Viernes 26 de abril 2024

Condenable decisión

Redacción 05/02/2024 - 00.24.hs

Los estados sureños norteamericanos, de neta inclinación racista, siempre han sido afectos y sostenedores de la pena de muerte, que se aplica todavía en el país del norte. La semana pasada, en Alabama, esa inclinación se manifestó de una forma tan asombrosa como infame y cruel: se ejecutó al convicto Kenneth Smith con un nuevo método, privándolo de oxígeno y asfixiándolo con nitrógeno hasta morir. Un procedimiento que se estimaba en cinco minutos de duración pero que se prolongó durante veinticinco, según el relato de testigos. Las mismas personas dejaron constancia que “a las convulsiones iniciales” le siguieron “temblores” y “lapsos de respiración fuerte”, lo que sugiere una larga agonía. El asesor espiritual del condenado, que lo acompañó y confortó hasta sus últimos momentos, fue terminante: "Fue absolutamente horrible. Fue lo más horrible que he visto en mi vida. Esta noche se ha desatado una maldad increíble".

 

El procedimiento aplicado hasta ahora no había sido empleado con seres humanos por lo que Kenneth Smith ofició de conejillo de indias. La circunstancia acaso no debe sorprender, ya que los gobiernos norteamericanos han sido diversos en cuanto a las distintas formas de aplicar la muerte, desde la horca primitiva hasta la silla eléctrica, pasando por la inyección intravenosa.

 

Las Naciones Unidas condenaron que se haya consumado la ejecución por asfixia con gas nitrógeno, ya que para el organismo internacional esa forma se asimila “a una tortura y a un trato degradante”, prohibida en el derecho internacional y que constan en convenciones validadas por Estados Unidos.

 

La forma de ejecución aplicada a Smith, al margen de la consideración filosófica y humanitaria que tiene, revivió en los Estados Unidos discusiones encuadradas dentro de la bioética, para el caso acerca de las formas de aplicar la muerte.

 

“La metodología, que provoca hipoxia al no suministrar oxígeno, fue autorizada en 2018 y hasta esta ocasión no había sido probada en la historia del país”. El comienzo de su posible vigencia obliga a preguntarse si al progreso científico, en su globalidad y al margen de su inmemorial meta de salvar y prolongar vida , ¿también le cabe la posibilidad de aplicarse para provocar la muerte?

 

La especie humana, lamentablemente, ha sido prolífica en cuanto a crear y aplicar formas de morir… No es una cuestión menor y se extiende en el tiempo desde la “degollación de los inocentes” que menciona la Biblia hasta las cámaras de gas implementadas por los nazis para con judíos, gitanos, negros y otros “seres inferiores”, esto por no mencionar los muchos experimentos biológicos –pruebas en realidad--, en distintos lugares y fechas. Siempre sobraron los justificativos y disfraces de esos hechos.

 

El ahora finado Kenneth Smith llevaba décadas en la espera de una muerte de la que no sabía la forma. Paradójicamente, sus últimas palabras tuvieron una justa protesta y comprensión, cargadas de concepción humanística: "Esta noche Alabama hace que la humanidad dé un paso atrás. Gracias por apoyarme”.

 

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