Viernes 03 de mayo 2024

Un tema controvertido

Redacción 19/03/2022 - 00.20.hs

El reciente caso de allanamientos por parte de efectivos federales ante una denuncia por apropiación indebida de patrimonio arqueológico no ha sido más que el último paso, y hasta cierto punto también la culminación, de un tema controvertido y no bien llevado dentro de la provincia.

 

Es sabido que, en rasgos generales, el patrimonio arqueológico de La Pampa es amplio, tal vez no tan espectacular en sus manifestaciones como lo es en otras provincias, pero muy nutrido en piezas de tamaño mediano y pequeño. Ese patrimonio no ha sido debidamente resguardado por alguna ley que, si existe, no ha sido aplicada ni tampoco promocionada como advertencia. Las pruebas de ese aserto son muchas y van desde la inexistencia de una entidad específica hasta la desprotección de sitios atractivos, como en el caso de algunos lugares de pinturas rupestres expuestos al vandalismo y/o el deterioro.

 

En lo que hace al caso de los allanamientos en Macachín, el suceso presenta dos aristas opuestas: por un lado, la existencia de muchos buscadores y recolectores de piezas arqueológicas (algunas de singular valor científico) que han procedido a "levantar" aquello que estaba abandonado y a merced de cualquiera que tuviera interés, ya sea científico, emocional o simplemente por curiosidad. Varias de estas personas se han manifestado ante la figura del curador, término que implica que el poseedor reconoce por parte del Estado la propiedad de las piezas que tiene permitiéndosele, en cambio, mantener esas piezas en su guarda. Quienes han recorrido medianamente la provincia saben de estos yacimientos en sitios que están, se diría, al alcance de la mano. Es más: hay una relación directa entre sitios tradicionales en cuanto a asentamientos prehistóricos -y hasta podría decirse famosos- y su riqueza en material arqueológico, como es el caso de Salinas Grandes, la laguna de Guatraché o los manantiales de la Meseta Basáltica.

 

Por otro lado, están los arqueólogos profesionales que, desde hace aproximadamente medio siglo, han comenzado a trabajar sistemáticamente sobre los materiales pampeanos llegando, en algunos casos, a conseguir determinaciones muy interesantes. Ellos, con mirada profesional, destacan que el levantamiento de piezas por parte de personas no conocedoras en el tema y la forma de recoger las piezas les quita valor científico, transformándolas en meras curiosidades, pero con escasas referencias.

 

Así, el problema que se plantea se resume en las dos vertientes señaladas: los que mantienen esa suerte de rejuntes y los profesionales que abogan por un estudio sistemático. Estos últimos, en pro de ampliar un conocimiento científico y, desde luego, necesario; los legos amparándose en que, si ellos no recogieran las piezas, éstas estarían a disposición o poco menos de quienes apuntan nada más que a su pintoresquismo. Ambas posiciones tienen su parte de razón.

 

También es cierto que el despliegue policial que señala uno de los implicados para un asunto tan menor en su aspecto delincuencial ha sido más que exagerado. De hecho, es cierto que semejante proceder deja en una posición desairada a los participantes, quienes han procedido con buena intención.

 

Semejante acción se podría haber evitado -o reducido en todo caso- con la existencia, aplicación y difusión de medidas que regulen una actividad que parece inevitable a nivel particular pero que se podría coordinar con el quehacer oficial.

 

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