Jueves 28 de marzo 2024

“Tito”, 45 años en bandeja

Redaccion Avances 06/01/2023 - 16.00.hs

Tito es amante del fútbol, “hincha de River y de All Boys, y me gusta ir a la cancha cuando puedo. Pero no soy fanático alboyense porque en realidad no soy de Santa Rosa”, aclara.

 

Tito va y viene entre las mesas... es casi mediodía y la céntrica confitería está completa, como en los buenos viejos tiempos. Como antes de esa pandemia maldita que nos condicionó la vida en todo el mundo. El ritmo, ahora, y aún con las dificultades económicas es parecido al de épocas mejores.

 

Y Tito, asistido desde la barra por Horacio (Romero) y por Luis (Jeres), el encargado, cumple diligente con cada pedido. Un café por aquí, un cortado más allá; la pilita de sandwiches para otro comensal; y el submarino con las medias lunas para la chiquilla sonriente que espera en otra mesa.

 

Todo rápido, todo diligente, ágil, como para que el cliente no tenga que esperar... Y si el que llega es el parroquiano de todas las mañanas su pedido no será necesario porque el mozo le acercará lo que sabe qué es lo que le gusta.

 

Horacio García (60) es Tito. Simplemente Tito. El que nació en Realicó en el seno de una familia numerosa, el hijo de José (trabajador del Molino Werner en esa localidad, y conocido por su origen como “El andaluz”) y de Paulina que se dedicaba a cuidar a sus seis hijos. “Éramos muchos, así que si bien era una familia clase media algunos problemitas siempre había. Por eso había que salir a trabajar de pibe... en mi caso a los 10 años iba a la primaria en la Escuela 222 del pueblo, y a la tarde a repartir el diario La Nación, que llegaba a esa hora en camionetas que hacían el recorrido y venían del lado de Córdoba”, recuerda ahora.

 

“Pero mis otros hermanos también trabajaban -agrega-, porque alguno hacía de cadete; otro en el Kiosco de Titín Avalle; y también uno laburaba en una sodería... Eran los tiempos en que los chicos trabajábamos, porque ahora está prohibido”, completa Tito.

 

 

Esposa e hijos.

 

En un momento de la charla quiere mencionar que “hace 39 años estoy casado con Mariana Muñoz, que es de Maissonave, y tenemos tres hijos que por suerte están muy bien... Alejandra es enfermera en Toay, como Enzo que está en la Posta del Barrio Esperanza; y Lucía que estudia”, puntualiza.

 

Destaca que “Mariana la verdad que me aguanta todo...”, la elogia, “porque a veces nosotros tenemos algunos horarios complicados, que no es mi caso ahora”, aclara.

 

Se sabe, los mozos en un bar, confitería o restaurante, son el vínculo entre lo que se prepara en la cafetería y/o la cocina con los clientes; y los que reciben los pedidos que los buenos en el oficio no necesitan de anotar. “La memoria es importante, y le da al mozo cierta ‘chapa’, es como que conoce bien el oficio”, admite Tito.

 

Y es verdad, en estos tiempos de tanta precariedad laboral -aquí y en otros sitios- se pueden ver jóvenes que trabajan de mozos o camareros, pero tienen que apuntar en una pequeña libretita el pedido de los comensales.

 

Si se presta atención se podrá observar, en cambio, que algunos tienen una gran memoria y registran las solicitudes de una mesa aunque haya en ella varios clientes. Y en estos casos, seguro, se trata de laburantes con experiencia y calidad de buenos mozos.

 

 

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