miles de kilómetros de vías férreas, derivando las cargas –sospechosamente— hacia los grandes negocios del transporte en camiones.

 

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