Miércoles 08 de mayo 2024

Retroceso colonial

Redacción 27/04/2024 - 00.30.hs

La semana que pasó fue pródiga en sucesos que hacen al insólito desempeño del presidente Milei y miembros de su gobierno, tan insólitos que, francamente considerados, caen en el ridículo a la par que en la indignación.

 

Quizás tratándose de un orden institucional, el proceder que cubre de vergüenza al país es la negativa a cargar combustible en los aviones de Cubana de Aviación. Semejante proceder, que en última instancia procede de Presidencia, acaba por alinear a nuestro país en la política extorsiva e infame de los Estados Unidos –que lleva ya 60 años, a partir de los inicios de la Revolución Cubana- con respecto al bloqueo a la isla, en cualquier aspecto. Ninguno de los gobiernos latinoamericanos, ni hasta el más cipayo, se había atrevido a tanto hasta ahora. Si a ello le sumamos la repetida presencia de la jefa del Comando Sur norteamericano y la de un par de altos funcionarios del país del norte bregando, con éxito, por la desvinculación con China no queda más que reconocer que, mientras una presunta libertad avanza, la Argentina, de la mano de Milei, retrocede a la condición colonial.

 

Las otras consideraciones, aunque del mismo cariz, hacen a lo más cercano. Dolido por la masiva marcha en defensa de la educación pública, uno de los blancos favoritos del presidente, sus funcionarios pretendieron restar importancia a ese millón de personas en la calle con los más absurdos argumentos, atribuyéndoles motivaciones meramente políticas. El premio se lo lleva la afirmación de que una mayoría de los estudiantes concurrentes lo hicieron a cambio de que en los exámenes finales de sus carreras se les pusiera una buena nota… ¿Es que gente militante en la política no concibe otra idea que, además del ridículo, bordea la estupidez?

 

La frutilla del postre, increíblemente, estuvo a cargo del propio presidente durante el acto organizado por una entidad de extrema derecha. Allí no solamente reafirmó su política de tierra arrasada, sino que también obró con una burla abierta, con imitaciones grotescas para con periodistas, políticos y economistas de nota, de estos últimos algunos que, aun siendo del mismo palo político, se habían permitido críticas a su programa de gobierno. De hecho, el más notorio de ellos, Carlos Melconián, tuvo la dignidad de abandonar ostensiblemente la sala ante tan infundada crítica fuera de tono y lugar.

 

De las otras burlas de las que hizo “gala” caben señalar dos: la correspondiente al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kiciloff, difícil de refutar en sus sólidas críticas en cuanto a política y economía, y la correspondiente al periodista Gustavo Silvestre en su programa televisivo, al que imitó en sus apariciones, en las que, a partir de un claroscuro, va iluminando su imagen.

 

El protagonista de semejante histrionismo era, nada menos, que el presidente de la República Argentina, en una imagen que, seguramente, trascenderá a lo internacional y que estuvo refrendada por la presencia del presidente del Uruguay que, para peor, lo había contradicho en su breve discurso en cuanto al papel y la necesidad del Estado en la acción pública.

 

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