Una pareja de aventureros llegó a Santa Rosa

Arriesgar, dejar un trabajo estable y la familia para cumplir sueños que fueron postergados en el tiempo. Varias familias, parejas con sus mascotas, grupos de amigos o personas solas toman la decisión de arriesgar, cargar las mochilas, unos pesos para vivir en libertad, despacio y con mucho tiempo, recorriendo las rutas argentinas.

 

Esta es la historia de Erika y Franco, una pareja marplatense de unos 40 años que el año pasado emprendió un viaje para conocer el país. Están juntos desde hace diez años y este proyecto siempre estuvo presente en ellos. Por una cuestión u otra fueron retardándolo, luego fue la pandemia la que los obligó a esperar un año más pero ello no les quitó el sueño de alguna vez lograrlo.

 

"A los dos siempre nos gustó la idea de ser libres y de viajar. Teníamos en el tintero este estilo de vida pero por diferentes cuestiones no lo íbamos concretando", comenzó a contar Erika a LA ARENA. Alquilaban una casa, son peluqueros caninos y tenían el comercio en su domicilio; en aquel momento a la furgoneta la utilizaban de flete hasta que la jubilaron.

 

"Nave viajera".

 

Ahí fue el comienzo de la aventura. Empezaron a acondicionarla para convertirla en su hogar. Le levantaron el techo, diseñaron una cama cucheta ya que en un primer momento iba a viajar su hijo, armaron un baño completo, la cocina y un comedor para cuatro personas. "Nos llevó tres años. La hicimos completa en el patio de casa y en los ratos libres nos subíamos a la camioneta a armarla y cuando estuvo lista, que ya salíamos a la ruta, se declaró la pandemia. Decidimos esperar un año más para ver qué pasaba y el año pasado en marzo, entregamos la casa donde vivíamos, cerramos nuestro negocio y salimos a vivir a la ruta", señaló.

 

"La nave viajera", ese es el nombre con el cual denominaron a la furgoneta. En su exterior, está pintada de gris y sus stickers resaltan desde lejos, los cuales hacen hincapié en la importancia de cumplir los sueños y una manifestación contra el maltrato animal. Es que "en su vida anterior", en su casa tenían perros de tránsito que rescataban de la calle; ahora los acompañan Noel y Esperanza porque su tercera mascota falleció en pleno viaje.

 

Inicio.

 

"No queríamos postergarlo más", aseguró Erika y por ello en marzo del año pasado comenzaron la gran aventura por Entre Ríos. "Hacemos un viaje muy lento porque vamos pueblito por pueblito y viajamos sin tiempo. Nos llevó nueve meses recorrer la provincia completa", relató.

 

Durante el verano regresaron a Mar del Plata para visitar a su familia, en especial a su hijo Valentín de 21 años. "En un principio iba a venir con nosotros pero después creció y cambió de proyectos", añadió.

 

En Santa Rosa.

 

Hace una semana volvieron al ruedo y luego de Pehuajó eligieron Santa Rosa. No tienen planificado hasta cuándo se quedarán en la capital pampeana y ayer estaban en la plaza San Martín porque su sustento es la venta de artesanías. "Fran se encarga del engarzado en piedras, la mayoría de lo que es macramé lo hago yo y collares o pulseras lo hacemos entre los dos. Llaveros y porta sahumerios en 3D los hace mi hermano que tiene un emprendimiento con esas máquinas", manifestó. En algunos sitios implementan la venta de tortas y alfajores de maicena.

 

La furgoneta estaba ubicada en la avenida San Martín, frente a la Municipalidad, y con una mesa plegable en su exterior ofrecieron los diversos productos, lo cual llamó la atención de los transeúntes quienes se acercaron a preguntar precios, comprar y conocer la historia de los viajeros.

 

"Nos encanta este estilo de vida", aseguró y manifestó que "como experiencia personal te puedo decir que es maravilloso, hay que adaptarse a los espacios chicos, a usar una cosa y guardarla para poder usar otra". Por último dijo que "todas las personas que tengan ganas de emprender en algo así o que tengan miedos, anímense, salgan de la zona de confort, es súper recomendable y el balance es positivo".