Viernes 26 de abril 2024

El año del ñoqui

Redacción 03/03/2024 - 18.36.hs

Esta semana se produjo un salto cósmico -un eructo- en el calendario. Como en todo año bisiesto, tuvimos un 29 de febrero, ese día extra que se agrega a nuestras vidas, como una verdadera zancadilla, cada cuatro años. En inglés le llaman "leap day", el "día/salto", que parece una buena definición. A la mayoría de la gente no le genera ninguna excitación, salvo la posibilidad de comer ñoquis una vez más al año. Los asesores legislativos se apresurarán a aparecer por el "nido de ratas" a cobrar sus emolumentos (¿o ahora con las transferencias bancarias ni ese día aparecen?). Pero ¿quién piensa en aquellos a los que les tocó nacer este raro día?

 

Ciencia.

 

Todo el problema se origina en que la rotación de la tierra es imperfecta, lo que obliga a añadir este día al calendario cada cuatro años, con base en la ciencia astronómica que se remonta hasta los tiempos del antiguo Egipto. La tierra no completa su rotación en 365 días, sino en 365,25. Esa fracción es la que termina convirtiéndose en el 29/2. El recurso se emplea, básicamente, para mantener el normal curso de las estaciones, ya que, de no haber años bisiestos, cada cien años o por ahí nos tocaría tener invierno en diciembre, lo cual nos permitiría comer turrones y garrapiñadas sin culpa.

 

Y, por cierto, fue una festividad religiosa la que originó todo. Hacia el siglo XVI, la fiesta de Pascuas se adelantaba constantemente del calendario. Esto provocaba consternación al viejo papa Gregorio XIII (Goyo, para los amigos), quien se puso como misión asegurarse que la Pasión de Cristo cayera siempre en marzo o abril, probablemente por la abundancia de pescados para esos meses (ese dato acabamos de inventarlo). Así es como ahora tenemos el calendario gregoriano (que reemplazó al juliano) que inventó el 29 de febrero cada cuatro años, excepto en los años de centenario no divisibles por cuatro (por eso 1900 no fue bisiesto, pero 2000 sí lo fue).

 

Agregaron el día extra en febrero por considerarlo un mes de poca suerte (pobrecito) con tan solo 28 días. Y también, porque es el mes inmediatamente anterior a las Pascuas. Sin embargo los iraníes, con su calendario Jalali, tendrían un sistema aún más refinado y preciso, por el que agregan ocho años bisiestos en un ciclo de 33 años.

 

Bebés.

 

Se calcula que, como consecuencia, hay unos cinco millones de personas en el mundo que comparten este original cumpleaños (el cálculo es: las posibilidades de nacer un 29 de febrero son de 1 en 1.461).

 

Esta originalidad ha generado una especie de subcultura. Como habrá quienes consideren poco deseable tener una fecha de cumpleaños que sólo ocurre cada cuatro años (con las consecuentes dificultades para arribar a la mayoría de edad, la licencia de conducir, el derecho a beber y a equivocarse con el voto en las elecciones), otros se regodean con esto de festejar sólo una cuarta parte de las veces que el resto de la humanidad (a los que llaman, condescendientemente, "anuales"). La idea de celebrar el cumpleaños el 28 de febrero o el 1 de marzo está totalmente fuera de lo que consideran aceptable.

 

Hay una ciudad limítrofe de Texas, llamada Anthony, vecina a otra ciudad del mismo nombre en Nuevo México, que se ha arrogado el título de "Capital Mundial del Año Bisiesto", debido a que en 1988 se produjo un aluvión de nacimientos el 29 de febrero de ese año. Lo celebran haciendo un desfile que abarca las dos ciudades, y últimamente, con un festival que dura toda una semana.

 

Existe, también, una "Sociedad Honoraria de Bebés del 29/2" (Honor Society of Leap Year Day Babies) con sus propios códigos y costumbres. Por ejemplo, celebrar por segunda vez el "sweet sixteen" (equivalente a nuestros cumples de quince) cuando la candidata arriba a los 64 años.

 

A no dudarlo, esta extraña fecha de nacimiento debe generar problemas burocráticos, y más de un padre habrá tomado la decisión de falsear la fecha del parto para evitarse dolores de cabeza.

 

Fama.

 

Por supuesto que también hubo quien se dedicó a compilar una lista de famosos nacidos el 29/2. El primer ministro español, Pedro Sánchez, es uno de ellos. También hay un rapero llamado Ja Rule, un actor llamado Dennis Farina, y hasta un papa, Pablo III, nacido en 1468. Pero sin duda alguna el más famoso de todos es Superman (¿o, debiéramos decir, Clark Kent?)

 

Todos ellos nacidos bajo el signo de Piscis, cuyos nativos son, supuestamente, gente sensible, intuitiva, soñadora y creaativa. Pero los astrólogos andan rompiéndose los cuernos tratando de averiguar si esta extraña fecha de nacimiento provoca alguna característica especial. Los planetas involucrados parecen ser los gaseosos Júpiter y Neptuno: vaya uno a saber adónde conducen esas influencias.

 

Y así como hay quienes vienen a nacer en este día tan particular, hay quienes lo eligen para hacer mutis por el foro. Es el caso de la famosa "piedra movediza" de Tandil, una roca de unas 300 toneladas que logró mantenerse en equilibrio inestable, al borde de un cerro, hasta que finalmente se rindió a la evidencia (y a la ley de gravedad) y se desplomó estrepitosamente, un 29 de febrero de 1912.

 

Desde entonces esa hermosa ciudad bonaerense sólo puede ofrecer como atractivo turístico sus formidables salames, y su condición de lugar natal de presidentes mentirosos.

 

PETRONIO

 

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